El consumo de la red social Instagram ha proliferado a pasos agigantados en los últimos tiempos dando un giro radical a la vida de muchos usuarios. Esta red social que llega a nuestras vidas en el año 2010 ha supuesto un antes y un después en muchos aspectos de la vida cotidiana de aquellos que la usan. Por ello, y con el fin de conocer cómo ha sido y es realmente el impacto de su consumo y las motivaciones que impulsan a los usuarios a ser tan activos, este medio ha llevado a cabo un exhaustivo estudio, partiendo de una muestra de 136 usuarios del entorno salmantino.
La intención de este estudio desde un principio ha sido conocer la necesidad de hacer pública la vida de los usuarios de esta red, describiendo las motivaciones que les impulsan a ser tan activos, la manera en que la red interfiere en su vida cotidiana (a nivel social, familiar, académico o profesional), determinar si su consumo está asociado con la imagen que quieren mostrar al mundo, comprobar si el confinamiento ha incentivado su uso y generado una mayor adicción y si la seguridad es un requisito a tener en cuenta a la hora de proteger la intimidad personal.
Primeramente, se hace necesario recordar que Instagram es una red social joven destinada a imaginarnos un mundo más conectado a través de fotografías, hasta el punto de convertirse en una sombra que acompaña a algunos usuarios a todas partes.
Con Instagram no solamente se capturan instantes que se quedarán ya almacenados para la historia, también se incentivan las relaciones sociales, por ejemplo, encontrando a viejos amigos a los que le habíamos perdido la pista, o forjando amistades nuevas. De la misma manera, esta red social es un trampolín para muchos que sirve para encontrar pareja e incluso para hacer negocios… Y lo más importante, Instagram concede el “aquí y el ahora” en tiempo real.
Por ello, bien podría describirse esta red social como un ‘escaparate’ que permite mostrar al mundo su mejor yo, exhibir lo que queremos que los demás vean de nosotros; como una ‘caja de recuerdos’ donde almacenar momentos vividos en los que hemos sido felices; y como una ‘mirilla’ a través de la cuál cotilleamos, observamos e indagamos en la vida de los demás, conociendo qué hacen y cómo se comportan, a la par que se interactúa.
La inmediatez de la información obliga a adaptarse, ofreciendo al consumidor la información al momento, con la posibilidad de combinar el texto, el audio y la imagen en la misma publicación. Un poder que actualmente lidera Instagram.
Desde su lanzamiento su éxito se hace imparable, tanto es así que en su primer día más de 25.000 usuarios se registraron en ella. Este solo fue el principio de una bola que estaba destinada a hacerse gigante. De hecho, tres años después ya eran más de 100 millones las personas dadas de alta, lo que supuso la necesidad de introducir novedades que la hicieran cada vez más atractiva a ojos del usuario: Instagram como herramienta publicitaria, enfocada ya no solo al entretenimiento y al uso personal, sino también a las empresas, donde se abre un gran mercado laboral que genera nuevas profesiones hasta entonces inexistentes como son los famosos Instagramers o Influencers. Siendo también una poderosa herramienta de marketing donde las marcas han encontrado un importante nicho de mercado.
Desde entonces siguen surgiendo más y nuevas innovaciones, como el lanzamiento de las actuales versiones de las Live Stories (con la opción de publicar un contenido que desaparezca 24 horas después de haberse publicado con todos los seguidores, o seleccionando a aquellos que queremos que la vean mediante la opción de ‘mejores amigos’), Reels (vídeos compuestos por tomas de 15 segundos que permiten resumir unas vacaciones o un día en familia por ejemplo, de una forma rápida), Instagram Shopping (introduce una nueva forma de comprar), IGTV (una opción que permite crear canales y publicar vídeos de larga duración, como una especie de “canal de televisión”), Checkout (la nueva opción de comprar a través de Instagram, sin la necesidad de acceder a la página web oficial del producto que deseamos obtener), Enlace (la red permite ahora añadir hipervínculos a artículos publicados en las “stories”) o el Avatar.
Respecto a las cuestiones planteadas al inicio del reportaje y fruto de este, las conclusiones recabadas de las personas que han formado parte de la muestra se revela que los usuarios que más tiempo invierten en esta red social (consumo superior a las 2 horas) son mujeres con edades comprendidas entre los 18 y 29 años, cuya ocupación actual es estudiante, y cuyo nivel de estudios se posiciona entre .los estudios postobligatorios (bachillerato y FP de grado medio) y grado, licenciatura universitaria o equivalente.
Además, según datos facilitados a este medio por 'The Social Media Family', Salamanca a fecha de agosto de 2022 cuenta con un total de 87.200 usuarios, de los que 40.400 son hombres y 46.800 mujeres. De ellos 56.500 son usuarios con edades comprendidas entre los 18 y 39 años, 28.300 entre 40 y 64 años, y 3.500 con más de 65 años.
Los usuarios que invierten mayor tiempo tienen la cuenta privada, y lo primero que hacen al despertarse es visitar esta red social. La mayoría confiesa no saber realmente qué es lo que les motiva a ser tan activos, pero gran parte de ellos coinciden en que son los ‘likes’, el deseo de convertirse en un referente y conseguir más seguidores.
Coinciden en que los principales fines para los que usan Instagram son: con un fin social para estar al corriente de la vida de amigos y conocer gente nueva; con un fin informativo para estar al corriente de la actualidad; para cotillear; para entretenerse; para dar rienda suelta a la creatividad y porque les permite expresarse con libertad, y sentirse más cerca de la gente que quieren.
Además, la mayoría refleja que no dejaría de publicar contenido si Instagram ocultara la posibilidad de ver los ‘likes’ y los comentarios. Reconocen que las tendencias de Instagram en referencia al ocio y la imagen si les influye. Y, finalmente afirman dar más prioridad a su seguridad (a tener como seguidores solamente a aquellas personas que quieren), evidenciando que el consumo de Instagram interfiere en la vida cotidiana de aquellos que la usan, tanto a nivel social y familiar como académico y profesional, ya que es una red social en la que se invierte mucho tiempo tanto para socializar (estando en contacto con las personas más allegadas a nosotros, permitiéndonos estar más de cerca de ellas), como para entablar amistad con desconocidos. También permite estar informados de todo aquello que acontece a su alrededor. Y resulta atractiva porque a su vez, con la publicación de imágenes y vídeos permite a los usuarios crear un espacio de arte donde poder dar rienda suelta a la creatividad.
Al mismo tiempo, se demuestra que de alguna manera el contenido que se publica está relacionado con el consumo que se hace, y que el sentimiento de soledad es un incentivo importante que hace que se intensifique la presencia en la red.
Los ‘likes’ y el número de seguidores importa en los usuarios de esta red social, aunque no prima sobre su seguridad. Es decir, que, aunque tener más seguidores y con ello más ‘me gusta’, sea una de las principales motivaciones entre los usuarios, dando a entender que buscan alcanzar la popularidad, no impide que a su vez se preocupen por su seguridad, protegiendo su propia intimidad.
La conclusión final, por tanto, manifiesta que Instagram se ha hecho con el liderato de las redes sociales, sobrepasando a Facebook con el principal fin de ser “más populares” a base de publicar detalles cotidianos del día a día.