"Un ictus puede dejar secuelas aunque los síntomas desaparezcan en horas"
Jesús Vizcaya Gaona, coordinador de la Unidad de Ictus de Salamanca, aborda a continuación, síntomas, riesgos, tratamiento y, entre otras cuestiones, la prevención y secuelas
Cada año, miles de personas en España sufren un ictus, una de las principales causas de discapacidad en nuestro país. A pesar de los avances médicos y tecnológicos, su impacto sigue siendo preocupante especialmente cuando no se reconoce a tiempo.
Desde el Hospital Universitario de Salamanca, uno de los centros de referencia en la atención al ictus en Castilla y León, Jesús Vizcaya Gaona, coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital explica en detalle qué ocurre en el cerebro durante un ictus, cómo actuar ante los primeros síntomas, y qué se está haciendo para mejorar el pronóstico de quienes lo padecen. Además, se analiza el papel de los factores de riesgo, las diferencias por edad y sexo, y el impacto creciente de esta patología en personas jóvenes, entre otras cuestiones.
Para comenzar, es fundamental entender qué es exactamente un ictus y qué lo provoca.
Tal y como explica el coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital de Salamanca las enfermedades vasculares cerebrales suelen manifestarse como episodios de déficit neurológico agudo, conocidos como ictus. Estos se producen por una alteración en el aporte sanguíneo adecuado al tejido cerebral, con una duración suficiente para causar lesión o muerte del mismo.
Por este motivo, Vizcaya Gaona aclara que los infartos cerebrales se clasifican en distintos subtipos, según la causa subyacente y basándose en factores de riesgo vascular, características clínicas y hallazgos en pruebas diagnósticas. Las principales causas de la oclusión de vasos de gran calibre o sus ramas secundarias son la arterioesclerosis, embolias de origen cardíaco, y lesiones de pequeñas arterias que irrigan estructuras cerebrales profundas.
¿Cómo empieza un ictus?
El doctor manifiesta que desde el momento en que se interrumpe el aporte sanguíneo cerebral, se altera la barrera hematoencefálica, que es una estructura que protege el cerebro restringiendo el paso de sustancias desde la sangre hacia el tejido cerebral y esto provoca que aumente la cantidad de agua y proteínas en el tejido cerebral, lo que da lugar a un edema que ocasiona daño cerebral.
Asimismo, el coordinador de la unidad recalca que el ictus no se manifiesta con un único síntoma evidente, pero representa una urgencia médica extrema. Su identificación precoz es fundamental. Diversas fuentes coinciden en destacar los siguientes signos de alarma, especialmente cuando aparecen de forma repentina: debilidad o adormecimiento en un lado del cuerpo; dificultad visual en uno o ambos ojos; problemas para hablar o comprender el lenguaje; y vértigo o inestabilidad, particularmente si se asocia a alguno de los síntomas anteriores, manifiesta Jesús Vizcaya.
Factores que aumentan la probabilidad de sufrir un ictus
Según el doctor existen diversos factores que aumentan la probabilidad de sufrir un ictus, y se dividen en dos grandes grupos: modificables y no modificables, declara el doctor.
Por esto, tal y como explica entre los factores no modificables se encuentran la edad, el sexo, la etnia y la herencia genética, elementos sobre los que no se puede actuar directamente, pero que influyen en el riesgo individual.
Sin embargo, la mayoría de los casos de ictus están asociados a factores modificables, es decir, aquellos sobre los que sí se puede intervenir. Los más relevantes son: la hipertensión arterial, la dislipemia (alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos), la diabetes mellitus, el síndrome metabólico, el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas, la obesidad, la apnea-hipopnea del sueño y el uso de anticonceptivos orales, aclara Vizcaya Gaona.
¿Se pueden prevenir los ictus?
El coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital de Salamanca esclarece que en muchos casos, el ictus puede prevenirse si se adoptan los hábitos adecuados. La prevención primaria resulta esencial, especialmente en personas con factores de riesgo vascular identificados.
En esta línea, tal y como indica Vizcaya Gaona, en 2024 la American Heart Association (AHA) publicó nuevas guías con ocho estrategias clave para reducir el riesgo de ictus:mantener una alimentación saludable, realizar actividad física regular, Abandonar el tabaquismo, dormir un número adecuado de horas, controlar el peso corporal, gestionar los niveles de colesterol, regular la glucemia (azúcar en sangre) y mantener la presión arterial dentro de los valores normales.
Diferentes tipos de ictus
Sobre los diferentes tipos de ictus existen dos según su causa: los isquémicos, que son los más frecuentes y se producen por una obstrucción del flujo sanguíneo al cerebro, y los hemorrágicos, mucho menos comunes, que se deben a la rotura de un vaso sanguíneo y el consiguiente sangrado en el tejido cerebral, esclarece Vizcaya.
Por otro lado, tal y como aclara el doctor dentro de los ictus isquémicos, las causas pueden ser el estrechamiento severo de grandes arterias cerebrales, la presencia de émbolos procedentes del corazón, la obstrucción de pequeñas arterias profundas, situaciones de origen desconocido o la presencia de enfermedades menos habituales como trastornos de la coagulación o vasculopatías no arterioescleróticas.
