La profesora Sara González Gómez de la Universidad de las Islas Baleares y doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca, apunta en Juegos de conexión y desconexión entre universidad y ciudad: las relaciones entre Universidad y Ayuntamiento de Salamanca durante la segunda mitad del franquismo que Miguel Cruz Hernández nació en Málaga el 15 deenero de 1920 en una familia de maestros nacionales. Doctorado por la Universidad de Madrid en 1946 con el trabajo La Metafísica de Avicena; unos años más tarde accedió a la Universidad de Salamanca, impartiendo la cátedra de Fundamentos de Filosofíae Historia de los sistemas filosóficos.
A partir del 14 de abril de1950 desempeñó sus labores docentes e investigadoras en unauniversidad que le acogería hasta el año 1976.A pesar de su reconocido pasado republicano, lo que le colocó el apelativo del “alcalde rojo de Franco”, alcanzó la alcaldíade la ciudad entre 1958 y 1962. El propio Cruz Hernández en una entrevista publicada en Lozano Jiménez en 2010, achacaba su nombramiento a un “punto de error” entretodas las partes implicadas.
"En primer lugar, creo que el gobernador civil, José Luis Taboada, consideró oportuno cambiar al alcalde. Fue entonces cuando pensó en mí, por lo que yo escribía en la últimapágina de la Hoja del Lunes que dirigía Enrique de Sena.Eso, quizás, despistó al gobernador civil, porque tenía uncurrículum vitae negativo, clarísimamente negativo, desdeuno de mis bisabuelos, republicano de la I República y mipadre, que fue depurado después de la guerra y trasladadode Granada a Cartagena. Por otro lado yo había estado enel ejército republicano, y además, por decirlo en términosfutbolísticos, forofo de la Federación Universitaria Escolar y afiliado a las JuventudesSocialistas Unificadas. Así que tuve que decir que me sentíamuy honrado pero que esa era la realidad. En un principiopensé que eso les haría olvidarse de mí pero luego, por lasrazones que fueran, y tras el paso por Salamanca de ManuelFraga, entonces flamante Delegado Nacional de Asociaciones del Movimiento […] debieron de cambiar de opinión.Esas fueron las circunstancias", contó el propio antiguo alcalde de la ciudad.
"Si me hubieran propuesto ser obispo no me hubiera asombrado tanto"
En otra entrevista, esta vez realizada por el periodista salmantino Fernando Rodríguez en El Día de Salamanca (noviembre de 2016), Cruz Hernández, casi a sus 97 años, rememoraba desde su domicilio madrileño situado a pocos metros del estadio Santiago Bernabéu su llegada a Salamanca. "Oposité a Granada y a Salamanca, pude elegir plaza y no lo dudé. Primero, por el nombre de la Universidad, y también porque yo había tenido una vida muy tensa en Granada y su provincia y necesitaba empezar una vida nueva. Y lo logré con creces en Salamanca".
Su llegada se produjo el 3 de mayo de 1950. "Si me hubieran propuesto ser obispo no me hubiera asombrado tanto", también le dijo el veterano arabista al periodista Fernando Rodríguez, contándole los pormenores de su nombramiento:
Sin embargo, Miguel Cruz Hernández rechazó la oferta y se nombró alcalde a Antonio Estella Bermúdez de Castro, que estuvo en el cargo sólo un año. Y Taboada volvió a ofrecérselo. "Después de este segundo ofrecimiento y siendo la alcaldía lo más importante que una persona puede hacer por la ciudad en la que vive, acepté con gusto y con muchas ganas de hacer todo lo posible por mejorar la vida de los salmantinos".
Trajo el agua a Pizarrales
Volviendo a la investigación de la profesora Sara González Gómez, durante el período como alcalde de Miguel Cruz se produjo,por ejemplo, el ofrecimiento a la Universidad de Salamanca parainstalar en sus dependencias el Archivo histórico municipal. Además, tal y como detalló el reportaje publicado en El Día de Salamanca, fue el alcalde que llevó el agua al barrio de Pizarrales y el responsable de la primera iluminación artística de la ciudad.
Además, en su mandato, mandó reformar el parque de La Alamedilla y dejó aprobada una ordenanza propia de la Plaza Mayor "para reducir la circulación y para que, entre otras muchas cosas, se pusieran las antenas de televisión sólo en las cuatro esquinas de Plaza y no encima de cada casa", contó.
Un alcalde sin sueldo que entregó el primer Premio Cervantes
Toda aquella labor municipal la realizó sin ningún salario asignado. "El alcalde no tenía sueldo entonces, sólo tenía gastos de representación no justificables por valor de 40.000 pesetas anuales, pero te podrás imaginar que aquello llegaba hasta agosto como mucho".
Tampoco dejó la Universidad mientras tanto "porque tenía que comer. Durante esos años mi jornada laboral era, por llamarla de alguna manera, pintoresca. Iba a Anaya a las nueve y media. De diez a once menos cinco, daba la clase de Filosofía. Luego iba andando a la Facultad de Medicina, donde a las once y diez iniciaba la clase de Psicología. A las 12 salía e iba al Ayuntamiento hasta las 2 de la tarde. A las 2 de la tarde iba a comer al colegio Fray Luis de León, hacía la sobremesa y allí despachaba con la gente que había. Y luego me iba dando un paseo a las cuatro a mi casa para lavarme y descansar un poco porque a las cinco me iba al Ayuntamiento. Mi salida era a las ocho, pero nunca salía a las ocho; las nueve o las nueve y cuarto siempre me daban".
En 1962, Julio Gutiérrez Rubio le reemplazó al frente del consistorio salmantino y fue destinado como gobernador civil a Albacete. El trabajo académico de Miguel Cruz Hernández ha quedado impreso en casi veinte libros editados, uno de ellos Historia del pensamiento islámico, traducido al francés y al italiano, en cerca de 300 artículos científicos y en infinidad de colaboraciones periodísticas. Con 90 años escribió su último artículo para El Ideal de Granada. Hasta entregó el primer Premio Cervantes en 1976 a Jorgue Guillén.