Uno de cada veinte pacientes españoles que acude al neurólogo sufre migraña crónica, una enfermedad discapacitante que habitualmente va acompañada de dolor crónico, ansiedad o depresión. Además, “la mitad de los pacientes con migraña crónica suele reportar somnolencia diurna”, explica la doctora Margarita Sánchez del Río, directora del Programa de Cefaleas del Hospital Ruber Internacional de Madrid, con motivo del Día Internacional de Acción contra la Migraña que se celebra este 12 de septiembre.
Esta somnolencia es aceptable al inicio del tratamiento durante una o dos semanas de adaptación al fármaco, pero si se prolonga más se debe plantear un cambio de medicación. “Hay que tener en cuenta que, en ocasiones, un solo fármaco no produce este efecto, pero sí la combinación de varios tratamientos que pueda tomar el paciente para otras dolencias frecuentes como la depresión o la ansiedad”, apunta esta neuróloga.
La migraña crónica, que afecta a un total de más de 800.000 personas en nuestro país, se asocia también a patologías como el sobrepeso y la obesidad, la apnea del sueño, la lumbalgia, la cervicalgia, los trastornos del ánimo, el trastorno bipolar o las crisis de pánico, la fibromialgia, al vértigo recurrente e incrementa el riesgo vascular, “comorbilidades que tienen un notable impacto sobre la calidad de vida de los pacientes”, recuerda la doctora Sánchez del Río.
La toxina botulínica tipo A mejora la calidad de vida y reduce el consumo de analgésicos
Siete de cada diez pacientes con migraña crónica tratados con toxina botulínica tipo A mejoran significativamente su calidad de vida y reducen en más de la mitad tanto el consumo de analgésicos como la necesidad de acudir por crisis severas a Servicios de Urgencias. “El número de crisis de migraña se reduce y las que aparecen son más tolerables. Esta mejoría hemos comprobado que se mantiene invariable cinco años después”, afirma el doctor Julio Pascual, especialista en neurología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla e IDIVAL de Santander. “También hay estudios encaminados a demostrar que la toxina botulínica tipo A mejora la ansiedad y la depresión asociadas a la migraña crónica”, añade.
Asimismo, este neurólogo asegura que otra de las características más destacables de esta toxina botulínica tipo A es su buen perfil de tolerabilidad. “Ni engorda ni produce trastornos gastrointestinales ni tiene efectos sobre el sistema nervioso central. Es muy raro que un paciente deje el tratamiento con toxina botulínica por problemas de tolerabilidad”, manifiesta el Dr. Pascual.
Este especialista también recuerda que la migraña crónica es una enfermedad muy fluctuante y, aunque muchos pacientes tienen dolor casi todos los días del mes, también hay meses donde sólo lo sufren entre diez y quince días al mes. “Es por ello por lo que muchos de nosotros hemos tratado a estos pacientes como si fueran pacientes con migraña crónica y los resultados han sido idénticos”, explica.
Por último, la doctora Sánchez del Río hace hincapié en que la prevalencia de migraña crónica ha crecido en la última década y, en base a estos resultados y el modo de vida actual, se espera que siga aumentando. “La presencia de sobrepeso, la vida sedentaria, el aumento del estrés y como consecuencia, la depresión y la ansiedad, van a favorecer que los pacientes que tienen una predisposición genética a padecer migrañas lo hagan de forma crónica”, concluye.
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