Los salmantinos podemos presumir de tener la Catedral más alta de toda España -la torre de las Campanas mide 110 metros, seis más que la Giralda de Sevilla-, y la única que integra dos templos: el viejo, del siglo XII, y el nuevo, construido entre los siglos XVI y XVIII. Esta última idea es una de las que trata de subrayar Raúl Benito Calzada en la visita guiada que permite redescubrir el monumento a los salmantinos de forma gratuita. Se realiza cada lunes a las 16:30 horas -previa inscripción en el Palacio Episcopal o a través del correo catedral@catedralsalamanca.org- y, además de dar a conocer la historia de la construcción, facilita el acceso a estancias que permanecen cerradas a los turistas, como las sacristías.
Las casi treinta personas que conformamos la visita guiada accedemos al templo por la Puerta de Ramos y nos situamos a la entrada para escuchar las primeras explicaciones de Raúl. "Debemos decir iglesia nueva o vieja porque la Catedral la entendemos como un solo edificio. Dentro solo hay una cátedra, la silla del obispo que le da nombre". El templo más antiguo perduró durante varios siglos hasta que el impulso de la Universidad de Salamanca obligó a construir otro más grande. Corría el siglo XVI y, ante lo que iban a tardar las obras del nuevo monumento, se decidió conservar el existente.

"Igual de inusual son los comienzos del templo nuevo. Se inicia por los pies para mantener la alineación de la fachada. Solo hay una para las dos iglesias. La torre de las Campanas separa las dos". La primera piedra se colocó en la calle Benedicto XVI, frente a la Universidad de Salamanca, para "marcar el territorio y frenar su crecimiento". Las obras se prolongaron durante 220 años y el edificio resultante consta de tres naves, un rectángulo perfecto en planta y varias capillas. "Son espacios privados, por eso están cerradas con verjas. Cada una es diferente y responde al gusto y a las capacidades económicas de la gente que las compró". Ese dinero sirvió para erigir la Catedral. A partir del siglo XIX vuelven a ser parte del Cabildo. Algunas son sedes de las cofradías, como la que resguarda a la Soledad.

Una de las capillas más relevantes es la que custodia la imagen más antigua de la Catedral: el Cristo de las Batallas. Data del siglo XI y, según la tradición, acompañó al Cid en la reconquista de Valencia. El líder militar nombró como obispo de la diócesis a Jerónimo de Perigord, que se mudó posteriormente a Salamanca, llevando consigo la preciada talla. "Hay mucha devoción por los milagros que se le atribuyen". Alberto de Churriguera realizó un retablo para colocar la imagen "en el lugar más importante y remarcar esa relevancia". Convive con su copia, realizada porque "no se conservaba apenas nada de la policromía original".

Frente a la capilla se puede admirar desde hace un año la última gran obra de Florencio Maíllo. Se trata de una pintura de cuatro metros de ancho por ocho de largo que representa tres misterios cristianos: la creación, la crucifixión y la resurrección de Jesucristo. El artista de Mogarraz recibió el encargo en verano de 2020, poco después del estallido de la pandemia de coronavirus, por parte de Daniel Sánchez. El canónigo vio en él a la persona indicada para decorar una de las paredes desnudas del presbiterio. Las otras dos también han sido ornamentadas recientemente.
Acceso exclusivo a las sacristías


Al llegar a la puerta de las sacristías, Raúl Benito saca unas llaves y abre la cerradura para permitirnos descubrir dos espacios que suelen estar escondidos de las miradas curiosas de los turistas. La primera sacristía, con bóvedas de tradición gótica y un destacado lavabo de piedra, da acceso a la segunda, de mayor tamaño. Está decorada con varios espejos del siglo XVIII procedentes de Venecia y cuadros y custodia varios tesoros. "La importancia de las catedrales se medía por la de sus reliquias", nos explica nuestro guía. La de Salamanca puede presumir de tener tres espinas de la pasión de Cristo, una carta firmada por Santa Teresa de Jesús y el relicario del brazo de San Jorge.

Esos tesoros conviven en las vitrinas -el relicario está para rehabilitar- con otros elementos valiosos a los que se les da uso en la liturgia -la custodia- o en ritos como la renovación de las promesas sacerdotales -ánforas-. Pero no todas las reliquias se encuentran protegidas tras un cristal. En la parte izquierda de la sala, uno de los sillones de terciopelo rojo dispuesto en torno a una mesa es más especial de lo que parece a simple vista. Una placa atornillada en el respaldo se encarga de advertirlo: "En este sillón se sentó el Papa Juan Pablo II en la dehesa de Alba de Tormes el día 1 de noviembre de 1982 en su visita a la Diócesis de Salamanca".

