Parecía que nunca iba a llegar este día, pero ya es una realidad. La vacuna contra el coronavirus ya ha comenzado a ponerse en Castilla y León. Aunque solo ha sido de forma testimonial y alcanzará a 122 personas a lo largo del día, ya puede empezar a decirse que la Comunidad ya ha comenzado a vacunar contra la COVID-19.
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que también ha admitidio que se vacunará en cuánto le toque, se ha hecho eco de las dos primeras personas en recibir la vacuna de Pfizer.
Se trata de Áureo, de 88 años, residente en Cevico de la Torre, Palencia, y la trabajadora Domitila son las primeras personas de la Comunidad en recibir la vacuna contra la COVID. "Refleja la esperanza de toda la sociedad en la victoria sobre el virus. No bajemos la guardia. Sigamos siendo prudentes", ha asegurado en sus redes sociales.
A partir de este lunes llegarán a Salamanca
La previsión comunicada a la Administración autonómica por el Gobierno central es que, a partir de este lunes, día 28, irán llegando a las nueve provincias de la Comunidad, con periodicidad semanal y hasta el 15 de marzo, el total de 322.440 dosis anunciadas (ver cuadro adjunto con datos provincializados) para completar los dos primeros de los tres ciclos previstos en esta fase de la estrategia de vacunación.
Esta primera etapa contempla cuatros grupos priorizados de población diana: los residentes y personal sanitario y sociosanitario en residencias de personas mayores y con discapacidad; el personal sanitario de primera línea; otro personal sanitario y sociosanitario; y grandes dependientes no institucionalizados.
La Junta de Castilla y León ya tiene en marcha, en el marco de la Estrategia Nacional de Vacunación frente a la COVID-19, un complejo operativo de almacenamiento, distribución y vacunación en el que se basarán las líneas de intervención para el desarrollo de esta campaña para promover la inmunización frente al SARS-CoV-2.
Hay que recordar que se trata de planificaciones abiertas, tanto en el ámbito nacional como autonómico, y por tanto, sometidas a continúa revisión técnica ante una realidad pandémica global cambiante y, desde el punto de vista científico, aún novedosa en su investigación y caracterización.
Por ello, es muy importante que la sociedad, desde sus distintos ámbitos, sea consciente del carácter “vivo” y evolutivo de estas estrategias, en las que, con el objetivo general reducir la morbimortalidad por la COVID-19 mediante la vacunación del mayor porcentaje posible de población, se prevé un análisis y evolución permanentes para su mejor adaptación a las circunstancias que puedan plantearse.
Vacuna
La vacuna que se va a distribuir en esta primera fase es la desarrollada por los laboratorios de Pfizer/BioNTech y posee ciertas peculiaridades en cuanto a su conservación, que hace que su utilización sea más compleja que otras. Es una vacuna basada en el denominado ARN mensajero, que debe conservarse a muy bajas temperaturas (entre 70 y 80 grados bajo cero), viniendo en viales multi dosis, de cinco dosis cada uno de ellos, organizadas en bandejas de 195 viales, que equivalen a 975 dosis de vacuna.
Como se sabe, requiere dos dosis para completar su efectividad, existiendo un plazo entre la primera y la segunda dosis de veintiún días; es necesario, por ello, una compleja organización, planificación y logística para poder aprovechar el máximo de unidades con la mínima pérdida en la cadena de frío o el transporte de dosis.
Se trata de un medicamento que ha obtenido la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) tras haber superado los análisis de calidad y seguridad, habiendo sido testada en más de 44.000 voluntarios de dieciséis o más años en su fase III, siendo las reacciones adversas observadas más frecuentemente la fatiga (62,9 %), cefalea (55,1 %), dolores musculares (38,3 %), escalofríos (31,9 %) y fiebre (14,2 %), efectos similares a los de la vacuna de la gripe y que remiten con medidas sencillas o medicación habitual.