El temari es un arte japonés cuyo origen no es del todo conocido y sobre el que circulan muchas versiones, asi como leyendas, pero que, sin embargo, ha evolucionado a lo largo de los siglos, llegando a convertirse en un importante legado que se mantiene vivo también fuera de Japón. Ejemplo de ello es la capital salmantina, uno de los lugares del mundo donde cada vez cobra más importancia la cultura japonesa.
Natsuko Kyoguro, profesora de temari, asentada en Salamanca desde hace más de diez años, reconoce con orgullo que “últimamente Japón esta muy de moda”. Prueba de ello es que lleva desde hace diez años impartiendo talleres de esta artesanía japonesa en nuestra ciudad, afirmando que “cada año viene mucha gente que ya ha estado en cursos pasados”.
Kyoguro vino a España, eligiendo Salamanca, hace 15 años ya. Comenzó como ayudante en la enseñanza del temari junto con otra mujer de origen japonés que se dedicaba a enseñar esta labor a japoneses residentes en Salamanca. Sin embargo, su regreso a Japón llevó a Natsuko a coger las riendas de esta enseñanza que desde entonces imparte en solitario para enseñar a los salmantinos en el Centro Cultural Hispano-Japonés.

Antes de explicar los orígenes del temari, la profesora explica que esta palabra viene de la unión entre Te y Mari, cuyo significado en japonés es mano (Te) y pelota (Mari), traduciéndose literalmente como “pelota de mano”. En cuanto a su procedencia, Natsuko asegura que “se hablan de muchos orígenes. Algunos señalan, incluso, que ya se hacían hace miles de años. Originalmente, el temari se hacía con piel para los hombres, pero después, hace alrededor de unos 600 años, se empezaron a elaborar a partir de telas e hilos como las conocemos hoy, mayormente confeccionadas por las niñeras de los palacios, que cuando tenían tiempo se dedicaban a elaborar los temaris”.
Inicialmente, además, se creaban “para que las princesas jugaran en su habitación, tirándolas por el suelo, pero después se fue extendiendo a la gente más corriente, donde sobre todo las madres lo hacían para sus hijas porque eran redondas y simbolizaban el bienestar, pasando de generación en generación”. También, Kyoguro expone que “dependiendo de los patrones el temari tiene unos significados u otros”.
De ser, por tanto, un juguete para la nobleza japonesa, con el tiempo se ha trasformado en un preciado regalo e incluso en un elemento de decoración, hasta convertirse en joyas como pendientes o colgantes, llaveros e inclusive adornos para el árbol de Navidad. Dice la profesora que “el temari se hace con distintas divisiones que se llaman ‘Asa no ha’, que es como la hoja de lino en Japón, mucho más grande que las de aquí y que crece más rápido y más fuerte”. Un motivo por el que “cuando nacen los niños para que crezcan más fuertes y sanos se regalaban estos dibujos, ya que la ‘Asa no ha’ está asociada con el crecimiento, la prosperidad y la protección, con una vida libre de enfermedades y el deseo de larga vida”.

Otros de los simbolismos del temari, con mayor significado son los relacionados con la naturaleza, por ejemplo, dos de las bolas que Natsuko muestra tienen dos grullas, símbolo de la “longevidad” y la “buena fortuna”. Unas de las más confeccionadas y que más se piden para regalar, también cuando nacen los bebés.
Esta obra de arte, a base de tejer hilos, está asociada a varias regiones de Japón conocidas por la fabricación de temari como son Matsumoto, Goden o Koga entre otras.
Respecto a su fabricación “originalmente eran hilos muy coloridos que sobraban de telas que ya no se usaban, se metían en el interior enrollando hilos hasta formar una pelota. Antiguamente a quienes le gustaba mucho la naturaleza usaban para el relleno cáscara de arroz seca con hilos”, anota Natsuko, a la vez que manifiesta que “dependiendo de las religiones algunas bolas llevan en sus rellenos hilos, algodones, hojas, frutas, lana e incluso en algunas zonas se usan hilos de seda. Por ejemplo, en los talleres aquí en Salamanca yo he usado espuma de poliéster y luego lanas e hilos, haciendo capas porque así es más fácil de bordar”.
Las bolas de temari también, reconoce que se puede hacer con dibujos tridimensionales y telas de kimono antiguas.

El grado de dificultad dice la profesora es “complicado” al principio, “después a base de práctica va siendo más fácil”. También Natsuko advierte que en el mes de abril va a impartir un taller nuevo en Salamanca que no ha realizado hasta ahora. El motivo es porque “como la gente repite en tantos talleres quiere ver algo nuevo, por eso este año convoco un taller de temari con conocimientos previos, donde se aprenderá a elaborar un temari con diseño ‘Asa no ha’, con dos sesiones, una primera para preparar la base y otra segunda para bordar el temari”.
La participación en Salamanca en años anteriores “han sido mayoritariamente mujeres, de mediana edad, que suelen aprender bastante rápido”, aunque confiesa que “lo que más les cuesta es que la bola quede perfectamente redonda”.
El taller se impartirá del viernes 4 al 11 de abril de 18:00 a 20:30 horas, facilitándose materiales excepto alfileres, tijeras, lápiz y regla que deberán traer los alumnos.
La inscripción, en cambio, se abrirá este lunes, 24 de marzo, hasta el martes, 1 de abril, para un máximo de diez personas, que deberá realizarse en el Centro Cultural Hispano-Japonés.
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