Como cada 1 de diciembre, se conmemora el Día Mundial del Sida para apoyar a las personas que viven con el VIH y recordar a aquellas que han fallecido a causa de complicaciones derivadas de la enfermedad. En España se produjeron 282 muertes a lo largo de 2023, según el portal Statista. Castilla y León, con 14, ocupa la sexta posición tras Andalucía (72), la Comunidad Valenciana (47), Cataluña (36), la Madrid (27) y Galicia (18). Aún así, las cifras distan mucho de las registradas en las décadas de los 80, 90 y 2000, siendo 1995 el peor año con 5.857 defunciones.
El reto en la actualidad es aumentar la sensibilización de la población y reducir el número de nuevos diagósticos por VIH-Sida, que aumentó en Europa casi un 12% de 2022 a 2023, tal y como ha señalado este mismo mes el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). ¿Se ha perdido el temor a la enfermedad con los tratamientos que permiten controlar el virus? Oliver Marcos, educador del Comité Antisida de Salamanca, considera que sí: "Pero eso es bueno. Educar en el miedo nunca ha sido positivo. El problema es que no se tiene percepción de los riesgos. La gente de hoy en día no es consciente del peligro que conllevan algunas prácticas sexuales".
Población de riesgo y pruebas de detección
Otro problema es el diagnóstico tardío pese a que la detección se puede hacer de forma gratuita y confidencial mediante un sencillo análisis de sangre o de saliva. "Al final, volvemos a lo mismo. Se debe a la falta de percepción del riesgo. Si una persona lo asume ha de hacerse pruebas de manera rutinaria", mantiene Oliver Marcos. De lo contrario, solo sabrá que tiene VIH cuando presente síntomas, y estos a veces solo se manifiestan en etapas más avanzadas. Los más habituales en la infección primaria son fiebre, dolor de garganta, sarpullido, ganglios linfáticos inflamados o sudoración nocturna.
Es recomendable que las personas que tengan más de diez parejas sexuales, que practiquen sexo sin protección o que hayan tenido alguna ITS en el último año se realicen la prueba de detección del VIH. También las que recurran al chemsex (consumir drogas para intensificar la actividad sexual). Cualquier persona, no obstante, "puede ser candidata y solicitar la profilaxis preexposición (PrEP)", un medicamento contra el virus que se toma para reducir las posibilidades de contraerlo.
La profilaxis preexposición (PrEP) y las pruebas de detección y los chequeos médicos son imprescindibles para evitar que el VIH se desarrolle en el organismo. Cuando esto ocurre, la llamada terapia antirretroviral se convierte en la mejor opción para tratar el virus a la espera de nuevos medicamentos e investigaciones. Estas "tienen limitaciones por la ausencia de fondos, pero cada vez son más las personas que se curan. Los retos son la administración de una vacuna preventina, que la infección deje de cronificarse" o que haya una cura global para la misma, sostiene el educador del Comité Antisida de Salamanca. Uno de los hitos más recientes ha sido la sanación del 'paciente de Ginebra', el primero en ser sometido a un trasplante de células madre sin mutación protectora.
Discriminación y estigma social
Se han logrado grandes avances en la lucha contra el VIH, pero la discriminación sigue siendo una barrera crítica. Oliver Marcos fue diagnosticado con la infección en el año 2018 y desde entonces no ha dejado de dar visibilidad al virus. Al preguntarle por si ha sufrido algún tipo de exclusión por ello nos contesta afirmativamente, "aunque no ha sido significativa" para él. "Hay comentarios que no son los que te gustaría escuchar, pero la mayoría de la gente te trata bien y se muestra solidaria", confiesa.
El estigma en torno a la infección sigue existiendo en la sociedad, incluido el ámbito sanitario. "Te colocan el último en la lista de espera cuando te tienen que intervenir o se ponen doble guante para hacerte una exploración. Muchos tienen la idea preconcebida de lo que era el sida en los años 80 y 90. Faltan itinerarios académicos donde enseñen qué es el VIH", remarca el educador y activista.
Para superar ese estigma es necesario sensibilizar sobre el tema, ya que "no se conocen correctamente las vías de transmisión. Hay gente que piensa que el virus se transmite al compartir espacio con personas afectadas, por besarlas o beber de un mismo vaso". Pero, ¿qué ocurre al mantener relaciones sexuales con personas afectadas? Los que están en tratamiento "no pueden trasmitir". De hecho, se "hace hincapié en que tener sexo con alguien con VIH que se trata es más seguro que hacerlo con quien puede tenerlo y no se hace pruebas".
Retos de cara a 2030
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) ha presentado esa semana un nuevo informe cuyo objetivo es poner fin a la enfermedad como amenza para la salud pública de cara a 2030. Oliver Marcos participó en la presentación. "Este año se está poniendo en valor la desigualdad social y el estigma que existe en la población" pese a que cada vez hay más personas en tratamiento que no transmiten la infección. "Si tuviéramos una sociedad sensibilizada en temas de salud sexual y el sexo dejara de ser un tabú...", afirma.
El nuevo informe de ONUSIDA incide en que el objetivo solo se puede lograr si "los líderes y lideresas protegen los derechos humanos de todas las personas que viven con el VIH o están en riesgo de contraerlo". La tarea de dichos políticos debería incluir "la dotación de recursos económicos y humanos a la población por parte de las administraciones, como la creación de centros específicos o la realización de campañas para reforzar el cuidado de la salud sexual". Especialmente entre la población de 20 y 35 años, donde se produce un mayor número de infecciones.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios