La genética es uno de los principales factores que inciden directamente tanto en la forma como en la disposición de los dientes. Sin embargo, existen otros elementos que pueden alterar el desarrollo dental causando maloclusión o problemas en la disposición de las piezas. Hábitos como chuparse el dedo durante un período de tiempo prolongado, uso de chupete a partir de los 2 años, los golpes en el rostro o el bruxismo pueden desencadenar daños que es necesario corregir, ya sea a través de la ortodoncia preventiva o correctiva.
En este sentido, cabe explicar que la principal diferencia entre ambos tipos de tratamiento es que, mientras el preventivo busca anticiparse a un problema dental que se está produciendo y que, normalmente, ocurre en los primeros años de vida, el correctivo tiene como objetivo solucionar problemas ortodónticos ya presentes, como la mala alineación de las arcadas dentales.
Es frecuente el uso de ortodoncia fija ('brackets') para estos pacientes, aunque los aparatos removibles también pueden ser utilizados en función del caso a tratar. Aunque la edad más frecuente para este tipo de ortodoncias es en la adolescencia, entre los 9 y los 15 años, cuando la dentición ya es definitiva y los problemas dentales son permanentes, lo cierto es que no existe una edad establecida para corregir la dentadura, ya que en muchas ocasiones se adapta a las características del problema o a la situación del propio paciente.
Es importante que los niños acudan de forma periódica al ortodoncista para descartar problemas en la posición dental y asegurar que la mandíbula y maxilar están creciendo de manera equilibrada. "La edad para someterse a un tratamiento de ortodoncia dependerá de la gravedad del problema y del desarrollo de este. Por ello, siempre es importante consultar a un especialista para que evalúe la necesidad y el momento de aplicar un tratamiento u otro", señala Ignacio Pastor, odontólogo dde la Dirección Asistencial de Sanitas Dental, aunque destaca que "no se recomienda ortodoncia en niños menores de 6 años ya que el desarrollo dental no ha finalizado". De hecho, es cada vez más frecuente que los adultos opten por poner remedio a problemas bucodentales que llevan arrastrando a lo largo de su vida. Al mismo tiempo, la preocupación estética gana cada vez más peso en la decisión de acudir al dentista para corregir la disposición de los dientes.