Cinco años desde aquel 14 de marzo de 2020. Media década desde que la vida, según la conocíamos, cambiase por completo durante unos años. La forma de relacionarnos, de trabajar, de vivir... Todo cambiaba por la pandemia del COVID 19, esa enfermedad que azotaría el mundo y que sacaba a relucir lo mejor y lo peor de la gente. Fueron muchas las personas que nos dejaron, desde familiares, amigos o conocidos, donde se iba apagando su vida aferrándose a los respiradores y, por supuesto, al personal sanitario que estuvo en primera fila combatiendo contra el coronavirus.
Cuando preguntamos a las personas de a pie, muchas de ellas llegan a decir que les parece una eternidad el tiempo que pasó desde que se decretase el Estado de Alarma, para otros parece que fue ayer, como si el tiempo se hubiera paralizado por completo. Además, destaca la precaución que ha quedado desde entonces, cuidando a las personas más vulnerables para que no se contagien de la propia gripe, un resfriado o, como no, del COVID 19.
Salamanca fue uno de esos lugares donde más se notó los efectos de la pandemia, tanto por los contagios como por las muertes, en donde SALAMANCA24HORAS quiso informar de la forma más adecuada posible sobre lo que confirmaban las autoridades, los datos que salían y todos los reglamentos que tenían que seguir los comercios de la capital del Tormes y de la provincia, por lo que fue elegido el medio favorito de Castilla y León para conocer qué estaba ocurriendo.
Los benditos comercios locales, el colectivo que peor lo pasó en la pandemia, las tiendas de cercanía, las que nos acompañaron durante toda la vida y donde muchas tuvieron que echar el cierre por completo debido a que los ingresos eran muy inferiores a los gastos. Otros, decidieron quedarse y tirar de ahorros hasta que todo pasase, aunque las medidas de precaución se notasen completamente años después. Eso sí, otros tantos, decidieron echar mano de la solidaridad y ayudar a quien fuera, aunque el alquiler de su local, las cuotas de autónomos o los pagos al personal hicieran que fuera muy difícil hacer un negocio sostenible.
Cabe destacar que Castilla y León fue de las comunidades autónomas de España donde la desescalada fue más lenta, llegando a alegar el vicepresidente de la región por aquel entonces, Francisco Igea, que no se cumplían las condiciones necesarias para proceder a una desescalada en Castilla y León, por lo que Salamanca fue de las provincias en donde las aperturas de los establecimientos marcharon de una forma mucho más lenta.
Las mascarillas se hicieron fieles compañeras en el trabajo, en los viajes, en las terrazas tomando unas cervezas con los amigos o, como es lógico, en los centros sanitarios y hospitales, hecho que causó una gran polémica en la ciudadanía entre los que consideraban que eran necesarias y, por otro lado, los que veían con muy malos ojos esta medida. Esto causó que se hiciera un llamamiento urgente para que no se compraran mascarillas de forma excesiva para evitar el desabastecimiento para los sanitarios.
El mero hecho de ver las calles encogía a cualquier persona, pasando de estar totalmente llenas a que solo se vieran las patrullas de policía. “Las calles del silencio” se hacían presentes en cada uno de los rincones de la capital del Tormes. Las imágenes, como definieron muchos por aquel entonces, parecían totalmente de película.
Por eso mismo, hemos querido conocer cómo ha cambiado el comercio local en Salamanca y los diferentes trabajos que tuvieron que parar o no durante la pandemia, exponiendo las vivencias desde aquel fatídico 14 de marzo de 2020 y las consecuencias posteriores que aparecen que llegaron para quedarse. Por eso mismo, hemos reunido a una veintena trabajadores de Salamanca, con diferentes empleos, para saber cómo se vivió toda esa época.
"Yo estuve ingresado 20 días por el COVID y mi nieto tiró del negocio vía online'

Julia Martín, tienda de costuras
El negocio de las costuras siempre se ha caracterizado por ser un trabajo que se realiza de cara al público, hablando con los vecinos y ganándote la confianza de los clientes. En este aspecto, Julia Martín, ha indicado que “Tuvimos que tirar de ahorros, pagando alquiler y pagando todo. Pasamos mucho miedo, con cita previa, toda la ropa envasada, de una a una. Ha quedado la costumbre de que si hay alguien dentro, el siguiente se sigue quedando fuera. Pero tiramos para adelante, no quedaba otro remedio”. Además, ha añadido que “tuvimos muchos más gastos, había que comprar bolsas para cada prensa, y en eso me ayudó un peluquero amigo”. Con respecto a la forma de trabajar: “Ten en cuenta que una no podía trabajar con guantes, pero se acabó saliendo del paso. Es más, la dueña del local me llegó a decir que si no podía pagar el lugar, que no pasaba nada, que ya se lo pagaría más adelante”.

