Casi todos los adultos con síndrome de Down desarrollarán síntomas de Alzheimer al final de la mediana edad y un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) ha mostrado que la enfermedad comienza antes y avanza más rápidamente en las personas con síndrome de Down, un hallazgo que puede tener importantes implicaciones para el tratamiento y la atención de este vulnerable grupo de pacientes.
Los hallazgos forman parte de un estudio publicado en 'Lancet Neurology' que compara cómo se desarrolla y progresa el Alzheimer en dos formas genéticas de la enfermedad: una forma familiar conocida como enfermedad de Alzheimer autosómica dominante, y el Alzheimer vinculado al síndrome de Down.
"En la actualidad, no existen terapias contra el Alzheimer para las personas con síndrome de Down", afirma el coautor y doctor en Medicina y catedrático de Neurología, Beau Ances, que atiende a pacientes con síndrome de Down y explica que históricamente se ha excluido a las personas con esta discapacidad del desarrollo de los ensayos clínicos sobre el Alzheimer. "Esto es una tragedia porque las personas con síndrome de Down necesitan estas terapias tanto como cualquiera", continúa.
El síndrome de Down está causado por la presencia de un cromosoma 21 adicional. Ese cromosoma extra lleva una copia del gen APP (proteína precursora de amiloide), lo que significa que las personas con síndrome de Down producen muchos más depósitos de amiloide en sus cerebros de lo que es típico. La acumulación de amiloide es el primer paso de la enfermedad de Alzheimer. En las personas con síndrome de Down, el deterioro cognitivo suele producirse a los 50 años de edad.
Las personas con enfermedad de Alzheimer autosómica dominante también tienen una cronología predecible del deterioro cognitivo. Estos pacientes heredan mutaciones en uno de tres genes específicos: PSEN1, PSEN2 o APP. Suelen desarrollar síntomas cognitivos a la misma edad que sus padres: a los 50, 40 o incluso 30 años.
"Dado que estas dos poblaciones desarrollan la enfermedad a edades relativamente tempranas, no presentan los cambios asociados a la edad que se observan en la mayoría de los pacientes de Alzheimer, que suelen tener más de 65 años", explica la autora del estudio, Julie Wisch, doctora e ingeniera principal de neuroimagen en el laboratorio de Ances. "Esto, combinado con la edad de inicio bien definida en ambas afecciones, nos brinda una oportunidad poco frecuente de separar los efectos de la enfermedad de Alzheimer del envejecimiento normal y ampliar nuestra comprensión de la patología de la enfermedad", añade.
Como parte de este estudio, los investigadores cartografiaron el desarrollo de los ovillos de tau, el segundo paso en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Utilizando tomografías por emisión de positrones (PET) de 137 participantes con síndrome de Down y 49 con Alzheimer autosómico dominante, los investigadores examinaron cuándo aparecían los ovillos de tau en relación con las placas amiloides y qué partes del cerebro estaban afectadas.
El estudio reveló que las placas amiloides y los ovillos de tau -anomalías proteicas que preceden al deterioro cognitivo en el Alzheimer- se acumulan en las mismas zonas del cerebro y en la misma secuencia en ambos grupos, en términos generales. Sin embargo, el proceso se produce antes y más rápidamente en las personas con síndrome de Down, y los niveles de tau son mayores para un nivel dado de amiloide.
"La progresión normal con el Alzheimer es que se observa amiloide, y luego se obtiene tau -y esto ocurre con una diferencia de cinco a siete años- y luego neurodegeneración", explica Wisch. "Con el síndrome de Down, la acumulación de amiloide y tau se produce casi al mismo tiempo", añade.
En la actualidad solo existe un tratamiento para la enfermedad de Alzheimer aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y que haya demostrado cambiar el curso de la enfermedad: el lecanemab, dirigido contra el amiloide. Dado que la acumulación de amiloide es el primer paso de la enfermedad, el lecanemab se recomienda para personas en fases tempranas de Alzheimer, con síntomas muy leves o leves. También se están desarrollando terapias dirigidas a tau, destinadas a personas en fases avanzadas de la enfermedad, cuando la patología de tau desempeña un papel más destacado.
"Dado que en las personas con Alzheimer asociado al síndrome de Down se produce una compresión de las fases amiloide y tau de la enfermedad, tendremos que centrarnos tanto en la amiloide como en la tau", explica Ances. "Puede que tengamos que idear enfoques diferentes para esta población", apunta.