Como cada 28 de julio, mundialmente se celebra el Día Internacional Contra la Hepatitis. El objetivo es, un año más, concienciar a la población para tratar de evitar y, en un futuro, erradicar, este tipo de enfermedades (especialmente las víricas, si bien pueden ser bacterianas o tóxicas) que afectan al hígado.
Varias son las actividades de sensibilización y concienciación que se realizan en todo el mundo para potenciar, además de los compromisos políticos, dar a conocer las respuestas que ofrecen los diferentes servicios de salud ante dicha enfermedad.
Hepatitis A: De curso débil y prevenible con vacuna
La Hepatitis A es el tipo que menos personas afecta en el mundo, apenas 1,4 millones. La transmisión se da vía fecal u oral (ya sea por contacto entre personas o por la contaminación de agua o alimentos con materias que contengan el virus). Está, pues, ligada a la mala higiene personal o a un saneamiento deficiente.
Eso sí, es débil y de curso leve y prevenible con la vacuna, que se recomienda poner cada vez que se viaja a un país menos desarrollado. Además, según detalla Esther Mate, además de curarse en caso de que se contagie, el cuerpo queda inmunizado y no se vuelve a tener nunca más.
Hepatitis B: Vacunación incluida en el Calendario de Vacunación para los niños
La Hepatitis B es la que más alcance tiene en el planeta, puesto que alcanza a 257 millones de personas. Sin embargo, es prevenible con una simple vacuna que está incluida en el Calendario de Vacunación de los niños y niñas y en España, y se pone en tres dosis en los primeros seis meses de vida.
Así, afecta, principalmente, a las personas de países no desarrollados, así como a las personas de más de 40 años, puesto que fue entonces cuando comenzó a ponerse la vacuna. Por ello, la presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C recomienda a toda la población adulta que se vacune, puesto que poder contagiarse en un país desarrollado lo considera un gesto de imprudencia.
De hecho, las vías de contagio son la parenteral o sexual (es decir, a través del contacto directo con sangre y fluidos corporales infectados), y como recuerda Esther Mate, se trata de la hepatitis más peligrosa y, una vez adquirida, no tiene cura, si bien sí tratamiento farmacológico. Eso sí, si se tiene, es sumamente peligrosa.
Hepatitis C: Sin vacuna pero con cura; enfermedad ‘silenciosa’
La Hepatitis C no tiene vacuna, pero sí cura. Se trata de un tratamiento farmacológico que liberalizó en verano del pasado año “apenas tiene efectos secundarios”, si acaso “algún dolor de cabeza o de estómago”, y no tiene “nada que ver con los tratamientos anteriores”, explica Esther Mate. Este sana, si se detecta a tiempo, en un período de tres a seis meses.
Esta hepatitis es la segunda que más afecta en el mundo (150 millones de personas, 71 de ellas crónicas, es decir, que se les detectó muy tarde) y se transmite a partir del contacto directo con sangre infectada (transfusiones, hemodiálisis, perforaciones, tatuajes o acupuntura, entre otros), por lo que se recomienda extremar la precaución. Al igual que la B, es sumamente peligrosa si se tiene.
Hepatitis D: Se padece sólo si se tiene la Hepatitis B
La Hepatitis D es la que segunda que menos incidencia tiene, ya que ‘tan sólo’ 15 millones de personas están afectadas. Para tenerla es necesario estar contagiado de Hepatitis B, y las vías de contagio son las mismas (contacto directo con sangre y fluidos corporales infectados).
No tiene vacuna, pero no causa gran problema, explica la presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, al menos en los países desarrollados. Tampoco es común en los países no desarrollados.
Hepatitis E: También cursa leve y se resuelve sin problemas
La Hepatitis E se asimila mucho a la Hepatitis A. Afecta a 20 millones de personas en todo el mundo y se transmite de la misma manera, fecal u oralmente. También cursa de manera leve y sin causar muchos problemas, si bien no tiene vacuna, por lo que la prevención se antoja más importante.