Mari Paz García Torres, dueña de una veterinaria en El Greco
Los animales de compañía hicieron mucho más llevadera la pandemia, ya fuera por poder tomar un respiro en la calle para que pudieran hacer sus necesidades, o aliviando la soledad de muchas personas. Mari Paz ha explicado que “estábamos autorizados a abrir, y fue una maravilla. Poder trabajar era llevar la pandemia mejor”. Además, durante una pequeña época tuvieron que cerrar porque se contagió el equipo a pesar de seguir todas las normas de seguridad higiénica. Si tuvieran que destacar lo que más les marcó fueron “las muertes de amigos jóvenes y familiares”.

Nines Caamaño, frutera del paseo de la Estación
El maravilloso hábito de ir al mercado, a la carnicería o, como es lógico, a la frutería del barrio. Es el caso de Nines Caamaño y todo el equipo trabajaron en pro de garantizar la llegada de las frutas y verduras a los domicilios particulares: “Solo repartimos a nuestros clientes, y como muchos son mayores y no tenían bizum, les dijimos que no se preocuparan y que ya nos lo pagarían”. Además, ha destacado que “bajaron mucho las ventas ya que la gente iba a los supermercados para realizar todas las compras a la vez, pero conseguimos salir hacia adelante”.

Óscar y su abuelo, tienda de antigüedades del centro de Salamanca
Los comercios donde puedes llegar a encontrar todo tipo de objetos, son una serie de utensilios que la gente utiliza para decorar sus casas. Durante la pandemia, no eran un negocio esencial, pero el trabajo de Óscar, que acabó el grado de Marketing en 2017, sacó el máximo potencial para que el negocio siguiera a flote. Lo de ellos fue curioso, ya que "hubo muchos hijos que querían vender algunos objetos de sus padres fallecidos por el COVID 19". Y es que aunque cayeran los beneficios de forma clara, supieron sostenerse a base de lo que utilizaba todo el mundo cuando estaba encerrado, internet: "Es más, yo estuve ingresado 20 días por el COVID y después quedé con una gran debilidad. Tuve que hacer mucho ejercicio para fortalecer los músculos". Aquí destaca la figura del joven Óscar ya que "él creo una página web tiempo atrás y al final vendimos más por internet que en el propia local". En este caso, las páginas web no fueron algo que restase, sino un gran 'plus' lara sostener un negocio familiar.

Diego Hernández, músico, productor e integrante de MINIÑO
Qué sería del mundo sin la música, ese bien tan preciado que te transporta a lugares inimaginables. Durante la pandemia, muchos utilizaron este arte como alivio de la soledad, pero por otro lado, los benditos conciertos desaparecieron por completo. Diego Hernández es músico desde que tiene uno de razón, productor en la actualidad e integrante de MINIÑO, ha explicado que “Tocaba mucho, componía mucho… pero sientes que estás estancado porque no vives el día a día que es lo que te da la inspiración”.
Con el levantamiento de las restricciones, el sentimiento era agridulce ya que “cuando vuelves a tocar, está guay porque vuelves, pero se siente muy frío todo. Sientes una sensación de que estás tocando en un ambiente totalmente vacío. No solo eso, sino que vivimos una bajada de precios en cuanto a caché, todos cobramos menos y la vida del músico se abarató hasta que después hubo un boom en el precio de las bandas”

