La importancia de la ayuda psicológica en Valencia tras la DANA: "Nadie está preparado para muertes tan masivas e imprevistas"

Los habitantes de las zonas más afectadas por la catástrofe pueden experimentar estrés postraumático, trastornos de ansiedad o ira descontrolada, entre otras reacciones y afecciones mentales

Salmantinos ayudando por la DANA en Valencia y Albacete con recogidas de alimentos
Salmantinos ayudando por la DANA en Valencia y Albacete con recogidas de alimentos

Decenas de municipios damnificados, 222 fallecidos y daños materiales cuantificados en cerca de 12.000 millones de euros. Las consecuencias de la DANA en Valencia son las propias de una catástrofe. "La afectación es global. No hay electricidad, agua ni cobijo; y se han visto dañados los medios técnicos, la logística de los transportes y demás infraestructuras que sostienen el tejido funcional de una comunidad", señala Teresa Sánchez, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Todo ello contribuye a que se produzca una "fuerte conmoción psicológica" y a que los efectos sobre las personas "vayan a ser muy importantes", y más cuando han fallado de forma "estrepitosa" los protocolos que se deben utilizar en las fases de advertencia y amenaza. "El mundo se ha enterado en la de impacto y ahora estamos en las de inventario (de muertos, heridos y desaparecidos), rescate y remedio".

La ayuda psicológica cobra una gran importancia en la fase de remedio y en la posterior de recuperación, pero también puede estar presente en la de advertencia, "preparando simulacros o entrenando educativamente a la población", ausente, como ya se ha indicado, en el caso de Valencia. Los especialistas en salud mental sí que han intervenido, en cambio, en la de impacto con los intervinientes que tienen que entrar en la zona 0 (Paiporta), "descubriendo los daños, la magnitud de las pérdidas, toda la gente que ha muerto". La labor de unos y otros es muy distinta: "Educar a los colectivos para que sepan afrontar una catástrofe natural no es lo mismo que acompañar a los forenses", añade. Diferentes pero fundamentales en una situación inesperada, de afección global y duradera como la desencadenada el pasado 29 de octubre. 

Del estrés postraumático a la ira descontrolada 

Valencia tras la Dana. Jorge Gil / Europa Press
Valencia tras la Dana. Jorge Gil / Europa Press

La víctimas en Valencia son susceptibles de sufrir afecciones de salud mental como el estrés postraumático. "Tras un acontecimiento así, es difícil precisar qué porcentaje de hombres y mujeres lo desarrollarán con el paso del tiempo. Y es que puede presentarse semanas, meses e incluso años después de la catástrofe. De tal manera que, a día de hoy, mucha de la gente que aparentemente reacciona bien y está llevando a cabo labores de limpieza o de salvamento puede acabar teniendo esta patología", sostiene Teresa Sánchez, que, al mismo tiempo, afirma que se "abusa mucho" del concepto que nos ocupa y que hacen faltan falta varios factores para que se dé. "No toda persona que ha sufrido estrés acaba teniéndolo". 

Lo más común, según la psicóloga, tras situaciones como la causada por la DANA es que la población desarrolle trastornos de ansiedad, decepción, frustración, reacciones de agresividad o enfado descontrolado contra "los elementos que identifican como los culpables de lo que ha ocurrido. No se puede culpar a una tormenta que se genera en la atmósfera, pero sí a la persona que no ha informado correctamente de la misma a la población". Ese sentimiento de indignación se hizo patente durante la visita institucional de Pedro Sánchez, Carlos Mazón y los Reyes de España a Paiporta, donde se produjeron episodios de gran tensión. "El ser humano, en medio de la masa, es más impulsivo de lo habitual. Se deja arrastrar por líderes de opinión y, cuando forman grupo, la impunidad y el anonimato del tumulto hacen que todo el mundo tenga derecho a... Es el escenario ideal para externalizar la ira y buscar chivos expiatorios con más o menos fundamento. Socialmente, es comprensible". 

Otros trastornos frecuentes son los de somatización ("el cuerpo expresa a través de contusiones, dolores diversos, microdespertares, pérdida de apetito o pesadillas el malestar que ha vivido") y disociación o pérdida de la realidad. "La mente se quiebra y hay mecanismos de negación, de escisión... Trata de continuar su vida normal, pero hay una parte que está encapsulada, que tiene que ver con el horror vivido y acaba teniendo funcionamiento propio en algún momento". Mientras, los que han perdido a seres queridos se enfrentan a duelos "más o menos patológicos": "Nadie está preparado para muertes de este tipo, tan masivas e imprevistas. Las más de doscientas personas que han fallecido no sabían esa mañana que iban a morir. Ni lo sospechaban". 

