La roboterapia se ha convertido en una de las herramientas más utilizadas en el campo de la salud para paliar síntomas de enfermedades que actualmente no disponen de ningún tipo de cura. Este es el caso de la demencia, donde un pequeño peluche robótico de una foca bebé que mueve los ojos y las aletas puede reducir los efectos que tienen la depresión, la ansiedad, el dolor o la agitación que produce esta afección en los usuarios que la sufren.
PARO, (Personal Assistant Robot), que así es como se llama este simpático robot terapéutico, es el más estudiado del mundo y el que ha recibido mayor número de estudios de su efectividad. No obstante, tal y como apunta Enrique Pérez, responsable de investigación y neuropsicólogo del Centro de Referencia Estatal de Atención de Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias (CREA) del Imserso de Salamanca, este tipo de robots utilizados como terapia tienen que cumplir una serie de requisitos para poder trabajar con ellos, como imitar a los animales que emulan, ser bien aceptados por los usuarios, inofensivos e higiénicos, tener una conducta variada y ser manejables.
¿Por qué una foca y no un perro o un gato?
En el caso de PARO, esta foca posee múltiples sensores de tipo táctil, visual, auditivo, es capaz de orientarse hacia la luz, conoce la posición de las personas que se encuentran en su entorno, el movimiento de las mismas e incluso la temperatura. Se adapta a las circunstancias y se comporta como un animal real y puede aprender las preferencias del usuario a través del refuerzo del comportamiento, lo que le permite expresar diferentes emociones.
Sin embargo, ¿por qué una foca? Según ha apuntado Pérez, los robots que imitan animales que no son familiares son mejor aceptados. “Todos tenemos experiencia con gatos o perros, animales domésticos muy frecuentes, pero nadie con una foca real, por lo que no tenemos una expectativa de su comportamiento”, explica.
Por otro lado, el inventor de PARO, el ingeniero japonés Takanori Shibata, experto en inteligencia artificial, expone que los fármacos psicotrópicos que en ocasiones se utilizan para paliar las consecuencias de la demencia pueden provocar efectos secundarios en el paciente, destacando adicciones y resultados adversos. Por ello, apunta que esta foca, que se ha convertido en un dispositivo médico, se utiliza con el objetivo de rebajar este tipo de tratamientos en espacios como residencias de ancianos, como es el caso del CREA de la capital del Tormes.
Alegría para los usuarios del CREA de Salamanca
En el centro mencionado anteriormente hacen un uso diario de PARO, ya que permite trabajar la función cognitiva, la atención y la memoria de los mayores. "Dependiendo de la fase de la enfermedad podemos trabajar unos compenentes u otros. En las más avanzadas nos ocupamos de los síntomas más psicológicos y conductuales de la demencia", señala Mireia Tofiño, terapeutica ocupacional del CREA de Salamanca. Del mismo modo, indica que detectan que los usuarios del centro después de estar con el robot se sienten más alegres y comunicativos, tanto con los profesionales del lugar como con los compañeros.
Respecto al precio de esta foca bebé, resulta inalcanzable para la mayoría de la población, dado que tiene un coste de 6000 dólares. En el caso del CREA, disponen de dos de estas 'mascotas', una de ellas cedida en el año 2009 por la Fundación Reina Sofía y otra por Asturhealth este pasado 2022.