"Una persona multiplica por cinco su fuerza cuando se está ahogando, por lo que puede que no haya una víctima, sino dos"

Con motivo del Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, hablamos con el secretario general de FECLESS sobre cómo actuar ante una situación de peligro en el agua

Socorrista vigilando una piscina. EP
Socorrista vigilando una piscina. EP

Las piscinas y las zonas de baño naturales se convierten en una especie de oasis al que acudir en verano para huir de las altas temperaturas. La diversión y la acción de refrescarse, sin embargo, pueden dar paso rápidamente a situaciones de riesgo si no se siguen las instrucciones de los socorristas o las medidas de prevención necesarias. De hecho, dieciséis personas murieron ahogadas en Castilla y León durante el año 2023, según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo.

Informe Nacional de Ahogamientos 2023. Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo
Informe Nacional de Ahogamientos 2023. Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo

El 25 de julio es la fecha elegida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para celebrar precisamente el Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos y concienciar a la población acerca de este problema prevenible. “Aprender a nadar o saber técnicas de reanimación es imprescindible. Cuantas más personas conozcan los medios, cómo se hacen los primeros auxilios o cómo ayudar a prevenir, mejor”, sostiene Alberto Retuerto, secretario general de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León (FECLESS).

Los mayores riesgos se dan en las piscinas privadas y en los espacios acuáticos naturales que no cuentan con socorrista. "Se puede solucionar con prevención, dando a conocer los peligros que tiene bañarse en zonas no vigiladas o peligrosas". Por ello, las labores de información, ya sea a través de cartelería o de otros medios, deberían intensificarse para avisar a los bañistas de "cómo está la zona de baño, si es apta o no, o de si hay alguna amenaza que pueda cambiar". 

Algunos comportamientos también aumentan ese riesgo aun con la presencia de un profesional de Salvamento y Socorrismo. Hablamos de imprudencias como "tirarse de cabeza en zonas poco profundas -lo que puede llevar a una lesión-, no hacer caso a los socorristas o bañarse en horarios sin vigilancia". El problema es mayor en las piscinas privadas, donde "no se invierte en seguridad para los niños", continúa diciendo Alberto Retuerto.   

Los niños son, precisamente, la población más vulnerable a sufrir un accidente por ahogamiento. Bastan 27 segundos, un palmo de agua y un despiste para que el desenlace sea fatal, según alerta el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León en sus redes sociales. Por ello, recomienda extremar precauciones y tomar medidas de prevención, como ponerles algún elemento de flotación, enseñarles a nadar, no perderlos de vista y mantener sus juguetes alejados del agua. También recuerda la importancia de aprender reanimación cardiopulmonar (RCP).

¿Cómo ayudar a alguien que se está ahogando?

Si una persona se está ahogando, es inevitable que los que se encuentran a su alrededor traten de salvarla de un fatídico desenlace. No obstante, debemos ser conscientes de nuestras propias limitaciones. "Lo primero es saber si se tiene la capacidad para ayudar". Si la respuesta es negativa, lo mejor es no intervenir directamente en el agua "y utilizar otro medio, algo que flote, como una colchoneta o churros". 

El secretario general de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León recuerda que "una persona multiplica por cinco su fuerza a la hora de estar en peligro, por lo que puede que no haya una víctima, sino dos". Los propios profesionales, durante su formación, reciben instrucciones para no entrar en peligro con la víctima: "Nosotros recomendamos ir con algún material de rescate. Si no se tiene a mano, llevar algo que evite que les puedan agarrar". 

"La prevención no se da solo en verano"

 Socorrista
Socorrista

Los socorristas son elementales a la hora de evitar ahogamientos. Cada año, entre seiscientos y setecientos profesionales de salvamento se forman en Castilla y León. Especialmente, para trabajar en instalaciones acuáticas como piscinas, aunque, ante el aumento de las zonas de baño naturales, cada vez son más los que demandan cursos de aplicación en espacios acuáticos naturales. 

La formación de los socorristas se complementa con las campañas que organiza la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León durante todo el año en los colegios, ayuntamientos y diputaciones de la Comunidad. "La prevención no se da solo en verano. Hablamos de los peligros que hay o de las indicaciones a seguir en las zonas de baño. Siempre metemos algo de primeros auxilios", concluye Alberto Retuerto. 

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