Un 31 de octubre más, el Mariquelo ha vuelto a subir hastalo alto de la Catedral Nueva de Salamanca. Una ascensión que llevaproduciéndose desde hace 34 años y que ha convertido a Ángel Rufino de Haro,nombre del Mariquelo, en todo un símbolo ya no sólo de la ciudad charra, sinode toda Castilla y León.
En esta ocasión, la subida fue un homenaje a los fallecidos,a los enfermos de coronavirus, a sus familiares y al personal sanitario, tal ycomo especificó el propio Mariquelo en la presentación de la misma. La ascensión,que ha vuelto a contar con el apoyo de la Consejería de Cultura de Castilla yLeón, ha sido de carácter sobrio y austero, acorde al año que estamos viviendo.
La gran diferencia que ha tenido este año la subida a laCatedral Nueva respecto a otros es que, dada la situación sanitaria, ÁngelRufino no pudo ni acceder a la plaza de Anaya a caballo, como suele hacer, nicontar con su habitual séquito. De hecho, la Policía Local, acompañada de laPolicía Nacional, han prohibido el acceso al entorno de la Catedral, lo que haprovocado que algunos curiosos se amontonasen en la Rúa en vez de seguir lasubida por las redes sociales, como habían pedido tanto el Mariquelo como laJunta.
Como es habitual, al llegar a lo alto de la Catedral, Ángel Rufinoha interpretado varias canciones con la gaita y el tamboril. Canciones típicasde la ciudad y la provincia de Salamanca y que tratan de honrar la memoria dequienes ya no están con nosotros así como acompañar a sus familiares en estosduros momentos.