Jorge Vicente es otro de los salmantinos que serán becados por la Fundación Amancio Ortega para cursar 1º de Bachillerato en Norteamérica. Este alumno del IES Mateo Hernández se encuentra entre los ocho charros, seleccionados entre más de 10.000 jóvenes, que disfrutarán de un año fantástico en otro sistema educativo y en otra cultura.
Jorge cuenta a SALAMANCA24HORAS que no tenía muchas esperanzas de ser uno de los elegidos y que, de hecho, al principio se apuntó “por apuntar”, y pensaba que “iba a ser un poco bobada”. Fue una amiga suya que está disfrutando este año de la ayuda de la Fundación Amancio Ortega quien le motivó y le habló sobre esta beca, contando su experiencia por redes sociales.
El joven salmantino, de 15 años, cuenta a este medio que, una vez sabe que ha sido agraciado con la asignación, “sienta tan bien que puede ser hasta injusto”, porque todos los que cumplían con los requisitos mínimos para optar a la beca son “buenos estudiantes que teníamos aptitudes”, y que todas las personas que pasaron el examen escrito eran más que aptas para la ayuda.
Un examen escrito “fácil” para después realizar una “prueba oral chocante”
Precisamente recuerda que ese examen escrito se realizó en Valladolid, donde acudieron todos los castellano y leoneses que habían solicitado la beca. Una prueba que recuerda “fácil” y del que le dieron los resultados cerca de un mes después, con resultado satisfactorio. “La mayoría de la gente pasó, la cosa estaba bastante reñida”, recuerda. Y que fue tras entregar el certificado de la renta del pasado 2016, que contaba un 60% (el examen un 40%) cuando pasó la criba de 1.500 personas que debían realizar una prueba oral.
Una prueba oral que califica de “chocante”, ya que era una exposición de tres minutos de algún tema de interés y, posteriormente, se les realizaban preguntas que determinaban si una persona era apta para vivir un año en Estados Unidos o Canadá. “Había preguntas trampa, chocante, que querían mirar cómo te podías buscar la vida en situaciones cotidianas o si perdías algo o te llevabas mal con alguna persona de allí”, comenta Jorge.
Jorge afronta esta experiencia “como un reto”
Una vez que terminó la prueba oral, a Jorge se le comunicó que había sido uno de los agraciados, algo que le llenó de satisfacción. Además, el charro nos cuenta que sí que iba a una academia a estudiar inglés porque quería sacarse el ‘First’, pero que ahora esperará a su regreso para ver si tiene un nivel más alto y “obtener un certificado superior”.
Y es que Jorge, que se marcha a Estados Unidos (si bien todavía no le han precisado el lugar, no como a sus compañeras y compañeros de Canadá, matiza) afronta esta experiencia “como un reto”, porque como asegura que le han contado, “no tiene nada que ver el ‘yo’ del irse con el ‘yo’ del volver”, puesto que cree que retornará del país americano “más maduro, independiente y autosuficiente”, como muchos de los que ya han sido becados por la Fundación Amancio Ortega.
Porque Jorge afirma que “ahí está lo gracioso, casi todas las personas no saben si están preparados para vivir un año fuera de casa”, y espera conectarse “tanto a la vida americana y de allí y a lo que se pueda encontrar” que se olvidará de que está fuera de casa. Es decir, que confía en hacer de su futura ciudad su nuevo hogar, llevando así “una doble vida americana” que le haga echar de menos lo mínimo Salamanca, si bien no duda de que tendrá un “nivel justo de morriña”.
Ahora mismo ya ha pasado las pruebas médicas, ha cumplimentado todo el papeleo y ha escrito una carta a las familias quien será quienes le elijan a partir de lo redactado. Es la Fundación quien concreta las uniones familiares para que coincidan las preferencias lo máximo posible, por lo que los americanos leen las cartas donde podrían encajar los jóvenes y, partir de ahí, se decide.
“Cuando vuelva, habrá que hacer un esfuerzo para adaptarse al nivel español”
Jorge Vicente, respecto a sus planes de futuro, comenta a este medio que precisamente le gusta mucho el periodismo, algo que demuestra con su página web sobre tecnología.
Además, pensando ya en el verano de 2019, cree que “cuando vuelva” tendrá que “hacer un esfuerzo para adaptarse al nivel español”, precisamente porque tendrá que examinarse de la EBAU a finales del siguiente curso. Y no piensa en cursar su carrera en Estados Unidos, si bien confirma que le gustaría “hacer un máster allí”, algo que le “encantaría” ya que admira “todo lo que sea viajar y conocer nuevas culturas”.
Más a corto plazo, desea conocer a sus compañeros de experiencia en una reunión que tendrá lugar este mes de marzo, porque todavía no se han conocido. “No sé nada, nos juntan un fin de semana de marzo es unas jornadas en las que nos conocemos todos y nos darán consejos de cara al año que viene”, concreta Jorge.
Respecto a este verano que se le viene, lamenta que “será un poco más corto, porque nos vamos a principios de agosto”, algo que hará que esos meses sean “algo extraño, cortos y diferentes”. Un verano “corto pero intenso” que afronta con la ilusión de emprender una nueva aventura que, seguro, le marcará de por vida.