Abordaje psicológico

Ejército de Tierra ayudando en Valencia tras la DANA
Ejército de Tierra ayudando en Valencia tras la DANA

"No podremos decir que ha pasado todo hasta dentro de dos o tres años. Otra cosa es que la atención pública, dentro de una semana, deje de ocuparse de ello. El asunto seguirá vivo, pero ignorado", apunta Teresa Sánchez. Lo que no se debe ignorar es la atención psicológica que precisan las víctimas para superar los trastornos y afecciones descritos en el apartado anterior. "Va a tener distintas fases. La de primeros auxilios comprende la atención inmediata, la escucha, el soporte, la empatía, la comprensión y la minimización de riesgos". Y es que las personas que lo han perdido todo pueden tener "ideación suicida o atentar contra sí mismas o terceros". La labor de contención de esas emociones, pues, es una de las tareas que han de desarrollarse inicialmente. 

En esa primera fase, los psicólogos deben hacer una especie de triaje para identificar a las personas que necesitan una atención "no demorable" por su situación de vulnerabilidad, como los pacientes que sufren alguna patología mental diagnosticada o que no pueden medicarse por la falta de fármacos. También los niños, ancianos y demás población dependiente. "Hay intervenciones importantes pero no urgentes, otras que son urgentes y evitan que se produzcan descontroles de impulsividad, reacciones de furia, autolesiones, comportamientos suicidas o de un riesgo elevado". Los voluntarios que, sin la formación necesaria, se adentraran en lugares peligrosos para realizar un salvamento respondería a esa actitud de peligro: "No evitarían la primera muerte, sino que producirían dos". 

Los psicólogos intervienen igualmente en la comunicación de malas noticias, en la retirada de objetos personales o en la identificación de cadáveres. Superado el primer nivel, en fases posteriores realizan labores "más de recomposición, de gestión y ordenamiento de los recuerdos, porque se van a confundir y mezclar los reales con los imaginados o escuchados. Por eso tiene tanta importancia lo que puede haber en cuanto a bulos o intoxicación informativa", ya que puede acabar formando parte de una misma masa de falsas vivencias traumáticas. A partir de ahí, comienza la coordinación "con equipos estables de salud mental. Una ventaja importante en Valencia es que en la propia Atención Primaria hay servicio psicológico", subraya Teresa Sánchez. 

En la terapia relacionada con catástrofes se trabajan los elementos traumáticos para evitar la disociación y se aborda el miedo de que todo vuelva a suceder. También se trata de impedir que las víctimas queden identificadas en dicho papel, "porque pueden acabar teniendo muchas consecuencias tardías. Trastorno de estrés agudo, postraumático...". Este último va acompañado de muchas alteraciones de tipo cognitivo, emocional e incluso neurovegetativo: "Los flashbacks hacen que retornen a la mente las imágenes, experiencias, los olores, sonidos... Se van a generar unos resortes de manera que, cada vez que huelan el barro, se activarán sus sistemas de alerta. Estarán hiperactivados sensorialmente y no podrán dormir o descansar". 

Es importante que el abordaje psicológico esté acompañado de una reparación de los daños materiales, aunque no sea completa "porque nadie les va a restituir las vidas que tenían antes. Nunca serán iguales. Muchos no podrán reconstruir sus casas ni recuperar sus coches". Tendrán incluso que habituarse a lugares distintos si los suyos de origen son recatalogados para no permitir la construcción. El Gobierno de España ya ha anunciado diversas ayudas para los afectados: desde las subvenciones directas por un importe de 838 millones de euros a autónomos y empresas a los 6.000 euros por vivienda dañada, pero aún queda por delante mucho trabajo y depuración de responsabilidades. "Habrá juicios de reclamación, daños y perjuicios, de tipo penal... Quedarse atascado en eso impide a veces que puedas evolucionar en la percepción de la pérdida". Y ahí la psicología desempeña una labor fundamental. "Les va a costar mucho pasar página. Muchos no lo van a conseguir, otros lo harán sin terapia. Cuanto más se tarde en volver a una situación de mínima normalidad, que los niños vayan al colegio o que los mayores acudan a sus casas, peor", concluye. 

Tercer relevo de los bomberos del Ayuntamiento de Salamanca en Paiporta
Tercer relevo de los bomberos del Ayuntamiento de Salamanca en Paiporta

Intervención en intervinientes 

Miembros de la UME o de Protección Civil, entre otros, ayudan cada día a paliar los efectos de la DANA en lugares como Paiporta, descrita como "una zona de guerra" por los bomberos del Ayuntamiento de Salamanca. Quienes, durante su labor, han rescatado cadáveres o enfrentado a situaciones penosas pueden necesitar la misma atención psicológica que las víctimas. De hecho, son de los primeros que la han solicitado al verse superados por lo que han vivido. "Es lo que llamamos intervención en intervinientes. Ahí se llevan a cabo algunas técnicas de evacuación de estrés y de verbalización de todo lo que han visto, de cómo han ido formando sus emociones y de cómo piensan que pueden vivir después de esto. Es una especie de anticipación del futuro".

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