Personas mas vulnerables a sufrir un ictus
Las personas que son mas vulnerables a sufrir ictus son las de edad avanzada y aquellas con varias patologías crónicas, ya que, el ictus es una enfermedad de origen multifactorial, fuertemente ligada al mal control de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes o el colesterol alto, explica el experto.
No obstante, en los últimos años también se ha observado un aumento de casos identificados en personas jóvenes y aparentemente sanas. Aunque su incidencia real sigue siendo baja, se cree que este crecimiento no se debe tanto a un incremento de casos, sino a una mejor concienciación social y a una mayor capacidad diagnóstica, que permite detectar precozmente estos ictus menos habituales, finaliza el coordinador de la unidad en el Hospital de Salamanca.
¿Puede un ictus dejar secuelas, aunque los síntomas desaparezcan en pocas horas?
Tal y como manifiesta el doctor aunque los síntomas de un ictus puedan desaparecer en pocas horas, eso no significa que no deje huella. Incluso en los casos transitorios pueden detectarse lesiones cerebrales mediante pruebas de imagen. Estas secuelas, aunque no siempre visibles a simple vista, pueden afectar funciones cognitivas como la memoria y la concentración, e incluso provocar alteraciones emocionales, como la depresión.
Por eso es el experto insiste en que es crucial identificar un ictus desde los primeros minutos. La población debe estar atenta a signos de alarma que suelen aparecer de forma repentina, como debilidad o adormecimiento en un lado del cuerpo, dificultades visuales en uno o ambos ojos, problemas para hablar o comprender el lenguaje, y sensación de vértigo o inestabilidad, especialmente si se acompaña de alguno de los síntomas anteriores. Reconocer estas señales a tiempo puede marcar la diferencia entre una recuperación favorable o graves consecuencias neurológicas.
¿Cuál es el proceso que se sigue en el Hospital de Salamanca para tratar a una persona con ictus?
Según esclarece el coordinador de la unidad una vez el paciente llega al hospital, el primer paso clave es una evaluación clínica inmediata por parte de profesionales expertos en ictus. Posteriormente, se realiza una tomografía computarizada (TC) cerebral multimodal. Esta prueba permite, en primer lugar, descartar hemorragias cerebrales y otras lesiones estructurales, y, en segundo lugar, analizar el estado de las arterias cerebrales y el flujo sanguíneo. En algunos casos, si se requiere mayor precisión diagnóstica, se complementa con una resonancia magnética cerebral urgente.
En el Hospital de Salamanca, la atención a un paciente con ictus se inicia de forma inmediata gracias a la activación del denominado “código ictus”. Este protocolo se pone en marcha incluso antes de la llegada al hospital, cuando el equipo de emergencias realiza una primera valoración y alerta al servicio de neurología para que esté preparado, aclara Vizcaya Gaona.
En cambio, si el paciente llega por sus propios medios, es el personal de triaje quien detecta los signos y contacta de forma urgente con el equipo especializado. A partir de ahí, se realiza una evaluación clínica exhaustiva, junto a pruebas básicas como análisis de sangre y un electrocardiograma. De manera coordinada con radiología, se efectúa una tomografía computarizada multimodal que permite conocer el estado del cerebro y las arterias implicadas. En función de los hallazgos, se determina el tratamiento más adecuado, que puede incluir el control de hemorragias, la administración de fármacos fibrinolíticos o incluso una trombectomía mecánica en los casos más graves. Si el estado del paciente lo requiere, se activa además la participación del equipo de medicina intensiva para asegurar un abordaje integral, expresa el doctor.
Por esto, el especialista insiste en que contar con unidades de ictus especializadas marca una diferencia crucial en la evolución del paciente. Estas unidades permiten una atención precoz, continua y altamente especializada, con equipos multidisciplinares formados por neurólogos, personal de enfermería experto, radiólogos, fisioterapeutas, rehabilitadores y trabajadores sociales. Juntos no solo tratan la fase aguda del ictus, sino que también monitorizan posibles complicaciones y determinan su origen para prevenir nuevos eventos.
Además, Vizcaya Gaona recalca que estas unidades están dotadas con tecnología específica para la monitorización cardíaca y el estudio vascular, lo que permite ajustar el tratamiento de forma precisa desde el primer momento. La intervención temprana en la rehabilitación también es fundamental para favorecer la recuperación funcional del paciente y su reincorporación a la vida cotidiana.
¿Qué profesionales forman parte del equipo que trata a un paciente con ictus?
El tratamiento del ictus es un proceso complejo, según Vizcaya, ya que exige una atención coordinada y multidisciplinar. Por este motivo, en este abordaje integral intervienen diversos profesionales sanitarios especializados. En primer lugar, tal y como explica el personal de enfermería y los técnicos con formación específica en patología neurovascular aguda desempeñan un papel clave en el cuidado inmediato del paciente. Los neurólogos, con experiencia en ictus, lideran la valoración clínica y la toma de decisiones terapéuticas desde el momento del ingreso.