Julio López Revuelta, director de comunicación de la Junta de Castilla y León
Si algo destacó por aquel entonces, fue que los datos que nos llegaban eran de la Junta de Castilla y León. A la cabeza estuvo un salmantino que fue el encargado de realizar todo el proceso comunicativo, cambiando por completo la forma de relacionarse con los demás periodistas de la región: “Desde la declaración del estado de alarma se iniciaron ruedas de prensa diarias de forma telemática. Fue necesario reforzar los equipos técnicos de manera inmediata para garantizar las emisiones”. Además, ha destacado que “se abrió un canal de whatsapp con cerca de 100 periodistas que preguntaban en directo sin límite de preguntas ni duración. En ocasiones con más de dos horas de duración”. Por último, ha hecho hincapié en que ”la comunicación institucional fue una de esas funciones esenciales en la pandemia y por tanto se mantuvo en todo momento la actividad”.
Jose Antonio, dueño de una juguetería
El eterno mundo de los juguetes, esos maravillosos objetos que hacen disfrutar a niños y a algún que otro mayor. Jose Antonio, dueño de una juguetería explica que "estuvimos pensando que se podía hacer. Pedimos las ayudas del Gobierno como todo el mundo". Además, destaca que las grandes empresas de internet "también pusieron en riesgo a sus empleados, los repartidores", pero "pero es imposible competir contra las armas de esos gigantes. Dentro de unos años, nos echaremos las manos a la cabeza porque solo veremos telas en las fachadas de las tiendas". Además, ante está crítica ante la imposibilidad de luchar contra empresas como podrían ser Amazon, ha expuesto que "si tú hacías antes de la pandemia tú trabajo bien, la gente iba a volver a tu negocio a conseguir porque eres un buen profesional".
Fue un contraste aún más grande porque pasamos de estar jugando la Copa, celebrando el título con un pabellón lleno en una fiesta del baloncesto a estar confinadas en casa en apenas 4 días

Silvia Domínguez, capitana del Perfumerías Avenida
Uno de los estandartes del deporte salmantino y que será recordada en la historia de la ciudad es Silvia Domínguez, capitana del Perfumerías Avenida, ex integrante de la Selección Española de Baloncesto y campeona de Europa en tres ocasiones, ha explicado que “en nuestro caso fue un contraste aún más grande porque pasamos de estar jugando la Copa, celebrando el título con un pabellón lleno en una fiesta del baloncesto a estar confinadas en casa en apenas 4 días. Era todo incertidumbre, sin saber si la competición seguía o no, si teníamos que estar preparadas o no, si podíamos regresar a nuestras casas o no…”.
En cuanto a la preparación física, ha expuesto que “Como al resto del mundo nos tocó adaptarnos a las circunstancias, tratar de mantenernos en forma como podíamos en casa, yo tengo la suerte de tener un patio en el que tenía una canasta de mi hijo y ahí al menos mataba el gusanillo del baloncesto pero sin duda fue eso, un periodo de mucha incertidumbre y de adaptación”.

Virtu Martín, tienda de pavimentos
Las reformas del hogar se paralizaron completamente, pero había urgencias, como en toda casa, en la colocación e instalación de todo tipo de tarimas de suelos de madera o sintéticos, Virtu Martín, una de las responsables de la empresa, ha explicado que “Nuestro trabajo prioritariamente, es hacer el trabajo dentro de los hogares, al principio no nos dejaban entrar y mantuvimos a los empleados pero tuvimos que dejar de trabajar. La gente tenía miedo de que alguien entrara en sus casas… Hubo un bajón económico que hizo mucha mella y ayudas nosotros no tuvimos, solamente no pagar dos meses de autónomos que después nos lo pidieron. Al final no fue una ayuda sino un préstamo”.

Carlos de la Nava, jugador de Unionistas
Uno de los pocos jugadores del club blanquinegro que siguen desde aquella época, sin contar el año que estuvo en el Hércules, fue Carlos de la Nava. Uno de los capitanes del equipo salmantino ha contado su vivencia durante la pandemia: “Entrenábamos por videollamada, pero si tuviera que destacar algo por aquel entonces fue el cambio de categorías, pasando de Segunda B a la Primera, Segunda y Tercera RFEF”. Además, ha destacado que “cosas tácticas o cosas técnicas no hacíamos y solo hacíamos aspectos físicos para mantener la forma y no perder el ritmo”.

