Los jóvenes tratan de "paliar temporalmente" la dismorfia corporal recurriendo a la medicina estética, que tiene un fin "claramente adictivo"

Este trastorno de carácter obsesivo-compulsivo se ha agravado con el nacimiento de los 'influencers' porque el cánon de belleza se percibe “más fácil y accesible”, según ha detallado David González Parra, jefe de Sección de Psiquiatría Infanto Juvenil y de la Adolescencia del CAUSA

Ácido hialurónico. Retoques estéticos, medicina estética. Archivo. Foto Europa Press
Ácido hialurónico. Retoques estéticos, medicina estética. Archivo. Foto Europa Press

El concepto del cuerpo es algo que atormenta diariamente a hombres y mujeres, tratando de alcanzar un canon de belleza que con el tiempo cambia, pero siempre supone una presión para las diferentes generaciones que lo viven.

En su máxima expresión, este conflicto con uno mismo puede derivar en un Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), lo que coloquialmente se conoce como ‘dismorfia corporal’ y en el que ha jugado un papel protagonista el uso de las redes sociales, provocando que las presiones estéticas lleguen de forma más rápida y con más fuerza.

Esta patología se manifiesta como “una preocupación excesiva por uno o más defectos o imperfecciones físicas que no son observables o parecen sin importancia a ojos de otras personas”, lo que provoca que el paciente adopte conductas tales como “mirarse al espejo, asearse en exceso o actos mentales repetitivos generando una marcada disfunción en su día a día”, según ha detallado David González Parra, jefe de Sección de Psiquiatría Infanto Juvenil y de la Adolescencia del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.

El origen de este trastorno, que se clasifica en los Obsesivo-compulsivos, es una conjunción “bio-psico-social” en un momento determinado de la vida de la persona. En cuanto a la parte biológica, “se basa en la vulnerabilidad genética sin existir hoy en día genes específicos que los describan”. En cuanto al perfil psicológico-caracterial, se trata de uno “muy determinado con tendencia a la obsesividad, la rigidez y el perfeccionismo”, sumado a un entorno social “donde la imagen y el aspecto físico tenga especial relevancia”, destacando entre otras, la etapa de la adolescencia por ser “especialmente vulnerable”.

Con respecto al perfil, les afecta tanto a hombres como a mujeres y son susceptible de sufrirlo personas que se encuentran en “sus primeros años de la adolescencia, viviendo en sociedad occidental, con un entorno exigente”. Además, les influye “la presión social y un ideal de belleza muy marcado o que tienen un familiar afecto de TDC y comorbilidad con problemas de ansiedad o depresión”.

¿Los filtros de 'Instagram' han provocado una adicción a la medicina estética?

El uso y exceso de redes sociales como Instagram o TikTok “ha precipitado la aparición de más casos de muchas patologías psiquiátricas”, entre las que el experto destaca las autolesiones y conductas suicidas, los trastornos de la conducta alimentaria o problemas en general de ansiedad y depresión.

Esto se produce porque el entorno de Internet genera “un efecto comparativo asociado a la necesidad de aprobación del entorno” lo que genera “unas altas expectativas en muchas áreas de la vida -incluido el físico- que va minando la autoestima de la persona y le lleva a tener esas dificultades”.

En este contexto cobra gran relevancia los riesgos de la medicina estética, a la que se recurre para “paliar temporalmente la angustia sobre el defecto”, pero que a largo plazo puede tener un fin “claramente adictivo y la persona termine enganchándose”. En esta misma línea, el psiquiatra indica que los retoques y operaciones estéticas “juegan un papel facilitador -precipitante- en los inicios del trastorno y mantenedor del problema posteriormente pues lejos de solucionarlo, aumenta la fijación en las imperfecciones supuestas o reales y la obsesión en ellas”.

No obstante, el ‘falso ideal de belleza’ es algo que “viene de atrás”, pero se ha magnificado porque “en los años 80 y 90 el acceso a la moda era limitado a las revistas de moda y a algún canal de televisión”, pero en la actualidad el acceso “es mayor, más fácil y accesible”.

Además, se suman recientes innovaciones como la Inteligencia Artificial, que “te ofrece retocar fotos más allá del clásico Photoshop”, siendo más preciso y fomentando más la obsesión porque también resulta más realista. “Antes el reto era parecerse a Cindy Crawford, ahora es parecerse a una ‘influencer’ que puede ser perfectamente mi vecina de la urbanización”, alguien que se percibe “más fácil y accesible” por lo que se considera un canon más sencillo de lograr, menos idealizado.

“Dos palabras: entender y aceptar”

Las personas que atraviesan el dolor de no saber cómo son realmente requieren de una “detección precoz y un abordaje especializado en Salud Mental” para primero “filiar adecuadamente el diagnóstico, ya que muchos casos de TDC se confunden con TCA tipo Anorexia Nerviosa”. El problema “es parecido” en cuanto a la preocupación por el físico, “pero en relación exclusivamente al peso corporal, grasa en el cuerpo y la obsesión está en las calorías de los alimentos; a parte de la repercusión en el estado físico y nutricional y las consecuencias médicas que de ello se deriva”, mientras que la dismorfia afecta a todo el cuerpo de manera generalizada.

Por otra parte, desde el punto de vista del entorno del paciente, amigos o familiares deben “entender y aceptar como puerta de entrada a esa ayuda exterior”.

González aclara que no se puede “comprender” porque es una “enfermedad” y por tanto, “será complicado que alguien que no sea médico lo comprenda”.

Igualmente, recomienda “favorecer su recuperación no siendo partícipes de las conductas y medidas que lo que hacen es agravar el problema, como por ejemplo, pagarles operaciones de cirugía, y facilitar la búsqueda de esa ayuda necesaria”.

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