Por su parte, los radiólogos y radiólogos intervencionistas participan activamente en el diagnóstico por imagen y en procedimientos como la trombectomía mecánica. En la fase de recuperación, los médicos rehabilitadores y fisioterapeutas diseñan y aplican planes individualizados para recuperar las funciones neurológicas afectadas. Finalmente, los trabajadores sociales contribuyen de forma esencial al proceso de adaptación del paciente y su familia tras el evento, orientándoles en el acceso a recursos y apoyos necesarios para retomar su vida diaria con la mayor autonomía posible, finaliza.
¿Cuál es el porcentaje de los pacientes que logra una recuperación tras un ictus?
Según el doctor el grado de recuperación depende de múltiples factores, como la edad del paciente, los factores de riesgo, la etiología del ictus y la extensión del daño cerebral. Sin embargo, gracias a los avances en el diagnóstico y tratamiento precoz, se estima que entre el 20 % y el 30 % de los pacientes logran una recuperación funcional significativa.
¿Qué factores influyen para que una persona sufra un segundo ictus? ¿Por qué ocurre?
Evitar un segundo ictus es uno de los grandes retos en el seguimiento de estos pacientes, aclara el coordinador de la unidad. Sin embargo, aproximadamente uno de cada cuatro ictus se produce por causas que no pueden determinarse con claridad, lo que complica su prevención específica. A esto se suma un factor determinante: el mal control de los factores de riesgo vascular, como la hipertensión arterial, la diabetes, las alteraciones del colesterol o el tabaquismo.
Estas condiciones, si no se gestionan adecuadamente, aumentan considerablemente las probabilidades de sufrir una recaída. Por eso, tras un primer ictus, resulta crucial mantener un estilo de vida saludable, seguir de forma estricta los tratamientos médicos y realizar controles periódicos. Solo así se puede reducir de forma significativa el riesgo de un nuevo evento cerebrovascular, finaliza Vizcaya Gaona.
¿Cómo se mide el nivel de afectación o discapacidad tras un ictus?
Para medir el impacto funcional que deja un ictus en un paciente, los profesionales utilizan escalas clínicas específicas. La más empleada en neurología es la Escala de Rankin modificada (mRS), que permite evaluar el grado de autonomía del paciente en su vida diaria. Esta escala comprende siete niveles, que van desde el 0, que indica ausencia total de síntomas, hasta el 6, que corresponde al fallecimiento.
Entre estos extremos, se establece un rango de grados de discapacidad: desde una persona que puede realizar sus actividades habituales sin ayuda (niveles 1 y 2), hasta quien requiere asistencia parcial o total para desenvolverse (niveles 3, 4 y 5). Esta herramienta resulta fundamental no solo para valorar la evolución del paciente, sino también para planificar su tratamiento rehabilitador y los apoyos necesarios en su entorno.
¿Cuándo se considera que un paciente ha alcanzado una recuperación óptima?
Tal y como explica el doctor se considera que un paciente ha alcanzado una recuperación óptima cuando logra regresar a su nivel funcional previo al ictus o presenta una discapacidad leve, evaluada con un puntaje menor a 3 en la Escala de Rankin modificada (mRS). Esto significa que la persona puede desenvolverse de manera independiente en las actividades básicas de su vida diaria, aunque podría necesitar ayuda en tareas más complejas.
¿Ha aumentado la incidencia de ictus en los últimos años?
El incremento en el número de casos notificados se atribuye en parte a una mayor concienciación de la población y a una mejora en la capacidad diagnóstica del personal sanitario. No obstante, el control insuficiente de los factores de riesgo vascular continúa siendo un problema relevante. Por ello, resulta fundamental mantener y reforzar las campañas de prevención, la educación sanitaria y el seguimiento médico riguroso de enfermedades como la hipertensión, la diabetes o la dislipemia, declara Vizcaya.
¿Hay diferencias en la incidencia de ictus según el sexo o la edad?
La edad es el principal factor de riesgo no modificable, ya que la probabilidad de sufrir un ictus aumenta progresivamente con los años. En cuanto al sexo, el ictus es más común en hombres durante la edad adulta media, mientras que en mujeres predomina en edades más avanzadas, debido a su mayor esperanza de vida. Además, las mujeres jóvenes presentan una menor incidencia de ictus isquémico, probablemente gracias al efecto protector de los estrógenos. Sin embargo, cuando el ictus afecta a mujeres, suele manifestarse con cuadros más graves y un pronóstico funcional peor, revela el coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital.
¿Cuántos casos de ictus atiende al año el Hospital de Salamanca?
De acuerdo con la explicación del doctor durante el año 2024, se atendieron aproximadamente 1.200 pacientes en la Unidad de Ictus del Hospital de Salamanca. Actualmente, el servicio de Neurología del Hospital atiende, además de pacientes de la provincia, determinados tratamientos agudos procedentes de las provincias de Ávila y Zamora.
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