Marcelino Pérez, taxista y presidente de la asociación del sector en Salamanca
Los taxis en Salamanca tuvieron una función esencial durante la pandemia, en un momento en el que las ambulancias no daban a basto “nosotros llegamos a llevar a la gente hasta el hospital de Salamanca”. Además, fue muy curioso, porque desde la centralista de Radiotaxi Salamanca “se llegaba a avisar al conductor de turno de que iba a llevar a un paciente positivo”. Asimismo, cabe destacar que “muchos compramos máquinas de ozono para desinfectar el coche entre un servicio y otro”. El propio presidente de la asociación ha explicado que los ingresos bajaron ya que “había días en los que, después de diez horas, habíamos hecho únicamente dos servicios”. En cuanto a las calles “daban miedo, ya que no se escuchaban ni personas, coches ni pájaros”.

María del Carmen Herrero, peluquera
El sector de la estética fue uno de los más necesitados en aquel momento. Y es que millones de personas en España necesitaban a su peluquero y peluquera. María del Carmen Herrero, dueña de la peluquería que lleva el mismo nombre, ha dado detalles al respecto: "No sabíamos lo necesaria que era la peluquería hasta ese momento. Mucha gente nos echaba de menos, y cuando abrieron restricciones se notaba mucho el miedo y el temor al contagio". Además, ha explicado que "personalmente lo pasé muy mal. Al final simulabas en la peluquería que estabas bien para después marcharte a casa y llorar". Del mismo modo, ha destacado que "al igual que todos, los gastos durante esos meses fueron muy elevados, así que imagínate lo mal que fueron los ingresos".

Michel Rodilla, taller mecánico de la glorieta del Coronel Antonio Heredero Gil
Poco se habla del sufrimiento que hubo con los coches, y es que muchos de ellos no se arrancaban al estar parados durante meses, algo que causó muchos estragos a los dueños de los mismos, que tuvieron que ir a su mecánico de confianza. En este caso, Michel Rodilla, dueño del taller mecánico, ha explicado que "Como éramos personal imprencidible, yo venía siempre. Es más, desvié el teléfono de aquí a mi casa, y cuando llamaban personas que necesitaban su coche para trabajar, me desplazaba hasta aquí, abría la compuerta, metían el coche, se salían y me ponía manos a la obra". Con respecto a la mayoría de reparaciones, fueron baterías donde al final "o íbamos a arrancar el coche, lo traía la grúa o dejaba unas pinzas". Asimismo, ha destacado que "uno sentía hasta miedo cuando venía conduciendo hasta aquí, las calles vacías y no un solo coche, auténtico miedo el por el que se pasaría".

Julio, librero con muchos años de experiencia
Las librerías, bien esencial para la cultura y el saber, fue otro de los sectores que también se vio afectado en Salamanca. Pero como en todo, ante los grandes problemas, grandes soluciones: "Al principio, cuando se podía abrir, pusimos un límite en la puerta, la gente esperaba y nosotros les trajimos los libros". Además, internet fue esencial ya que "vendimos por la web, pero eso no solucionó nada porque todo se lo llevaban los grandes establecimientos". Además, cabe destacar que "estuvimos repartiendo a domicilio, y en eso el boca a boca nos ayudó".
"El campo no entiende de pandemias y teníamos que seguir cuidando a nuestros animales"

Samuel Hernandez, ganadero salmantino de Saldeana
Aún existen jóvenes en Salamanca que se dedican al campo, es el caso de de Samuel Hernández, al que le pilló á pandemia con 26 años y que compaginaba su labora ganadera con un trabajo en otra empresa: “Tenías la obligación de salir a trabajar porque el campo no entiende de pandemia ni enfermedades. Sí que había más control de la Guardia Civil, pero he de decir que coincidió con una buena primavera, por lo que no hubo problemas de abastecimiento”. Además, ha dejado un mensaje con respecto a otra de las enfermedades que azotaron la provincia: “Te voy a ser sincero, me preocupó más la EHE dos años después, que la propia pandemia donde tuve que cuidar a mis animales”.

