Desde las 00:00 horas de este martes, Salamanca ha entrado en la ‘nueva normalidad’, como todas las provincias de Castilla y León, después de que el Consejo de Gobierno de la Junta decidiera, el pasado jueves, eliminar todas las restricciones autonómicas existentes hasta la fecha.
En concreto, este 21 de septiembre se ha entrado en una “fase de riesgo controlado”, ya que todavía no se puede hablar de “nueva normalidad”, como señalaba el pasado jueves el portavoz de la Junta, Francisco Igea, quien explicaba la creación del nuevo concepto porque no había nada que reflejara exactamente “la actual situación”.
Desde este martes, en toda la Comunidad sólo se mantienen las medidas estatales de actuación contra el COVID-19: el uso de la mascarilla, la distancia interpersonal, las limitaciones en competiciones de alto nivel y las guías de actuación en residencias y centros escolares.
Principalmente, y después del levantamiento de restricciones de hace justo una semana, el paso a la ‘nueva normalidad’ de Castilla y León supone la eliminación del aforo máximo permitido en los diferentes establecimientos comerciales y hosteleros.
Una decisión que responde a los buenos datos COVID-19 que se han dado en las últimas semanas, en las que Castilla y León ha visto cómo su incidencia acumulada caía en picado y la ocupación hospitalaria pasaba a cifras menos preocupantes. El mejor ejemplo es que dos grandes localidades de la provincia de Salamanca, como Carbajosa o Béjar, no han registrado ningún positivo en las últimas dos semanas.
Igualmente, en su intervención del pasado jueves, el vicepresidente señaló que hay un 90% de la población diana vacunada con al menos una dosis y más de un 85% con la pauta completa, por lo que también solicitó una revaluación del semáforo COVID-19 en colaboración con el Ministerio de Sanidad y el resto de comunidades puesto que “la situación ha cambiado y la incidencia ya no es un indicador que mida la gravedad de la evolución de la pandemia”.