Javier Paz Ledesma es salmantino y también fue víctima de abusos sexuales en su infancia por parte de un párroco de la ciudad, Isidro López Santos, que fue condenado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el órgano colegiado del Vaticano.
Pese a que su caso se hizo público en 2014, cuando dio a conocer los abusos que sufrió entre 1982 y 1992, aseguró ya en su día que no se trataba de un hecho aislado, que había más casos en Salamanca. Hace unos días salieron a la luz nuevas informaciones, esta vez publicadas por El País, que afirman —con grabaciones— que el obispo de Salamanca, Carlos López, le ofreció dinero para tratar de acallarle. Este jueves, además, una nueva publicación indica que el Obispado ignoró durante décadas denuncias contra el citado cura, sin llegar a tomar medidas contra él al no considerarlas verosímiles.
Javier Paz es un pionero en la denuncia de abusos sexuales a niños por parte de miembros de la Iglesia Católica en España, y cuenta a SALAMANCA24HORAS por qué ha decidido volver a hablar.
"He vuelto a hablar en los medios de comunicación porque ha sido cuando otras personas han querido hablar también. Yo ya lo hice hace unos años, cuando mi caso salió a la luz, pero ahora otras personas han querido dar el paso. Mi intención fue siempre que, con mi testimonio, otras personas cogieran fuerzas y dieran el paso", señala Javier Paz en conversación telefónica desde Barbastro (Huesca), localidad en la que reside.
Javier denunció su caso por primera vez en 2014, y aunque el proceso fue "muy duro", afirma que "como adulto, tengo una responsabilidad con el niño que fui y al que no pude proteger", por lo que se ha convertido en un activista. "Yo he trabajado con niños en campamentos y en grupos scout y creo que la infancia es algo sagrado".
El salmantino afirma que, en los campamentos a los que asistió de pequeño, "había gente maravillosa que no deseo que queden manchadas por culpa del sacerdote". "Mi obligación es tratar de que algo como lo que yo sufrí no pase más, porque son miles los niños que acuden a campamentos de este tipo organizados por la Iglesia", cuenta.
"Es humillante que ignoren a las víctimas, pero es peor su silencio, cobardía y complicidad"
"No es nada fácil para una víctima de abusos sexuales sacar su caso a la luz. Es mu doloroso que lleva consigo un proceso interno de depresión y pena, que conllevan ciertos lastres y problemas. El dar este paso implica ayudar a otros. Tratar de que mucha gente vea que se pueda hacer justicia y se pueden sentir acompañados en su dolor, porque es muy jodido el silencio cuando vives este infierno en soledad", afirma Javier Paz, que desde 2014 ha ido conociendo muchos casos de personas de toda España que se han puesto en contacto con él para contarle sus experiencias.
Por eso, a raiz del comunicado del Obispado, en el que se defienden de sus acusaciones afirmando que es "una evidente manipulación informativa", Javier afirma que "es humillante que ignoren a las víctimas, pero es peor su silencio, cobardía y complicidad".
"Me parece vergonzoso que, a estas alturas, la Iglesia española no tenga la valentía de enfrentar el problema y atajarlo de raíz, manteniendo siempre una posición de silencio. Es terrible que sean capaces de mirar para otro lado y de agachar la cabeza. Creo que es una acción cobarde y para nada el mensaje que la Iglesia debe transmitir", dice Javier, que finaliza con un "hace falta quitarse el cinturón para echar a los mercaderes del templo a latigazos".
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