En los últimos tiempos, los ‘smartwatches’ o las pulseras inteligentes se han puesto de moda. Lo cierto es que su uso nos facilita bastante la vida porque nos alerta y sobre todo nos recuerda infinidad de cosas.
Sus funciones son múltiples, dependiendo de cada modelo, pero la mayoría de ellos aparte de comunicarnos cuando recibimos un mensaje o una llamada, permiten medir la actividad deportiva, la frecuencia cardiaca y la calidad del sueño, entre otros aspectos.
En estos tiempos de pandemia, nos hemos dado cuenta de que la salud, más que nunca, es una prioridad para todos. Pero hay que tener cuidado con el binomio que forman la tecnología y la salud.
La OCU alerta de que los ‘wearables’ tienen entre su lista de apuestas la salud. Sin embargo, manda un mensaje de alerta porque está muy bien que los relojes inteligentes nos digan los pasos que hemos dado, las pulsaciones que tenemos o cuál es nuestra tensión arterial, pero estos son solamente datos orientativos. No son, por tanto, una herramienta de diagnóstico. Es decir, que sus resultados no son fiables.
Para llevar un control de nuestro estado físico debemos acudir al médico, ya que estas app con datos de salud no son suplentes de los expertos en medicina, y nos pueden estar trasmitiendo una situación engañosa de la realidad sobre nuestra salud.