El abandono de los montes españoles ha incitado al incremento de la natalidad en las especies salvajes, un problema que se suma a otros como la escasez alimentaria provocada por la sequía, que ha empujado a estos animales a desplazarse continuamente, adentrándose de forma peligrosa en los entornos o en los propios núcleos urbanos, suponiendo un alto riesgo, tanto para los propios animales como para los humanos, sobre todo en lo que respecta a la siniestralidad vial.
En este aspecto, Salamanca está de “enhorabuena” al tratarse de la provincia de Castilla y León con menor registro de accidentes de tráfico con animales salvajes implicados en el primer semestre de 2023.
Según los datos del Servicio de Emergencias del 112 de Castilla y León, a los que ha tenido acceso SALAMANCA24HORAS, (datos que según aclara el 112 son “orientativos”, no exactos), la provincia charra suma 60 accidentes en carretera en lo que va de año, provocados por el impacto con un animal. De esos 60, tan solo dos han dejado heridos.
En el caso de Castilla y León, los primeros seis meses de este año dejan un registro de 1.346 accidentes, donde Burgos ocupa el primer puesto como la provincia con mayor siniestralidad en las carreteras con un animal implicado (345). Por detrás de ella, y en el siguiente orden, está León con 244; Soria con 149; Segovia (128); Valladolid (126); Zamora (110); Palencia (103); Ávila (67) y Salamanca (60).
Además, las cifras del mes de junio también posicionan a Salamanca como la provincia con menor número de accidentes en este ámbito, registrando solo 8.
Por ahora, las cifras recopiladas en este 2023 están por debajo de las de hace un año, durante el mismo periodo, tanto a nivel de provincia como de Comunidad, ya que, durante el primer semestre de 2022, Castilla y León sumaba un total de 1.435 accidentes de tráfico en este ámbito.
Salamanca ocupaba el penúltimo puesto, ya que fue Ávila la de menor número de siniestros. De nuevo, y por orden, fue Burgos la que más registros acumuló con 389; seguido de León (270); Soria (174); Palencia (126); Valladolid (115); Segovia (114); Zamora (132); Salamanca (56) y Ávila (50).
El número de accidentes provocados por animales en las carreteras de Castilla y León casi se ha duplicado en la última década, al pasar de los 6.587 siniestros contabilizados en 2012 a los 12.501 del 2022, según publicaba hace un mes la Agencia ICAL. Por provincias, según los datos de 2022, Salamanca ocupaba también el penúltimo puesto, con un total de 622 siniestros con implicación de animales en las vías interurbanas. De ellos, 9 fueron con víctimas y 613 con daños materiales únicamente.
Mientras, los datos de 2022 del resto de provincias fueron:
- Burgos: 2.935 accidentes
- León: 2.279 accidentes
- Soria: 1.866 accidentes
- Zamora: 1.177 accidentes
- Palencia: 1.051 accidentes
- Valladolid: 1.010 accidentes
- Segovia: 980 accidentes
- Salamanca: 622 accidentes
- Ávila: 581 accidentes
Por especies, el corzo fue el animal más implicado, culpable de 7.203 siniestros el pasado año, por delante del jabalí, con 3.275. Después aparecen los ciervos (571), perros (443), zorros (277), aves (128), tejones (118) y ganado vacuno (94).
Esto se debe a que según aclaró Pedro Luis Ramos, técnico de Vida Silvestre de la Junta de Castilla y León en Salamanca, a este medio en febrero de 2022, “especies como el corzo o el ciervo se han beneficiado del abandono de muchos cultivos y el consiguiente aumento de las superficies de matorral”. Lo que ha hecho que “el número de animales en ciertas zonas de la provincia como en la Sierra de Béjar o Sotoserrano haya crecido exponencialmente y suponga un problema para la siniestralidad en las carreteras”, además de causar daños importantes en los cultivos agrícolas, o en el ámbito sanitario, sobre todo el jabalí, por la transmisión de enfermedades a la cabaña ganadera.
Por su parte, el Servicio de Emergencias del 112 de Castilla y León recomienda que cuando se vea un animal en la carretera se reduzca la velocidad, no se toque el claxon, se sujete fuerte el volante y se evite deslumbrar al animal, para en la medida de lo posible no se produzca un accidente.