El buque oceanográfico Ángeles Alvariño se ha hecho tristemente famoso durante las últimas semanas por ser el encargado de la búsqueda de las niñas desaparecidas de Tenerife. Una historia ya trágica, a falta de conocer su final, después de que apareciera el cadáver de una de ellas.
Sin embargo, el nombre detrás de la nave tiene también una gran historia detrás que ahora, gracias a las redes sociales y a las aplicaciones de mensajería, ha salido a la luz. Un mensaje, que se ha viralizado a través de Whatsapp, ha permitido a multitud de personas conocer la historia de Ángeles Alvariño, bióloga, oceanógrafa y profesora que nació en un pueblo gallego en 1916. El texto completo reza de la siguiente forma:
Tristemente, estos últimos días, hemos oido mucho el nombre de #AngelesAlvariño, el barco que trabaja incansablemente en las aguas de Tenerife, pero sabemos muy poco sobre la increible historia de la mujer que le dió nombre.
Nació un 3 de octubre de 1916 en Serrantes, un pequeño pueblo costero de Galicia.
En 1934 se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias Naturales pero, a causa de la Guerra Civil, se cerraron las aulas y volvió a Galicia. Aprovechó este tiempo para aprender francés e inglés, lo que le resultaría fundamental para su futura carrera en el extranjero. Ángeles pudo continuar sus estudios tras la guerra y se licenció en 1941. Después de algunos años como profesora de instituto se fue a Madrid junto a su marido, que era militar y había sido destinado en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), donde ella se incorporó como becaria a los 34 años. Dos años después consiguió una plaza de bióloga en el Centro Oceanográfico de Vigo del IEO y empezó a estudiar el zooplancton.
En 1953 recibió una beca para seguir estudiando estos pequeños organismos en Reino Unido, donde se convirtió en la #PrimerMujerCientífica en trabajar a bordo de un barco británico de investigación. Tres años más tarde volvió a hacer las maletas para continuar sus investigaciones en EE.UU. bajo la tutela de otra pionera: Mary Sears. Ella fue quien, impresionada con su obra, la recomendó para ocupar un puesto en el Instituto Scripps de Oceanografía, en California, donde permaneció hasta 1970.
Continuó su carrera en otra prestigiosa institución americana, la NOAA, donde estudiaría las larvas de peces en el plancton. Tras su jubilación, en 1987, continuó trabajando como científica emérita y escribiendo y dando a conocer la historia de las ciencias marinas en España.
Gracias a su meticuloso trabajo, Ángeles describió 22 nuevas especies planctónicas para la ciencia. En 2005 falleció y desde 2012 uno de los buques oceanográficos más avanzados de la flota española lleva su nombre.
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