Han sido los más golpeados por la pandemia del COVID. Los mayores han sufrido las peores consecuencias de un virus que disparó la mortalidad en las personas mayores de 80 años de Salamanca, colectivo que centró casi por completo el aumento de defunciones durante los primeros meses de la crisis sanitaria.
Las medidas restrictivas impuestas para contenerla también les afectaron de forma grave. Muchas de estas personas mayores viven solas y su ocio se basa en el contacto con otras personas. El aislamiento que trajo consigo el confinamiento les privó de la posibilidad de relacionarse y les impuso una adaptación forzosa a las nuevas tecnologías que a muchos les resultaba muy complicada.
Sin embargo, los mayores fueron fuertes. Un estudio de la canadiente University of British Columbia, publicado en la revista ‘Journal of Gerontology: Psychological Sciences’ corroboró esta afirmación, ya que descubrió que las personas de más de 60 años experimentaban, en conjunto, un menor estrés ante la amenaza de la pandemia. Uno de los autores de estudio, Patrick Klaiber, explicó que “los adultos mayores son emocionalmente resistentes, a pesar de que el discurso público, a menudo, retrata su vulnerabilidad”.
Algunos de los espacios en los que los mayores de Salamanca desarrollan plenamente sus relaciones sociales con amigos y conocidos son los Centros Municipales para Mayores que, como otros tantos servicios, tuvieron que cerrar sus puertas y cesar su actividad durante las etapas más duras de la crisis del COVID. El pasado 10 de junio, con el paso a nivel 2 en la desescalada que se llevó a cabo en Castilla y León, estos espacios retomaron su actividad.
La programación activa de talleres volvió a ponerse en marcha este verano y eso supuso una grata noticia para los mayores de la ciudad. SALAMANCA24HORAS ha acudido al Centro de Mayores Juan de la Fuente, donde la sala de lectura y el aula de inglés han recuperado la actividad.
Y qué alivio ha supuesto para sus usuarios. “Todas las semanas tenía ejercicio físico, idiomas y la Universidad de la Experiencia. La pandemia cortó todo eso”, cuenta una de las participantes en la clase de inglés que, además, no tuvo problemas a la hora de “informatizarse” cuando no podía salir de casa. “Me descargué todas las aplicaciones que necesitaba y pude seguir talleres, conferencias y el club de lectura. Ahora me alegro de haberlo hecho, pero no quiero que las cosas sigan así”, explica.
“Para las personas mayores no es tan importante adquirir conocimientos como relacionarse y salir con otras personas. Espero no tener nunca otra experiencia así”, comenta otra de las alumnas del aula, que también llama la atención sobre la soledad que viven muchos mayores en sus casas. Las actividades en los centros municipales son muy aplaudidas, aunque aprender inglés no es sencillo con mascarilla y con los ruidos ambientales que se cuelan por las ventanas, que tienen que permanecer abiertas como una medida sanitaria más. “Ahora todo está cambiando, por fin. Era todo muy depresivo y nosotros somos mayores, pero no nos sentimos viejos”, puntualiza.
Las salas de lectura de estos centros son otro lugar de encuentro para las personas mayores. A primera hora de la mañana, sin embargo, solo Francisco está leyendo los titulares. “En un rato viene más gente”, dice. Socializar en ese lugar era una de las cosas que más echaba de menos cuando estaba confinado en casa. “Era muy aburrido, estábamos encerrados, pero vamos tirando para delante”, comenta, con una sonrisa que se adivina detrás de su mascarilla.
Ahora, con tiempo “de sobra”, este jubilado disfruta con su afición lectora, sus paseos y sus nietas. “Venir aquí te da la oportunidad de charlar un poco, de socializar”. No obstante, entre las noticias que lee hay algunas que no le gustan. “La juventud no se está portando muy bien. Deben ser un poco más responsables, a veces se desmadran por ahí”, lamenta.
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