La historia de amor salmantina de El Lobo, el famoso topo de ETA

Mikel Lejarza, alias Lobo, es el espía más famoso de la historia reciente española. Su vida es de sobra conocida, pero hasta ahora no se conocía su testimonio. Un libro publicado en este 2019 por el propio infiltrado repasa sus andanzas y, por supuesto, la época en la que vivió en la capital salmantina

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El Lobo es seguramente el espía más famoso de la historia española reciente, porque mucho es lo que de él se ha contado a lo largo de los años. Y no es para menos: fue capaz no sólo de infiltrarse con éxito en la banda terrorista ETA, sino también de conseguir llegar a la escala más alta de su cúpula, siendo nombrado responsable de la infraestructura de pisos francos meses antes de que fallecise Franco.

El gran golpe que asestó a ETA estuvo a punto de acabar con ella en un año clave como fue 1975. Décadas después sólo faltaba una cosa por conocer de él: su propio testimonio. La espera se ha acabado. El Lobo, de 71 años, acaba de publicar sus memorias, escritas junto al periodista Fernando Rueda. El libro se llama Yo confieso (Roca Editorial), un auténtico recorrido en primera persona a las tan llamadas ahora como Cloacas del Estado, a través de la lucha antiterrorismo, la guerra sucia del GAL, o la amenaza yihadista. Porque cuarenta y cinco años de espionaje e infiltración dan para mucho.

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Claro, el recorrido vital de Mikel Lejarza Eguía ya se conocía, primero, a través del libro Lobo. Un topo en las entrañas de ETA, que publicaron los periodistas Manuel Cerdán y Antonio Rubio a comienzos de este siglo. Segundo, por la película dirigida por Miguel Courtois que protagonizó Eduardo Noriega. Ya en el libro de Cerdán y Rubio se daba a conocer la estrecha relación de El Lobo con Salamanca. A Salamanca llegó Lejarza con una de sus múltiples identidades falsas, enviado por los dirigentes del CESID en 1978. Cerdán y Rubio contaron que había llegado para investigar a los estudiantes vascos de la Universidad de Salamanca y sus conexiones con ETA, en la denominada Operación Escoba. Ahora, en 2019, el relato del topo ya es en primera persona. 

"Me alquilaron un coche y, en el Hotel Regio, que era bueno, me cogieron una habitación. Pero yo por la noche me fui a dormir a Madrid (...) La misión consistía en identificar a estudiantes que escondían a etarras (...) No tardamos mucho en descubrir a un grupo que estaba bastante liado con ETA. Nosotros los seguíamos desde Salamanca hasta el norte y allí veíamos lo que hacían. Nos enteramos de que, desde un piso de Salamanca, estaban haciendo un túnel hasta el Gobierno Militar. Lo tenían muy avanzado (...) Descubrieron el túnel y terminamos de pillar a varios etarras, pero las detenciones se efectuaron en el norte para que no supieran que los habíamos controlado en Salamanca", cuenta El Lobo en su nuevo libro. 

Una historia de amor con la Catedral de fondo

Pese a toda la actividad antiterrorista que el agente secreto realizaba por aquellos años; el suceso más relevante de la estadía de El Lobo en Salamanca fue conocer a la mujer que, desde entonces, comparte la vida con él. Su mujer Mamen. "Su nuevo amor es de estatura mediana, rubia, ojos verdes, atractiva y reciente ganadora del certamen de Miss Salamanca. Es decir, entra en los parámetros de Mikel", dice el libro de 2004 de Cerdán y Rubio. 

Lo cuenta el mismo Lobo ahora en 2019: "Al mismo tiempo que buscábamos etarras, en 1978 habíamos contactado en Salamanca con unos mercenarios portugueses que habían estado en Angola. Establecí relación con ellos y resultó que estaban esperando un camión que venía de Portugal y transportaba armas para pasarlas a Francia. Comuniqué al servicio que había que seguirlos y los controlamos. Los menciono, más que por ellos, por lo que sucedió una noche que estábamos juntos en el pub Rojo y Negro, el más conocido de la ciudad. Me gustaba una chica que se llamaba Mamen, desde el momento en que me crucé con ella sentí el flechazo del amor (...) El dueño de la tienda de ropa en la que trabajaba me tenía una manía increíble, porque se dio cuenta de que Mamen conmigo iba en serio: "Este cabrón se la va a llevar y me la va a quitar de aquí». Tenía toda la razón: cuando Mamen dejó de trabajar, no tardaron en cerrar".

Mikel Lejarza

En la Plaza Mayor, en julio de 1978, Lejarza le contó su verdad a Mamen. Compró en un quiosco el ABC y descubrió que en el suplemento Blanco y Negro aparecía un reportaje en el que se elogiaba la labor del infilitrado en ETA. "Ese, ese del que habla el periódico soy yo. Yo soy Mikel Lejarza, yo soy Lobo, pero hasta ahora no he podido decirte nada. Soy un agente secreto que trabaja para España y para que los españoles puedan dormir en paz". Incrédula, la joven no le tomó en serio al principio. 

Y así, entre la Plaza, El Puerto de Chus y la discoteca Tito's surgió el amor. Se casaron en 1983 y no se han separado desde entonces. Mientras residieron en Salamanca, su primer hijo fue al colegio de Santa Marta, localidad en la que vivía la madre de Mamen. 

"Seguro que Miguel sigue yendo todavía por Salamanca"

"Seguro que Miguel seguirá yendo todavía hoy por Salamanca", le dijo el periodista Manuel Cerdán a su homólogo Fernando Rodríguez hace un par de años en El Día de Salamanca. "Sé que tiene buenos amigos por allí". De la época salmantina de El Lobo es, por ejemplo, el carnet de socio del histórico bingo de la Unión Deportiva Salamanca situado en la calle Franciscas, y que le expidieron a nombre de Julio Forcada Serrano, una de sus múltiples identidades falsas. 

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En otro documento, un pasaporte expedido a nombre de Miguel Ruiz Martínez, figura un domicilio de Salamanca ubicado en el número 9 de la plaza de San Francisco de Sales, en el barrio de La Vega. Allí vivió alguna vez el infiltrado más famoso de España.

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