Este viernes, el sindicato médico CESM Salamanca enviaba un comunicado a los medios de comunicación en el que acusaba al Hospital de Salamanca de “descontrol” en la vacunación contra el COVID-19 puesto que, según afirmaban, hubo un total de 110 dosis que se inyectaron a profesionales que no les correspondían para no desperdiciarlas.
Sin embargo, en dicho comunicado olvidaban apuntar que su presidente, Ángel Bajo, fue de los primeros sanitarios en vacunarse contra el COVID-19 pese a no estar en primera línea de trabajo porque, como él mismo manifestó, iba a reincorporarse -es liberado sindical y, por lo tanto, está exento de trabajar dadas sus funciones de cargo público- al Servicio de Urgencias, lugar donde tiene la plaza.
No obstante, y tal y como ha podido saber SALAMANCA24HORAS, un mes después de inyectarse la primera dosis (el pasado 15 de enero) y una semana después de ponerse la segunda vacuna (este 5 de febrero), Ángel Bajo sigue sin pisar por el Hospital.
Así pues, parece que el sindicato médico CESM olvida hablar de “descontrol” en la vacunación en un caso similar: la de profesionales que reciben la vacuna cuando no les corresponde. Además, se da la circunstancia de que el presidente nacional de CESM, Francisco Miralles, que al igual que Ángel Bajo es liberado sindical, también recibió la vacuna contra el COVID-19 sin encontrarse entre los grupos prioritarios.
Respecto a las 110 vacunas de las que habla el sindicato, SALAMANCA24HORAS se ha puesto en contacto con fuentes hospitalarias, quienes han comentado que, tal y como ha ocurrido más veces -y este diario ha reflejado-, cada día están citados centenares de profesionales para recibir su dosis correspondiente y que, en el caso de que alguno de ellos no pueda presentarse (ya sea por baja, vacaciones o aislamiento), se va citando a otros sanitarios según el orden establecido en la estrategia de vacunación y que todavía no han sido citados para así no malgastar ninguna dosis.
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