“Vamos a jugar, tus problemas déjalos, …”. Si rondas los 40 años seguro que has tarareado la famosa canción y has continuado con la siguiente frase. ‘Fraggle Rock’ nos invitaba a jugar como un medio para disfrutar y ser felices, algo que, si rondas los 40 años puedes seguir haciendo con una actividad dinámica, divertida y que ofrece mil y una opciones: los juegos de mesa. El juego habitualmente se relaciona con la infancia, pero jugar es una de las actividades más satisfactorias y divertidas sin importar la edad. De hecho, juegos de mesa hay para todas las edades, gustos y temáticas, pensados para niños, adolescentes, adultos e incluso personas mayores, porque jugar ayuda a socializar y, en la era de las pantallas, esto puede llegar a convertirse en una necesidad o un tipo de terapia para paliar la soledad.
Los juegos de mesa suponen un mercado que ofrece más de 140.000 títulos y mueve miles de millones de euros, aunque en España su desarrollo e implantación ha sido más lenta que en otros países de Europa donde quedar con amigos para jugar es más habitual. La pandemia, en 2020, hizo que los españoles nos quedáramos en casa y tuviéramos que tirar de imaginación para sobrellevar las semanas de encierro, desempolvando en muchos casos esos juegos que se habían quedado en un armario. Jugar desarrolla la concentración, la memoria, la observación y la imaginación, ayuda a entender cómo resolver problemas, elaborar estrategias y tomar decisiones y favorece la socialización. Además, como asegura Alberto Caño, experto en juegos de mesa, jugar es, simplemente, divertido.
Alberto, animador sociocultural con años de trayectoria en el sector con su empresa Pandora, es uno de los mayores conocedores de los juegos de mesa que, además de coleccionarlos y ser un gran jugador, enseña a niños y mayores a disfrutar con ellos. Él, que siempre ha disfrutado de los juegos de mesa y ya los usaba en su trabajo, asegura que en torno al 2010 fue cuando empezó a tener auge el Aprendizaje Basado en el Juego, ABJ. Una técnica que consiste en utilizar el juego como herramientas de apoyo al aprendizaje, la asimilación o la evaluación. “Carcassonne lo cambió todo, fue uno de los primeros juegos de mesa que rompió el molde y, a partir de ahí yo, que ya trabajaba con los juegos de mesa, empecé a trabajar con la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes en actividades basadas en ABJ y funcionó”, asegura.
Desde ese momento, los juegos de mesa forman parte de su día a día laboral. En su casa tiene 800 títulos, que utiliza de forma habitual, aunque algunos son de coleccionista. “Están para jugar”, afirma. Da charlas a colegios, acompañado de su maleta de los juegos organiza actividades con mayores. “Reúnes a un grupo de señoras de 60 ó 70 años para jugar a un juego como el Dobble y es genial ver cómo se apasionan con el juego, cómo se ríen”, afirma. También trabaja con adultos, sobre todo en sus noches de juegos de mesa, viernes y sábado, que denomina “Zona jugones” en el Mano a mano, donde recomienda juegos para disfrutar con los amigos.
Introducir los juegos de mesa en determinados grupos o edades en sus inicios fue complicado. “Al principio era un poco duro porque cuando hablabas de juegos de mesa la gente estaba ahí con el Monopoly o el parchís”, afirma y asegura que “la cultura de juegos de mesa en España va como 15 años por detrás de Europa”. “Yo inventé este formato, aquí no lo hacía nadie y poco a poco fue cogiendo ritmo y a la gente le va gustando”, reconoce. La vergüenza inicial y el cómo vamos a ponernos a jugar se pasa cuando ves que es fundamentalmente divertido. “Yo llevo un party game y tener a alguien que te recomienda qué jugar, que te explica las reglas y todas esas cosas lo hace más dinámico. Yo no les quiero vender un juego, soy animador, estoy ahí para que la gente pase un rato divertido”, asegura.
Jugar, algo tan sencillo que puede convertirse en una necesidad, una medicina en una sociedad que cada vez tiende más a la soledad y a comunicarse a través de una pantalla. “El ocio cada día es más individual, me pone un poco los pelos de punta ver cómo un grupo de chavales están juntos en un parque, pero cada uno está mirando su propia pantalla. Cada día, ves menos a chavales interaccionando sin que haya una pantalla de por medio, por eso hay que promover el juego de mesa, no solo para los chavales, sino para todas las edades porque los juegos de mesa son buenísimos, por ejemplo, para las personas mayores que trabajan la memoria, el juego visual, reflejos y cosas que necesitan”, afirman.
La oferta de juegos de mesa es brutal. Según Board Game Geek, BGG, hay más de 140.000 juegos de mesa. De hecho, hay incluso una especie de óscars de los juegos de mesa, los premios Spiel des Jahres, Juego del Año. Unos premios creados en 1978 para reconocer la excelencia en el diseño de juegos, y promover aquellos de mayor calidad. Cuando Alberto trabaja con niños sabe que en su maleta no pueden faltar juegos retro “que son una auténtica maravilla como el Chaos o como Fútbol Mundial y otros más actuales como Manda Huevos, el Kluster que se juega con imanes, el Jungle Speed o el Virus”. Si se trata de un grupo de tercera edad “se buscan más juegos de memoria, que les dé agilidad mental. Funciona muy bien Timeline, que es un juego de una línea temporal con acontecimientos históricos, el Rummikub, que se parece mucho al remy, el Chromino que es un dominó pero con colores y luego un juego tan sencillo como el Dobble que funciona absolutamente”, confiesa.
Su colección personal tiene más de 800 títulos. “Tengo el juego por vicio y por oficio”, afirma. Entre ellos cuenta con algunos de Salamanca, como el Juego de la Rana, una mezcla entre la oca y el Trivial con preguntas de monumentos salmantinos que editó el Instituto Municipal de Educación. También El juego de Salamanca, que editó el desaparecido Adelanto, con preguntas sobre Salamanca. Aunque el mejor juego sobre nuestra tierra “está por salir y está en mi cabeza”, asegura poniendo voz a una idea que le ronda desde hace unos años para crear un juego sobre Salamanca. Porque Alberto ya se ha estrenado como creador con su juego Escondite Inglés, una recreación del juego tradicional del escondite inglés.
Fuente inagotable de opciones de divertirse, los juegos forman parte de nuestro día a día, desde las cartas hasta los juegos de rol. Por eso, el sueño de Alberto es poder ofrecer un día todo este mundo de diversión en un espacio pensado solamente para jugar.