Esperanza e ilusión. Dos términos que se convierten, con el paso de los días, en desconocidos para las personas que padecen Alzheimer. Se trata de una enfermedad degenerativa muy estigmatizada en la actualidad, en la que sufren, además de los que la tienen, sus familiares.
Con el objetivo de cambiar el discurso de esta patología y aportar algo de luz al final del túnel nació hace más de tres años en Salamanca el proyecto 'Edades’. En la avenida Madrigal de la capital del Tomes, que es donde se lleva a cabo, en primer lugar, tal y como explica el coordinador Ángel Luis Montejo, psiquiatra y jefe del grupo de investigación en Neurociencias del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), realizan un diagnóstico precoz, después una estimulación cognitiva y, por último, labores de investigación en la que se estudian nuevos tratamientos.
En el proyecto participan personas que reúnen criterios muy concretos. Montejo expone en una entrevista a Salamanca24horas que “es gente que pierde la memoria, pero sobre todo la capacidad de retener información nueva”. Igualmente, indica que la situación descrita suele suceder alrededor de los 60-65 años y que algunos deciden ocultar el deterioro cognitivo por vergüenza: “Temen que pueda tener un problema de memoria. Es un poco como la palabra cáncer, que la gente antes no quería explorarse y mirarse por miedo a que se lo diagnosticaran”.
Tras percibir un déficit en el número de ofertas sanitarias y que el diagnóstico se realiza “muy tarde”, Montejo decidió proponer crear el proyecto 'Edades’, hoy en día una realidad gracias a la inversión del Ayuntamiento y a la Universidad de Salamanca. Hasta el momento, el coordinador explica que han recibido más de 400 solicitudes, con cerca de 300 ya evaluadas. “Tenemos que excluir a aquellos que tienen demencia diagnosticada, que son más moderadas, porque ya en esas fases ya no les podemos ayudar. También si tienen problemas de salud graves”, señala. Asimismo, apunta que existen varios grupos que acuden dos veces a la semana a talleres, donde los pacientes realizan todo tipo de actividades. “La psicoeducación es importante para cambiar estilos de vida, por eso intentamos que la gente socialice”, añade.
Asimismo, Montejo destaca la importancia de trabajar en los periodos precoces del Alzheimer: “No tenemos que esperar a que aparezcan los síntomas más intensos porque, entonces, ya no habrá nada que hacer”. Fue por eso mismo por lo que Francisco y Ángel, dos de los cerca de 50 usuarios con los que cuenta actualmente el centro, decidieron ingresar. “Si tengo mucho interés en algo es difícil que lo olvide, pero que si es pasajero puede que sí”, asegura Francisco. Mientras, su compañero lamenta que le resulta complicado retener conversaciones o algunas situaciones recientes. En su caso, manifiesta que esto le duele. No obstante, declara que el proyecto le ha aportado mucho: “El equipo es fantástico y la gente es maravillosa. Todo desde que ingresé ha sido bueno”.
En el proyecto trabajan cuatro profesionales con amplia experiencia y conocimientos en el deterioro cognitivo. Victoria Ríos, encargada del proceso de evaluación junto con José Antonio Sánchez, explica que esta fase se divide en varias sesiones: “Se realiza una entrevista inicial, donde se explica en qué consiste el plan, se recogen los datos personales y variables sobre su actividad en el día a día, hábitos de lectura y otras funciones”.
“Una vez que ya tengamos toda la información pasamos al protocolo, donde se hace la evaluación neuropsicológica. Allí van superando una serie de exámenes, que, una vez hechos, nos permiten conocer el perfil cognitivo que tiene el usuario. Sabremos también cuál es su dificultad, por dónde tenemos que empezar y dónde tenemos que aplicar más la necesidad de esa persona”, recalca Fermín, psicólogo sanitario del programa.
Cabe destacar que, gracias a la labor del equipo y a los diversos estudios realizados, el programa ha registrado mejorías en el 58% de los participantes después de seis meses. En esas pruebas lo que hemos observado es que el deterior cognitivo no solo se ha frenado, sino que algunos pacientes están un poquito mejor en las evaluaciones, sobre todo aquellos que no faltan a las sesiones", subraya Montejo, quien finaliza apuntando que, a pesar de ser datos preliminares, son "esperanzadores" y les animan a seguir adelante.