Nació en el seno de una familia de canteros el 21 de septiembre de 1884 y estuvo en contacto directo con la piedra ya desde niño. Quizás por ello, Mateo Hernández es uno de los escultores más destacados de la época moderna, tanto a nivel nacional como internacional. "Su obra es de una calidad excepcional. Se puso las cosas difíciles, buscó materiales duros y manejó la talla directa, técnica de una gran dificultad", señala Ana Belén Iglesias, directora del museo dedicado al trabajo artístico del bejarano.
Las esculturas de animales componen el grueso de su obra. "Le encantaban. De pequeño se dedicaba a dibujarlos y a tallarlos en los sillares de las canteras". La presencia de las bestias en sus trabajos no responde solo a una afición, sino también a cuestiones económicas. Fernande, su compañera de vida, le aconsejó ir al Jardín de las Plantas de París para encontrar inspiración en la naturaleza ante el alto coste de pagar a alguien que posara para él. "Adquirió un bono para entrar y trabajar todo el día en el parque. Era más barato que contratar a un modelo".
Su trabajo pronto captó la atención de los expertos y amantes del arte. En 1920, el barón de Rothschild, conocido por su excentricidad y su afición a la zoología, adquirió 'Pantera' -actualmente en una colección privada en Francia- por 60.000 francos, una cantidad desorbitada para la época. Este hecho le brindó una mayor fama y le permitió trabajar con un mayor desahogo económico.
Pero es otra pantera, la llamada de Java o Kerrigan (apellido del matrimonio estadounidense que la compró), la que se convirtió en su trabajo más conocido e internacional. Mateo Hernández la finalizó en 1925 tras adquirir un bloque de diorita de dos metros de largo. "Tiene 185 centímetros de largo y un aire muy art decó. Es muy especial. Sin duda, una de sus obras maestras", destaca Ana Belén Iglesias.
'La pantera de Java' no solo se mostró en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París del año 1925, sino que también le valió el Gran Premio de Escultura. A día de hoy, se encuentra en el prestigioso Museo Metropolitano de Arte de Nueva York tras ser donada por los Kerrigan. La institución destaca en su página web el proceso creativo del bejarano: "Se colocaba ante una jaula del zoo de París y moldeaba lentamente el bloque de driorita a semejanza del modelo vivo que tenía ante sí.
Otros animales en el Museo Municipal de Escultura Mateo Hernández
No hay que irse tan lejos para conocer las obras de animales del artista, ya que el Museo Municipal de Escultura Mateo Hernández, en Béjar, alberga muchas muestras, como 'La grulla coronada' o las llamadas maternidades de simios (la del chimpacé, la del orangután y la del gorila). "Les da un tratamiento más dulce, más humano que de animal. Es una forma de llevar más allá el amor que tenía por ellos. No hay ejemplares peleando ni luchando, solo en posturas de reposo o en momentos de calma. Busca tranquilidad y ternura a diferencia de otros escultores".
'Maternidad de orangután' ha sido expuesta recientemente en Madrid. Le preguntamos a Ana Belén Iglesias si suelen ceder sus obras a otros museos o galerías. "Las obras se mueven y han salido de aquí en distintas ocasiones. Las que son de gran tamaño son más complicadas de trasladar. Nos solicitaron la 'Maternidad de gorilas', pero pesa más de 2.000 kilos y existía un riesgo. Hay solicitudes que no han llegado a término".
La directora del museo también nos adelanta que el lugar continúa en obras y que la intención es reabrirlo en noviembre, coincidiendo con el 75 aniversario de la muerte de Mateo Hernández. "Estamos cambiando de ubicación las obras, incluyendo señalítica, carteles... Va a sorprender mucho", mantiene. Sin duda, el lugar estará a la altura del "más grande escultor animalista de los tiempos modernos", según señalaba la revista International Studio en 1922.
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