Este miércoles, 5 de julio, es un día histórico para la población española, pues el Ministro de Sanidad, José Miñones, decretaba este martes el fin de la pandemia del COVID-19, y con ello, el fin del uso obligatorio de las mascarillas en los centros sanitarios. Una medida que, sorprendentemente, ha conseguido una cuasi unanimidad de las opiniones al respecto entre los habitantes de la capital salmantina.
Tanto el personal de servicios sanitarios como los propios viandantes de la ciudad comparten su alegría por terminar con esta medida, pero a su vez, reconocen que la pandemia debería haber conseguido inculcar en la sociedad una mayor concienciación a la hora de utilizarla. Además, las altas temperaturas en los meses de verano no facilitan el uso continuo de la mascarilla, sobre todo para los trabajadores de sanidad. “Estoy deseando que entre en vigor, estar ocho horas aquí metida sin poder quitarte la mascarilla con el calor que hace es inhumano”, declara Mónica Carretero, farmacéutica. Rebeca Martín, que también trabaja en una farmacia, quiere recalcar que la medida ha causado muchísimos conflictos entre cliente y trabajador: “Nuestro día a día era una lucha continua para que el cliente se pusiera la mascarilla”.
En otros sectores sanitarios, como en psicología, también festejan la retirada del cubrebocas. Elena Delgado, psicóloga, explica que “en ciertos contextos, como en el ámbito de la logopedia o en el trabajo cognitivo, el uso de la mascarilla dificulta la realización de algunos ejercicios, la comunicación con los pacientes y el reconocimiento de los rostros”.
En el campo de la odontología, la medida no ha supuesto un gran cambio. “Nosotros ya llevábamos mascarilla antes de la pandemia, pues trabajamos muy cerca de la boca de los clientes. Seguiremos poniéndonosla aunque ellos no la lleven”, explica Carlos Muñoz, odontólogo salmantino.
Ciertamente, en los centros de salud y hospitales, el personal respalda la medida con un matiz. “Lo ideal sería que los pacientes llevaran mascarilla si hay riesgo de contagio. No tiene sentido que alguien que se ha roto un hueso venga al centro con el cubrebocas, pero hay departamentos en los que es crucial estar protegido”, declara un médico del Hospital Universitario.
La mayoría de las personas a pie de calle celebra el fin de la pandemia, aunque es innegable que el miedo que ha generado esta crisis sanitaria no desaparecerá de un día para otro: “La gente debería usar la mascarilla cuando exista riesgo de contagiar al prójimo, no tendríamos que haber esperado a que llegara una pandemia para que se impusiera su uso”.
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