Francisco Hernández, presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa
La Semana Santa de Salamanca 2020 quedó totalmente anulada por la pandemia del COVID19: “Lo viví intensamente. Recuerdo que en la Semana Santa de Castilla y León tuvimos una reunión y decidimos por unanimidad suspender los desfiles. Desde la consejería de Sanidad nos llegaba información muy veraz y potente. Recuerdo que en Salamanca, donde yo era vicepresidente, se reunió con todos los Hermanos Mayores y con eso nos unimos a toda la región. Si no me falla la memoria fue la primera de España que se suspendió”. Asimismo, ha destacado que si algo positivo pueden sacar de esa época fue que “nos dimos cuenta de que podríamos expandirnos a otros lugares con las redes sociales. Tanto los Hermanos Mayores como los fieles seguíamos venerando estos días y dejando todas nuestras mejores oraciones desde la cofradías”.

Elena Amigo, farmacéutica de Salamanca
Las farmacias fueron otras de las entidades que peor lo tuvieron que pasar en la pandemia. Según ha comentado Elena Amigo, actual propietaria de una farmacia en Pedraza de Alba, estuvo trabajando en la capital del Tormes durante la pandemia: “Faltó conocimiento para todo el mundo y evidentemente para nosotras también. Planteamos diferentes horarios para no juntarnos, pero sí que recuerdo que el ritmo de trabajo fue muchísimo. Además, recuerdo el teléfono constantemente sonando”. Por otro lado, cabe destacar que “cómo la gente no podía salir y estaba confinada, nos acercábamos hasta los domicilios y dejábamos los medicamentos en el ascensor”. Asimismo, ha expuesto que “recuerdo que fue caótico, sobre todo en el tema de las mascarillas, donde a pesar de que los precios estaban desorbitados, la gente seguía comprándolas. Con los test igual la gente venía y compraba diez de golpe cuando eran precios muy elevados”. Si algo les quedó marcado fue “un día que entraron los militares a la farmacia y nos pidieron alcohol para poder realizar más gel hidroalcohólico para la población, y ni nos planteamos cobrar nada, se lo dimos porque entendíamos que era por el bien de la seguridad y la sanidad”.
Como hemos podido comprobar a lo largo de diferentes profesiones, la pandemia afectó de una u otra forma, tanto a los que tuvieron que cerrar como a aquellos establecimientos que eran esenciales. Una mezcla agridulce en la que muchas personas recuerdan a ese ser querido que perdieron, al vecino, al amigo o al conocido. El COVID-19 marcó un antes y un después en la vida de todos, y tras media década, y mirando a nuestras espaldas, a veces podemos llegar a ver ese pequeño temor a la soledad, a ver las calles vacías o, como ocurrió, que cerraran muchos establecimiento que no pudieron soportar los pagos sin ingresos.
De forma lejana y haciendo memoria, fue esa etapa negra de la vida de cualquiera, ya sea porque se privó por seguridad sanitaria la libertad de campar por las calles, de abrazar a un familiar o de que las secuelas que hayan quedado dejen entrever que la inversión en salud mental es esencial en estos tiempos más que nunca. Una época que pasó y, que al unísono, independientemente del color político que se siga, nadie querrá volver a vivir.
Los sanitarios, héroes en primera línea de combate contra el coronavirus
Se ha hablado de todas esas profesiones que hacen nuestro día a día más fácil, pero no podemos olvidarnos de aquellas personas que, incluso en algunos casos, llegaron a dar su vida en pro de salvar la de los demás. Hablamos de los profesionales de los diferentes hospitales de Salamanca y los centros de salud, que a pesar de no tener conocimientos sobre el Covid-19, se expusieron al virus sabiendo el riesgo que se corría. Ellos mismos, y a modo de poder seguir cargando energías, dejaron momento históricos como los aplausos en el propio hospital de Salamanca, reiterando de esta forma que no se iban a rendir ni sucumbir frente al virus.
Médicos, enfermeras, TCAES, celadores, personal de limpieza, profesionales de apoyo, trabajadores en ambulancias, administrativos, mantenimiento… al servicio de la sociedad, con mucho temor al contagio pero no a salvar vidas. Sabiendo que estuvieron desamparados durante muchos momentos por desabastecimiento de material. Un hecho que no hay que olvidar y que muchos ciudadanos quisieron agradecer con una de las imágenes que deja la pandemia, cada día, a las 20:00 horas, se producía un multitudinario aplauso en pro de los profesionales sanitarios, héroes en la época del coronavirus.
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios