¿Quién iba a decir que atravesar una simple puerta de metal pudiera transmitir un cambio de época? Solo un paso, el que separa la valla de obra exterior que protege los trabajos del atrio norte de la Catedral Nueva de Salamanca llevan a hacer sentir que se está en un sitio diferente.
Privilegiados, los que pueden trabajar a los pies de la imponente Catedral de la Asunción de la Virgen, que lo parece aún más si se mira desde ‘el agujero’ donde se están realizando las labores para subsanar las deficiencias de la estructura de la lonja que le llevaron a estar al borde del derrumbe y aprovechar, además, el proyecto para construir un aseo de uso público, tan escasos en la ciudad.
A simple vista pueden parecer cuatro piedras y varios trabajadores en una obra normal. Pico, rastrillo, pala, una retroexcavadora pequeña o un carretillo que se llena cada poco tiempo de escombros para ser vaciado a escasos metros por los operarios de la empresa salmantina Carlos Riesco (UTE Riesco Estudio).
Sin embargo, es una sensación efímera porque todo salmantino que ha mamado su ciudad, rápido se da cuenta de que está en un lugar privilegiado. Un pequeño cambio de perspectiva y abriendo la mente, se siente un trocito de historia. Darse cuenta de que sobre el barro y la tierra que se pisa, húmeda por las últimas lluvias, hacía tiempo que no caminaba nadie y que los últimos lo hicieron sobre losetas de cemento, pero varios metros por encima.
En un lugar que no está abierto al público y que hasta ahora tampoco para la prensa, Salamanca24horas.com ha conseguido gozar de ese mismo privilegio que los que allí trabajan: estar bajo el atrio de la cara norte de la Catedral Nueva de Salamanca y presenciar el descubrimiento de restos de antiguos asentamientos de la ciudad y que posiblemente serán tapados de nuevo.
Restos de la época prerromana, romana y celtibérica o incluso con similitudes a lo hallado en el Cerro de San Vicente
En noviembre del pasado 2022, y tras cuatro años cerrado a los viandantes, comenzaron las obras para reformar el atrio de la lonja norte de la Catedral de la Asunción de la Virgen (Catedral Nueva). El deterioro a causa de las humedades y las goteras obligó al Cabildo catedralicio a tomar esa decisión por el riesgo de derrumbe.
Tras una licitación, la empresa salmantina Carlos Riesco, habituada a realizar trabajos de reforma del patrimonio, comenzó las labores para retirar cuidadosamente las losas de piedra, los peldaños o las cadenas que se encontraban en el lugar. Todas las piezas fueron numeradas y almacenadas para posteriormente tener que volverlas a montar en el mismo lugar donde estaban situadas, no sin antes limpiarlas y restaurarlas.
Una vez retiradas esas piezas comenzó la labor para realizar una nueva estructura de hormigón que deberá llevar una cimentación con "micropilotes terminados con encepados y vigas de atado de hormigón entre ellos para sostener y reforzar la cara norte del atrio", cuentan desde la empresa. Sin embargo, para poder realizar esas perforaciones, que llegan hasta a 12 metros de profundidad, se ha considerado necesario realizar las catas arqueológicas y así determinar, con esa investigación, que no se iba a dañar ninguna posible pieza de valor que se encontrara más profunda., algo que ha supuesto un pequeño retraso en la continuación de los trabajos.
Siguiendo la normativa, tal y como han informado fuentes del Ayuntamiento de Salamanca, se autorizó desde Patrimonio la realización de tres sondeos para determinar las características del suelo y tantear el lugar, algo obligatorio en este tipo de acciones que se llevan a cabo en el casco antiguo de Salamanca. “Estos sondeos arqueológicos se hacen para tantear el suelo porque esta obra que sirve para reforzar el atrio necesita hacer micropilotes. Por ello la legislación indica que hay que hacer sondeos arqueológicos, que es lo que hemos hecho para saber qué hay y hemos descubierto piezas interesantes”, apunta a Salamanca24horas.com la arqueóloga encargada de la investigación, Elvira Sánchez.
Para Elvira tener en sus manos fragmentos de la historia o la prehistoria de Salamanca no es algo nuevo, pero sí lo es para algunos de los trabajadores de la empresa que viven con especial ilusión el día a día de la obra. Ellos han sido los encargados de realizar dos de los tres sondeos que han sacado a la luz diferentes piezas. En uno de estos se ha encontrado una estructura circular muy similar a las de los asentamientos prehistóricos en forma de cabaña, como las descubiertas en el Cerro de San Vicente. Otro donde sin encontrarse una estructura tan homogénea van apareciendo diferentes elementos como un sillar antiguo, una pieza de grandes dimensiones labrada y usada para la construcción de muros de edificaciones.
“Este sondeo nos da mucho material de tradición indígena”, nos explica Elvira Sánchez, arqueóloga salmantina con una gran experiencia atesorada, mientras caminamos alrededor de las excavaciones. “Lo estamos haciendo con un procedimiento manual. Este es el que estamos cuidando con más detenimiento porque han salido materiales muy importantes, con algunos fragmentos que no habían salido, ni siquiera, en el Cerro de San Vicente”, lugar considerado como la cuna de Salamanca en la Edad de Hierro.
Junto a ese sondeo se descubre una hilera de piedras que si uno no sabe mucho de arqueología -como el autor de este artículo- no se da cuenta lo que tiene delante: “Lo sorprendente de esta actuación es que al desmantelar el suelo ha salido este espacio que estaba bajo la cubierta”. Se trata del suelo empedrado, ya registrado y documentado, que tiene que ver con la antigua calle “con suelo del siglo XVIII, principios del XIX, que formaba parte de la ciudad. Posteriormente se techó en 1970 y quedó cubierto. Esto estaba debajo de donde nosotros antes solíamos estar encima, en la parte alta” -refiriéndose a la parte alta del atrio por el que se podía pasear hasta ser cerrado en 2019.
Además de esa calle, en las primeras capas de la excavación salieron a la luz varias dovelas con motivos florales claramente identificados y que, según los expertos que han visitado la obra, podría tratarse de parte de la estructura de una vivienda prerrománica que estuviera allí asentada.
En los otros sondeos todavía se está estudiando las hipótesis y queda una evaluación más específica por parte de Elvira Sánchez para determinar de qué época puede ser la estructura en forma circular que se ha hallado. No obstante, esta actividad está haciendo que salgan otros muchos materiales que “estamos investigando, qué puede ser de uno u otra cronología y hay que datar o situar”. Sin embargo, lo importante también del hallazgo –“El más importante del siglo en Salamanca para Elvira- es “la ubicación y como ha permanecido como en una cápsula del tiempo. Esto es lo que tiene Salamanca, el cómo se conservan las cosas”.
Unos restos que en un principio no tienen la “entidad suficiente para musealizar la zona”, según el Ayuntamiento
A pesar de los hallazgos en la excavación, Elvira Sánchez explica que solo se actuará en el lugar donde van a ir colocadas las zapatas que sostengan el atrio. “El resto será reserva arqueológica y se sigue la premisa de no tocar si no lo necesitamos”. Es decir, como el objetivo de la obra no es una excavación arqueológica, sino la creación de una estructura para reforzar el atrio, la empresa no seguirá sondeando más zonas en busca de nuevos restos.
Un representante de la empresa nos cuenta en el mismo lugar que todas las piezas que se han desenterrado, “se han valorado y se ha redactado un informe técnico por parte de la arqueóloga responsable clasificando las piezas de mayor valor. Estas se van a limpiar, documentar y entregar al museo”.
Esa misma opinión, “en un principio”, comparte el Ayuntamiento de Salamanca que aseguran a este medio que “los restos que se han encontrado no tienen una entidad suficiente como para musealizar la zona”. No obstante, han asegurado que se van a proteger estos restos “porque no afectan a la reforma. Se realizará un informe preliminar y se remitirá a la comisión de Patrimonio”.
Por su parte, la empresa ha explicado que la estructura se va a proteger “con un geotextil que también sirve para marcar el nivel hasta el que se ha excavado. Después se rellenarán las excavaciones realizadas con la misma tierra. Todo queda documentado, pero se tapa, porque la actuación del proyecto no es esa, sino hacer la estructura y unos aseos públicos”.
Tal y como ha explicado la arqueóloga Elvira Sánchez, todavía queda “lavar el material y estudiarlo”. Cabe esperar que una vez que se seque la tierra, si la lluvia lo permite, se podrá analizar de una forma más cómoda y precisa todas las piezas que no pueden ser extraídas del lugar y aquellas que puedan aparecer en los próximos días, aunque los trabajos arqueológicos están ya en la recta final. No obstante, lejos de lo que se pueda determinar, para ella, estos hallazgos ya tienen un importe valor patrimonial.
Aunque ya parece poco probable, habrá que esperar para saber si el atrio de la Catedral Nueva de Salamanca sigue escondiendo más secretos de la historia salmantina. Es lo que tiene esta ciudad y su magia, que no solo está a pie de calle, a veces también puede estar enterrada en lugares inesperados y por los que siempre los salmantinos hemos caminado, sin percibir que bajo nuestra huellas también se guardan aquellas de nuestros antepasados.
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