En concreto plantea aprobar que la futura Ordenanza municipal de pisos y viviendas turísticas establezca unas ratios máximas de ocupación respecto a las viviendas residenciales en distintas zonas de la ciudad. Interesa sobre todo en el centro de la ciudad, donde las solicitudes de autorización municipal para nuevas plazas turísticas son una constante en los últimos años.
Es preocupante que edificios enteros, como el que se construirá en el antiguo horno de Marsans, o el que se rehabilitará en la Rúa nº 19, antigua Rayuela, recientemente aprobado, van a ser destinados a esta modalidad de turismo en auge en los últimos años. Su existencia en la zona centro, aumenta de una forma poco armónica las plazas de alojamiento temporal turístico en detrimento del residencial. Cualquier oficina se puede convertir en un alojamiento turístico; cualquier piso es susceptible de dividirse en dos y destinar cada uno de ellos a este fin.
Las consecuencias que ello trae ya se conocen en otras ciudades. Se denomina gentrificación y deja los centros de las ciudades convertidos en lugares con pocos habitantes residenciales. Desaparecen las tiendas y comercios tradicionales y aumentan los de hostelería. Los centros pierden personalidad, los precios de las viviendas y de los alquileres suben desmesuradamente.
Conscientes de ello, muchas ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, recientemente Sevilla han regulado limitando la forma en que pueden autorizarse estos alojamientos cuando no su número. El Tribunal Supremo ha avalado que, por razones de interés público, los ayuntamientos están habilitados para acordar estas limitaciones.
La concejala de Podemos plantea también, a fin de evitar la avalancha de nuevos proyectos, que el Pleno del Ayuntamiento acuerde la suspensión temporal en la concesión de nuevos expedientes de vivienda o alojamiento turístico hasta que entren en vigor las limitaciones que se acuerden en la Ordenanza.