Tender la mano a los más desfavorecidos es una labor que lleva mucho trabajo, esfuerzo y horas de dedicación. No es sencillo teniendo en cuenta la cantidad de personas que necesitan ayuda, no solo en España, sino en el resto del mundo. Además, en los últimos años parece que está ayuda ha tenido que incrementarse, ya sea por el constante movimiento en el que se sumerge la sociedad, donde los ricos son más ricos y los pobres más pobres, o por cualquier otro motivo que podríamos imaginar.
Blanca Carbajo es una salmantina que ha recorrido mundo, no hablamos de una persona que haya salido de la carrera y haya querido ponerse a trabajar sin cabeza, sino que minuciosamente ha querido basar su vida en la ayuda a los demás, formándose con estudios y trabajo, pero teniendo en cuenta siempre un factor clave, conociendo desde dentro cómo funciona esa persona o esa familia.
Comienzos
Todo arranca antes de ponerse a estudiar Educación Social en la universidad, siendo monitora desde los quince años ya que el trato de persona a persona ha sido siempre uno de sus puntos fuertes. Ya con niños habría que tener en cuenta muchas variantes, desde la familia de la que vienen hasta la personalidad de ese pequeño. Y no es un trabajo fácil cuando la paciencia, el sentido del deber y la tranquilidad tienen que hacer una mezcla que establezca ese vínculo entre monitor y las personas de la que se encargan.
Teniendo esto como base, Blanca decide estudiar Educación Social. Este grado, a pesar de ser conocido por su nombre, siempre ha creado dudas sobre qué consiste, y sin ir más lejos y teniendo esta formación académica en la Universidad de Salamanca, hablamos de son estudios orientados, desde la ciencia, a ahondar en educación no formal, de adultos, inserción social de personas las personas más necesitadas y, muy importante, la acción socioeducativa en esos campos.
A falta de terminar el grado, realiza sus prácticas en Salamanca Acoge, donde compaginando estudios y trabajo, llegó a trabajar con personas en situación de vulnerabilidad y protección internacional. Tres años después de estar trabajando allí, y tras varios cargos como ser presidenta de la sección juvenil de la asociación o siendo vocal de la organización, donde además llegaron a construir pisos para las personas más necesitadas además de crear muchos programas de inserción, decide cambiar de aires
Tras estar en la capital del Tormes pone rumbo a Valencia, donde sigue formándose tras realizar la carrera universitaria, en el Máster en Cooperación del Desarrollo de la Universitat de Valéncia, algo que sirvió no solo en el ámbito laboral, sino en el más importante, el personal y en saber profundizar en la problemática de la persona que se quiere ayudar.
Una vez finalizó los estudios en tierras valencianas, las experiencias laborales se sucedieron, desde ayudar a menores no acompañados exiliados por el ataque de Rusia a Ucrania, a trabajar en en el Centro de Régimen Semiabierto de Salamanca con las personas que salen del Centro Penitenciario de Topas.
Avión hacia un nuevo destino: de Salamanca a Tenerife
Tras trabajar en Salamanca gran parte de su vida pone rumbo hacia las Islas Canarias. Tenerife será el nuevo lugar donde dedicará sus conocimientos ayudando a uno de los colectivos más vulnerables, los inmigrantes que escapan de sus problemas en búsqueda de una nueva vida en la que tanto ellos como su familia puedan ver la luz.
Allí comienza una nueva vida trabajando con las personas que llegan en pateras a las costas canarias. Ese primer salvamento lo hacen Cruz Roja, Protección Civil y las autoridades y, por último, asociaciones similares a las que trabaja Blanca, en este caso ACCEM tras asignarles a las personas inmigrantes un centro. Lo que muchos desconocen es que la ayuda que se le da a toda esa gente no trata de productos privilegiados, son “materiales muy básicos, productos necesarios a los que cualquier persona en el mundo tendría que tener acceso”.
En ese momento comienza una gran labor de información, donde ellos escuchan cómo funciona España y Europa, los derechos que tienen y los deberes que existen. Allí, como destaca Carbajo: “Tienen una situación realmente desesperante, vienen a salvar sus vidas y las de sus familias”. No solo esto, sino que hay que tener en cuenta que muchas de las personas que llegan a las costas por organizaciones criminales ya que “las mafias hacen negocio de lo peor”.
Del mismo modo, ante todo esto hay que destacar un punto clave, que esas mafias de las que nos habla Blanca “se aprovechan mucho de estas necesidades. Estos chicos vienen, ya no de parte de la mafia, sino que encuentran su billete de salida hacia una vida mejor”.
