La lluvia deja a Salamanca por segundo año sin marcha penitencial del Cristo de la Liberación

El Cristo de la Liberación no pudo, por segundo año consecutivo, desfilar por las calles del centro de Salamanca

Cristo de la Liberación
Cristo de la Liberación

Una de las procesiones más peculiares de la Semana Santa salmantina no pudo recorrer las calles del centro de la ciudad en la madrugada del Sábado Santo. La previsión de lluvia, que se cumplió más tarde, obligó a suspender por segundo año consecutivo la marcha penitencial del Cristo de la Liberación, dejando a Salamanca con el alma recogida y el corazón mojado de fe contenida.

En la oscura noche salmantina, cuando el bullicio se disipa y el alma se prepara para el recogimiento, la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz se reunió, como cada año, en torno al Cristo yacente. Todo estaba dispuesto para partir desde Fonseca a las 00:30 horas, como es tradición. Sin embargo, la previsión de climatología adversa impidió la salida del cortejo, frustrando un momento profundamente simbólico y esperado por numerosos fieles.

A pesar de la suspensión, el interior del templo se llenó de devoción. Después de comunicar oficialmente la decisión, tuvo lugar una emotiva oración interpretada por una coral, con una pieza compuesta especialmente para la ocasión por Miguel Vicente Brozas, pianista leonés con profundas raíces salmantinas. Su música y palabras sirvieron como bálsamo en una noche en la que el paso no se movió, pero la emoción sí caló en todos los presentes.

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La imagen del Cristo de la Liberación no salió a la calle, pero el homenaje a los que ya no están sí tuvo su momento. En un clima de recogimiento y respeto, se celebró la tradicional oración por los hermanos difuntos en el interior del templo, especialmente por aquellos que en años pasados portaron la túnica y ya descansan en la paz eterna.

La procesión no pudo desarrollarse, pero la esencia de la Hermandad se mantuvo viva en el silencio compartido, en las miradas contenidas y en la fe de quienes, pese a la previsión de lluvia, acudieron a acompañar al Cristo. Porque, aunque el recorrido se detuvo, la memoria y la devoción no conocen cancelación.

Por segundo año consecutivo, la lluvia impidió que Salamanca viviera una de sus noches más intensas. Pero ni la climatología adversa fue capaz de apagar la llama interior que mantiene viva la marcha penitencial del Cristo de la Liberación.

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