El Ministerio de Consumo iniciará un proyecto piloto para conocer las percepciones de los escolares sobre sus dietas y hábitos saludables, con el fin de identificar los motivos que llevan a la mala alimentación y falta de ejercicio físico en la población infantil.
En referencia al estudio Aladino 2019 sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España, que concluyó que el 40,6 por ciento de niños y niñas sufre exceso de peso, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha afirmado que "es el resultado de hábitos poco saludables, entre los que se encuentra una dieta poco equilibrada y la ausencia de prácticas de ejercicio físico, entre otras razones".
Por ello, en dicho proyecto, como novedad, serán los propios escolares quienes elaboren el diagnóstico y las propuestas de políticas que ayuden a luchar contra la obesidad. En este sentido, Garzón ha detallado que el proceso de diagnóstico involucrará a cien escolares de primer ciclo de la ESO (de 12 a 14 años) de cuatro municipios diferentes del país, entre los que estará Málaga. La participación será paritaria, territorialmente diversa y responderá a diferentes perfiles socioeconómicos.
En este sentido, el proyecto permite contar con la información directa de los escolares, con quienes Consumo pretende analizar las causas de la obesidad y hábitos no saludables identificados por ellos mismos. Garzón se ha mostrado convencido de que esta iniciativa y su metodología puede proporcionar información de calidad para las políticas públicas, tanto del gobierno del país como de los municipales.
La iniciativa se suma a las ya emprendidas por el Ministerio de Consumo para abordar de forma integral el problema de la obesidad infantil. Además de las iniciativas fiscales para desincentivar la ingesta de bebidas azucaradas, el etiquetado frontal de productos y la revisión de la normativa de publicidad de alimentos infantil, Consumo abre la línea de trabajo en formación y educación de menores en hábitos saludables.
Según Garzón, su cartera apuesta por promover cambios en los patrones de consumo que empujen a que los ciudadanos adopten dietas más saludables. En ese sentido, ha ensalzado la dieta mediterránea, "desplazada, desgraciadamente" por la comida rápida, ultraprocesada o alta en componentes nutricionales desfavorables que a medio plazo están vinculadas a enfermedades crónicas o incluso a algunos tipos de cáncer.