Nervios, curiosidad y ganas son las tres palabras que describen los momentos previos de los niños antes de entrar por las puertas del Multiusos Sánchez Paraíso para recibir la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19. Acompañados de uno de sus padres o tutor legal, los pequeños nacidos entre julio y diciembre de 2010 se encuentran recibiendo la vacuna a lo largo de esta lluviosa tarde de martes. SALAMANCA24HORAS se ha acercado al lugar para recoger las primeras impresiones de los protagonistas.
Hugo González ha salido airoso por la puerta después de esperar los 20 minutos tras recibir el pinchazo. Junto a su madre, María José Sánchez, confiesa que “no tenía miedo y ya tenía ganas de vacunarme”.
No tan buena experiencia ha tenido Jon Domínguez, el cual ha sufrido un pequeño mareo minutos después de que una enfermera le administrase la vacuna. No obstante, según relata su madre, ha sido atendido enseguida y hasta le han dado un bombón de recompensa que el pequeño ya iba saboreando. Un punto clave en la vacunación de Jon y su temprana “recuperación” ha sido la compañía, ya que su amigo Sergio Díaz ha recibido también la vacuna en el mismo turno. Sergio reconoce que “duele un poco el pinchacito y que seguramente después dolará un poquito el brazo”.
Como los anteriores, Andrea ha acudido a la cita acompañada de su progenitora, Cristina Cenizo. Ambas manifiestan que antes de entrar estaban nerviosas, pero según reconoce Cristina, “nos han tratado muy bien y han estado muy pendientes de los niños”. Al igual que las otras madres acompañantes, Cristina tenía claro la vacunación en su hija, “más que nada por los abuelos”.
Justamente han sido éstos, los abuelos, los “escoltas” de algunos pequeños este martes. Es el caso de Celi y Rodrigo. Abuela y nieto han acudido juntos ya que el papá de Rodrigo se encuentra en La Palma y la mamá trabajando en el Hospital Clínico de Salamanca. Para Rodrigo, la vacuna ha supuesto solo un “pellizquito” y tenía ya ganas de recibirla “como el resto de su familia para lograr la inmunidad”. La abuela, orgullosa, exterioriza el buen comportamiento del joven, que es todo un “campeón”. Tras la inoculación, “estamos más tranquilos porque ahora se está dando mucha transmisión entre los niños”, concluye Celi.
La tarde también toma como protagonistas a los voluntarios del Ayuntamiento de Salamanca, que han sido testigos de todo el cruce de sensaciones entre los pequeños. Entre ellos se encontraba Maite, que ha vivido un momento “muy difícil y a la vez muy bonito” con un niño con “necesidades especiales”, tal y como ella ha contado a este medio. El pequeño ya entraba muy nervioso a las instalaciones y ha recibido la vacuna en un espacio reservado. Tras haber recibido la dosis, el niño, fruto de los nervios, ha propinado varias patadas a Maite y otro voluntario, que trataban de tranquilizarlo antes de salir de las instalaciones. Posteriormente y una vez fuera del recinto, el niño ha sido consciente de lo ocurrido y ha pedido perdón a ambos. Tras el momento, Maite se derrumbaba por lo vivido, aunque reconoce que “el momento en el que nos ha pedido perdón ha sido muy bonito” y esto le ha enseñado que “cada niño tiene sus necesidades y hay que tratarles a todos igual”.