La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la malaria (o paludismo) como una enfermedad que puede llegar a ser mortal, que puede prevenirse y curarse hoy en día, y todo ello gracias a una investigación que se ha realizado durante siglos.
En 2020, según estima esta institución sanitaria, hubo 241 millones de casos de malaria en el mundo y 627.000 muertes, el 95 de los casos en África, y de todas las muertes el 80% en niños menores de 5.
En concreto, se transmite por la picadura de parásitos del género Plasmodium, que se transmiten al ser humano por la picadura de hembras infectadas del género de mosquito Anopheles. Los primeros síntomas suelen aparecen hasta 15 días después (escalofríos, cefalea y fiebre), por lo que a veces es difícil identificar que se trata de paludismo, que de no tratarse a tiempo puede desembocar en un cuadro de muerte en apenas 24 horas.
¿Y qué tiene que ver todo esto con los gin tonic? Pues más de lo que pensamos, ya que los gin tonic se realizan a partir de ginebra, pero también con tónica, siendo uno de sus ingredientes principales la quinina, principal principio activo de los fármacos antipalúdicos hasta el siglo XVII.
De ello habla en 'Drogas, fármacos y venenos' (Guadalmazán) el doctor en Química y profesor de la Universidad de Alcalá David Sucunza, quien remarca de hecho que la quinina desde el siglo XVII ha sido el único tratamiento del paludismo, y hasta prácticamente la Segunda Guerra Mundial.
"Posteriormente, dejo de emplearse como tal porque la malaria, al estar generada por un protozoo parásito, el plasmodium, se hizo resistente a la quinina. Y su uso ha quedado restringido al menos para el gran público para la tónica y los gin tonics pero durante ese tiempo tuvo una importancia tremenda", remarca.
Importante para la colonización de territorios
Confiesa en una entrevista con EP que especialmente la quinina tuvo un papel muy importante en el periodo colonizador europeo en África y en los trópicos desde finales del siglo XIX y principios del XX.
"Es un compuesto químico que se obtiene de la corteza del árbol de la quina, una especie de árbol originario de América del Sur. Primero se empleaba la cascarilla, la corteza del árbol, porque no se conocía el principio activo de la fuente natural. Pero a principios del siglo XIX se hayan métodos de extracción de la quinina y se emplea directamente el principio activo y fue una mejora porque así se podían controlar las dosis", indica Sucunza.
"Es un compuesto químico que se obtiene de la corteza del árbol de la quina, una especie de árbol originario de América del Sur. Primero se empleaba la cascarilla, la corteza del árbol, porque no se conocía el principio activo de la fuente natural. Pero a principios del siglo XIX se hayan métodos de extracción de la quinina y se emplea directamente el principio activo y fue una mejora porque así se podían controlar las dosis", indica Sucunza.
El caso del Gin Tonic
Al menos en lo que tiene que ver con parte la farmacéutica y alimentación se sigue usando la quinina en síntesis química, pero también se usa en aguas tónicas y con una pequeña cantidad de quinina.
"El gin tonic nació en la India, a mitades del siglo XIX, y porque las tropas británicas tomaban diariamente una dosis. Al ser un compuesto muy amargo, para endulzarlo la tomaban con agua soda, luego le añadían azúcar, y después la ginebra, y de ahí surgieron los gin tonic. Y en aquel momento la cantidad de quinina era mayor porque tenía un uso farmacéutico esa mezcla", aclara Sucunza.
En este sentido, este experto recuerda que hoy en día, y en grandes cantidades, las aguas tónicas, que contienen quinina están contraindicadas en las embarazadas, dado que esta sustancia es un teratógeno y se han encontrado evidencias de que puede generar problemas en los fetos asociados con sorderas en recién nacidos.
Desde el punto de vista histórico, el doctor en Química recuerda también que hay varios momentos importantes para la quinina, por ejemplo, a mitades del XIX cuando los europeos colonizaron los trópicos: "En ese momento se obtiene de un árbol y las distintas potencias europeas, fundamentalmente Gran Bretaña y Holanda, lograron cultivarla en sus territorios ultramarinos, isla de Java (Holanda) y la India para Gran Bretaña. De hecho, los holandeses lideraron el comercio de la quinina hasta la Segunda Guerra Mundial, al cultivar una variedad muy rica en quinina".
A su juicio, otro momento interesante de la quinina tuvo lugar cuando llegó la II Guerra Mundial, cuando después del Pearl Harbour, los japoneses controlaron la isla de Java y los nazis conquistaron Holanda, de forma que los aliados se quedaron sin quinina. "Esto fue un problema serio porque tanto en el Mediterráneo, como en el Sudeste asiático, había mucha malaria y de hecho en el sudeste asiático había más soldados por malaria que por balas en los hospitales. Entonces en esta época hubo una línea de investigación muy fuerte para encontrar los primeros antipalúdicos sintéticos", resalta.
Y a partir de principios del siglo XX pasó lo mismo, según prosigue, ya que en Alemania se quedaron sin ella, en la Primera Guerra Mundial, al cortar los británicos el tráfico oceánico, manifiesta Sucunza.
"Durante todo el siglo XX la investigación de antipalúdicos ha ido muy de la mano de la investigación bélica. De hecho, el principal remedio contra la malaria es un producto natural, la artemisinina, fruto también de la investigación que surgió en la guerra de Vietman, donde había mucha malaria y además de cepas resistentes a todos antipalúdicos. Así, ambos bandos, por la parte de Estados Unidos y por otra parte Vietnam, a través de su socio, China, investigan en antipalúdicos, y de ahí viene la artemisima, un principio activo procedente de una planta utilizada en la medicina tradicional china; que hoy en día está salvando millones de vidas", sentencia David Sucunza.