Diligencia y responsabilidad. Estos son los dos apelativos que se le vienen a uno a la mente cuando asiste a una celebración de carácter castrense como la que se ha vivido la mañana de este viernes en la Base Aérea Militar de Matacán, donde ha tenido lugar la festividad de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la Aviación. El acto, que se ha desarrollado en su práctica totalidad en el Hangar A2, ha contado con la participación de alrededor de 300 militares de todos los rangos, así como con la presencia de personalidades de la capital -el alcalde, Carlos García Carbayo, entre otros- y de la provincia -el vicepresidente primero de la Diputación de Salamanca, Carlos García-.
El evento ha comenzado pasado las 11 de la mañana con un evento religioso, en el que la advocación mariana católica de Nuestra Señora de Loreto ha sido el centro del oficio.
Posteriormente, ha tenido lugar el acto castrense que ha tenido como sede el Hanga A2 de la base aérea ubicada en el Aeropuerto de Salamanca (Matacán). Los prolegómenos del acto han estado centrados por la escucha del himno nacional y el pase de revista de la tropa por parte del coronel de la base, José Gallo Rosales.
Imbuido de un marcado carácter castrense, donde la seriedad y el rigor ha imperado en todo momento, el evento ha continuado con la imposición de condecoraciones de distinta índole a las tropas del regimiento. En todo momento la celebración ha estado acompañada por la música militar y las intervenciones de la ‘Escuadrilla de honores’, compuesta por 54 soldados en formación.
José Gallo Rosales, que primeramente se había dirigido a los allí presentes mediante el tradicional saludo militar, realizó un discurso muy centrado en la remembranza de la historia de la onomástica de la Virgen de Loreto, patrona del cuerpo de la Aviación. Su alocución finalizó con vivas a España, el rey y el Ejército del Aire. El broche a la intervención del jefe de la Base Aérea de Matacán concluyó con el himno del Ejército del Aire.
Las postrimerías de la celebración, como no podía ser de otra manera, estuvieron destinadas al recuerdo de los militares que entregaron su vida en acto de servicio. Para ello, se retransmitió por la megafonía la la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák y 'La Muerte no es el Final', la composición de Azurmendi integrada como himno para honrar los caídos de las Fuerzas Armadas Españolas. Asimismo, se procedió a realizar una ofrenda florar a la imagen de Nuestra Señora de Loreto antes del desfile final por una de las pistas del aeropuerto de Matacán.