La capital del Tormes y el resto de la provincia está en horas muy bajas, y es que la asistencia sanitaria de calidad depende, y mucho, del personal que se contrate. A 24 de enero, la ratio de enfermeras está muy por debajo de lo que debería, casi la mitad. Existen unas 5,35 enfermeras por cada 1.000 habitantes, cuando debería situarse en 9,04 según la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Actualmente, según SATSE, se necesitan 1.200 enfermeras más, es decir, sumadas a las 1.750 con las que cuenta Salamanca, un total de 2.950 enfermeras para los más de 327.000 habitantes que tiene la provincia charra. Este hecho repercute directamente en el número de personas enfermas que se atienden, ya que actualmente asciende hasta 20, cuando únicamente deberían ser unas ocho.
La falta de enfermeras, pues, repercute directamente en las complicaciones sanitarias, sin poder hacer nada ante la escasez de este personal sanitario, lo que ha hecho que se aumente en un siete por ciento el número de muertes en los centros sanitarios.
De este modo, SATSE ha expuesto que “las plantillas son insuficientes, por lo que no se puede llegar a garantizar una atención segura, por lo que reclamamos medidas para solucionar un problema” que consideran “estructural”. Las enfermeras, ante este hecho, llegan a sentir “mayor estrés, ansiedad y una sobrecarga en el trabajo” que afecta directamente a “la salud de los pacientes”.
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