“Se imparten clases de castellano, el significado de las señales de tráfico, los mapas, las relaciones amorosas o el funcionamiento de las familias desde el respeto”
Colaboración entre instituciones
Algo que no mucha gente conoce es la estrecha colaboración entre personas que trabajan en asociaciones de ayuda y la Policía Nacional, ya que todo esto no es campar a las anchas de nadie, todo tiene un exhaustivo control. Por ejemplo, como nos explica la salmantina: “El secreto profesional es una parte de nosotros, pero como agente social yo tengo que decir lo que veo. Si yo trabajo con menores e intuyo que puede estar en una situación de maltrato, yo lo tengo que comunicar”. Con este tema, pasaría lo mismo, ya que “nos toca muchas veces colaborar con las autoridades porque a veces se llega a ver de refilón a la mafia y tenemos que colaborar con ello y decirlo abiertamente”.
Para saber como funciona esto, además, salvamento hace esa primera recepción, luego “pasan por la Policía donde tienen que ser correctamente documentados, sí o sí, y más tarde es el Ministerio de Exteriores el que asigna recursos, ven si tienen familia o no además de concretar la forma en la que se encargarán de esta situación”. Trabajo nada sencillo para todas las personas que trabajan en las Islas Canarias en esta situación.
En los diferentes centros de acogida es donde empieza a maquinar Blanca todas las estrategias aprendidas. En ese momento, se imparten clases de castellano, el significado de las señales de tráfico, los mapas, las relaciones amorosas o el funcionamiento de las familias desde el respeto.
Otro de los puntos que nos ha explicado la nacida en Salamanca es el idioma. Teniendo en cuenta que la mayoría no habla español, tienes que ponerte en contacto con ellos de cualquier forma posible: “Muchos de ellos hablan francés, algunos inglés pero suelen saber bastantes idiomas. En el caso de que no lleguemos a comunicarnos con ellos, lo hacemos con intérpretes o con mímica”. Además, ha añadido que “por suerte, o la suerte que hay en Africa, tu tienes tu idioma, pero siempre hay un oficial que es el inglés o el francés que soluciona mucho las cosas”.
Hablar de poner rumbo a una nueva vida conlleva miles de temas que están detrás y que quedan en cierto modo eclipsados. Como ha explicado Blanca: “La prevención del suicidio se trabaja mucho, hay que tener en cuenta que esa persona se ha visto en la boligación de venir hasta España en muchas ocasiones para ayudar a sus familiares, cuando llegan aquí, a muchos se les cae todo el mundo encima”.
“No vienen a invadirnos, vienen a sobrevivir”
Pero al igual que existe el agotamiento mental extremo, en lo que hay que seguir trabajando en pro de la salud mental, también existe el otro contrapunto, la felicidad de llegar a las costas, y no solo por la llegadas, sino que muchos “festejan la alegría de seguir vivos”. Al igual que explica la salmantina: “El camino es muy largo y difícil hasta llegar aquí”.
Choque de culturas
Otro de los choques a nivel social es de las culturas, a esto, la joven ha expuesto que “hay una problemática que es real, que las culturas son difíciles. Pero qué suerte tenemos de que sea así y de que seamos tan diversos”. Algo en lo que ha incidido es en que “están dispuestos a conocernos y a cambiar su contexto”. Asimismo, el temor a lo desconocido hace que haya una primera barrera ante la llegada de esas personas, pero a esto, la respuesta que nos ha dado es muy clara: “Comprendo el miedo a lo nuevo pero lo nuevo nos hace avanzar”.
Los temas que se tratan a la hora de ayudar a estas personas a integrarse en la sociedad son muy variados. Por ejemplo, si se habla de sexualidad “tengo que hacerlo desde una situación respetuosa, para que pueda pensarlo con ellos. Cuando trabajo con un adolescente lo hago con mucho tacto, así que en estos casos es igual”.
Ante un contexto tan grave, donde se tendría que tener en cuenta que muchas personas llegan en esas pateras ya muertas, Blanca Carbajo ha querido exponer que “a mi me da pena, he sentido rabia, tristeza, alegría… pero hay muchas personas que son abiertamente racistas y que son buenas personas, pero que no conocen y que tienen miedo a lo nuevo, a lo que no se atreven a conocer”. Además, ha añadido que “deberíamos hacer un esfuerzo, pero a veces no vemos más allá”.
Ante uno de los mensajes que más se ha viralizado en las redes sociales, donde se ha llegado a hablar de la invasión de estas personas en territorio español, la frase que ha querido lanzar Carbajo también ha sido muy clara, muy cortita y al pie, basándose en el contenido y no el continente: “No vienen a invadirnos, vienen a sobrevivir”.