El mes de septiembre ya ha llegado y con él la vuelta al colegio. Donde en años anteriores se asumía la ilusión de empezar el nuevo curso, los nervios por las desconocidas asignaturas y la tensión de los padres por forrar los impecables libros si burbujas, surge ahora la preocupación y el temor a la vuelta al cole por parte de los niños que sufren acoso escolar.
Según datos de la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) la edad media de inicio del bullying es de casi diez an?os, y la edad media de las víctimas es de casi once años, y el tiempo que suele pasar entre el comienzo del acoso y la llamada de ayuda es de trece meses. El principal tipo de acoso escolar son los insultos, seguidos por los golpes y patadas, después el aislamiento, empujones y amenazas y finalmente el robo o rotura del material. Y los motivos, son desde características físicas, falta de empatía, y problemas psicológicos hasta discusiones con amigos.
Son las madres de los menores las que suelen buscar ayuda con motivo de la violencia en el colegio, intentando hallar una solución para los problemas psicológicos que le causa a su hijo la situación, disminuyendo su rendimiento, y aumentando miedo, tristeza, e incluso agresividad o rabia. El acoso escolar afecta en el plano emocional, y no se puede clasificar como una cosa de niños, ya que afecta al menor, y a su entorno familiar, los padres y hermanos de las víctimas experimentan con frecuencia los mismos sentimientos y problemas similares.
Actualmente el problema se ve incrementado debido a que por las tecnologías, internet y los smartphones, no acaba cuando sale del centro escolar, sino que continúa al llegar a casa, y en muchas ocasiones, en plataformas como whatsapp se recrudece y endurece.
La situación en resumen es complicada ya que por lo general los niños, principales víctimas, tratarán de ocultar la raíz del problema, y serán los padres los que al ver las consecuencias psicosomáticas irán deduciendo y entendiendo lo que está sufriendo su hijo, que probablemente tenga dificultades para pedir ayuda.
Los padres pueden acudir a un experto que les ayudará a entender su situación, detectar el acoso escolar, ponerse en el lugar de su hijo, y ayudarle a enfrentarse a esta lacra social. Recurrir a un psicólogo se vuelve más fácil con las tecnologías actuales. Por ejemplo, hay aplicaciones como ifeel para acceder en el momento en el que surjan las dudas, o se detecten los problemas, y les podrá ayudar en cualquier sitio, incluso desde casa, con el niño al lado.
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