Salimos de las sacristías para situarnos en la parte central de la Catedral, bajo la cúpula, el espacio más alto. "Se concibe como un faro para que entre la luz". La actual es posterior a 1755, ya que la original se hundió durante el trágico terremoto de Lisboa. Solo se conservan "los relieves que representan las escenas de la vida de la Virgen se conservan". Lo que se sitúa por encima, como las vidrieras, se instaló posteriormente.
Bajamos la vista de nuevo y orientamos la mirada hacia el coro, "donde se reunía el Cabildo para cantar horas litúrgicas". Consta de dos órganos, uno que data del siglo XVI y otro construido en 1744 por Pedro Echaverría que fue renovado en 1992 gracias a la aportación financiera de los emperadores de Japón. Ambos resuenan a la vez en fechas destacadas, como el Día de la Virgen de la Vega, y se acompañaban de instrumentos de viento y de cuerda. "Se encuentran en el archivo de la Catedral con sus fundas. La de Salamanca es la única que conserva esa colección completa". Los coristas, por su parte, se distribuían en dos grupos a ambos lados de la sala. Para saber cuál de ellos debía cantar, se subía una tela en el mismo lugar donde se puede leer la inscripción 'Hic est chorus'.



El templo viejo, el espacio ideal para estudiar Historia del Arte
La Capilla Dorada conectaba con el templo antiguo a través de una puerta cuando la nueva estaba en construcción. "Hoy en día es como un armario", nos desvela Raúl, por lo que nos dirigimos por la entrada habitual a la otra iglesia vieja, más pequeña y oscura, con columnas robustas, elementos románicos y capiteles de hombres luchando contra animales fantásticos. "Es la lucha del bien contra el mal. Ganan los humanos porque se dejan ayudar por Dios. Somos capaces de vencer fuerzas salvajes y cosas que no imaginaríamos".

Las bóvedas evidencian que la iglesia vieja es un edificio de transición del románico al gótico, erigiéndose como "el espacio ideal para estudiar Historia del Arte", mientras que parte de las paredes están decoradas por viñetas que representan los milagros atribuidos al Cristo de las Batallas. "Casi todos son niños que se caen a pozos y la gente se encomienda a él para recuperarlos". Otro de ellos se produjo a principios del siglo XVII, durante unas obras en la misma Catedral. Una piedra de la cúpula se desprendió y cayó sobre la cabeza de uno de los obreros. Todos pensaron que había muerto, pero el operario no tardó en incorporarse al trabajo. Para demostrar que este milagro era verídico, el pedrusco de la historia se clavó a una columna y, a día de hoy, es visible por cualquier salmantino o visitante.

Al avanzar por la iglesia vieja nos encontramos frente al retablo mayor, presidido por la Virgen de la Vega y compuesto por 53 tablas que narran principalmente la vida de Jesús y de su madre. "Tenemos un resumen pictórico de las escenas más importantes de la Biblia". Todo ello está rematado por la pintura del Juicio Final: Cristo está rodeado por ángeles que portan elementos que se utilizan en la Pasión. A la derecha, se representan de blanco y en posición orante las personas que han sido salvadas, mientras que las situadas a la izquierda -entre ellos, una reina, un monje y un Papa- están siendo comidos por un dragón. Es la entrada al infierno. "El Juicio Final es un juicio justo para todos y da igual lo que hayas sido en tu vida". Debajo de lo anterior se sitúa la cátedra donde solo se puede sentar el obispo de la ciudad.

Sorpresa final
Tras pasar por el claustro, donde se funda la Universidad de Salamanca, echamos un breve vistazo a la Capilla de San Salvador, fundada por Rodrigo Arias Maldonado y la única de España -salvo en Toledo-, donde se mantiene el rito mozárabe. Nuestra última parada es la Capilla de Santa Bárbara, fundada en el siglo XIV como capilla funeraria del obispo Juan Lucero. Dos siglos más tarde, se vistió como un aula de la institución académica. "Los estudiantes pasaban la noche anterior a un examen en ella. Al día siguiente, los profesores llegaban para evaluarlos".
En el año 2019, la capilla fue restaurada por completo. "Se descubren detrás del retablo las pinturas que el obispo había mandado pintar de Santa Bárbara". Pero, ¿cómo mantener el retablo en su lugar original y, al mismo tiempo, mostrar el hallazgo? La solución fue añadir una estructura móvil para desplazar el del siglo XVI y dejar visible el de estilo gótico. Raúl nos muestra el mecanismo -que solo se mantiene extendido los martes, jueves y sábados- para sorpresa y maravilla de todos los presentes.
Las pinturas del retablo descubierto en 2019, a diferencia del más actual, muestran con todo lujo de detalles la vida de Santa Bárbara, la joven de origen romano que fue encerrada en una torre por su padre al anunciar su deseo de convertirse al cristianismo. "Manda a unos obreros que construyan tres ventanas; se bautiza metida en una piscina; sale de nuevo al exterior y habla con unos pastores". Su progenitor la encuentra y la lleva frente al emperador. "Hace que pierda el juicio" y es víctima de varios tormentos antes de que se le corte la cabeza. Lo que no cuentan las imágenes es el porvenir del padre: muere alcanzado por un rayo. De ahí que su hija sea considerada como la patrona de las tormentas.
En el centro del retablo había una imagen de Santa Bárbara que no se conserva a día de hoy, a diferencia del oro puro -de 24 quilates- que aumenta el valor de las pinturas. Raúl nos señala la importancia de conservar y mantener el patrimonio de la ciudad y de que recordemos que la Catedral está formada por dos iglesias -la vieja y la nueva-, además de ser el lugar de fundación de la Universidad de Salamanca. Sus explicaciones son respondidas con un gran aplauso. Nos despedimos y salimos de nuevo al exterior sintiéndonos unos privilegiados por descubrir al detalle un monumento único en España.
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