Las maquinarias y las nuevas tecnologías han quitado mucho protagonismo a lo artesanal, a lo que sale del más puro corazón, además de estar hecho totalmente a mano. Una realidad que a muchas personas les disgusta y a la que no quieren amoldarse, y que siguen utilizando sus propias manos e imaginación para realizar auténticas obras de arte que nos transportan a la tradición salmantina.
Julián Vicente es un hombre de Pereña de la Ribera que ha querido mostrar lo que lleva haciendo durante muchos años atrás, 21 para ser más exactos. Y es que desde 2003, ha ido tallando en madera lo que la cabeza le dictaba, con muchas horas de trabajo y sacando todo del alma.
El artista ha expuesto en el Centro Municipal Integrado Trujillo todas sus obras, a las que se ha dedicado desde que se jubiló con mucho mimo y tiempo, sobre todo esto último. Algo que surgió en Guipúzcoa, y que se ha trasladado hasta Salamanca para gritar a los cuatro vientos que la edad y el arte, no tienen un número máximo.
“Me impactó tanto que terminamos hablando de ello. Fui a hacer una visita y me enseñó lo que hacía en sus ratos libres”
Todo comienza en el País Vasco, a raíz de una visita a un antiguo compañero de trabajo, donde este último le enseñó lo que hacían en uno de los talleres que se impartían en el Hogar del Jubilado, dando con uno de los alumnos que acabó mostrándole el camino a seguir: “Me impactó tanto que terminamos hablando de ello. Fui a hacer una visita y me enseñó lo que hacía en sus ratos libres”.
Dicen que los mayores son la gran cuna del saber y que tenemos que cuidarlos, ya "que sabe más el diablo por viejo que por diablo", y así quedó demostrado, ya que “un señor de edad avanzada estaba tallando un Guernica y me dijo como lo hacía”.
Ahí comienza su gran viaje por las astillas, los troncos y la madera, sin haber tocado antes nada relacionado con la naturaleza, pero cogiendo los materiales necesarios para viajar por el mundo de las curvas y las profundidades, para crear desde cero auténticas obras dignas de cualquier museo: “No tengo ninguna formación y cuando he empezado ha sido después de estar jubilado”.
Hemos hablado del tiempo, de las horas que puede llevar realizar este tipo de trabajos. En concreto, nos hemos querido centrar en el Guernica, original de Picasso de 1937, en el que años después podríamos decir que tiene una réplica de madera con toque salmantino: “Lleva muchas horas, yo empecé haciendo la obra en invierno, pero después ya le dediqué más tiempo a las demás en otras épocas”.
Los relojes son otras de las piezas claves. Para entender el tiempo, nunca mejor dicho, que llevan estas, tendríamos que pensar que cada una de ellas van desde las 70 hasta las 100 horas. Poniendo como ejemplo una de ellas: “La que tiene un urogallo encima me ha llevado casi 100 horas. El reloj que menos tiempo me ha llevado han sido 70, pero los demás han sido 80 o incluso 90 horas".
De media podríamos decir que cada una tiene unas 100 horas, y sirvió como entretenimiento desde el principio, pero después “se convirtió en una droga. Los inviernos los pasaba en el garaje tallando ocho horas diarias, y repito, sin tener formación ninguna de cómo se hacía”.
"Yo utilizo la improvisación. Por ejemplo, si estoy trabajando, no puedo hablar con nadie por si me despisto"
La obra maestra, por lo menos en cuanto a horas, es la propia iglesia de Pereña de la Ribera, donde se ha ido tallando poco a poco hasta superar las 200 horas. Se puede apreciar en el relieve del edificio, en cada ladrillo, tallado uno a uno hasta completar uno de los lugares más llamativos del propio pueblo.
Y es que poco a poco se ha ido mejorando la técnica de trabajo, a lo que Julián Vicente ha explicado que “yo utilizo la improvisación. Por ejemplo, si estoy trabajando, no puedo hablar con nadie por si me despisto. Ten en cuenta que hasta los marcos de los cuadros están tallados en la propia madera, por lo que prefiero trabajar en silencio para completarla de la mejor forma posible”.
Dedicarse al mundo artístico siempre quita horas de ocio en otras partes, algo a lo que pereñano ha respondido de buen grado: “Voy menos al bar y eso no es ningún inconveniente. Disfruto mucho haciendo esto. Muchos profesionales las han visto y me quedo con cosas que me dicen porque nunca he estudiado nada de arte y me sirve para cultivarme”.
Julián Vicente se ha convertido ya en un icono para el pueblo charro, donde hace sus obras y las expone por la provincia y por España, orgulloso de su localidad. Con más de 50 tallas que se podrán ver en el Centro Municipal Integrado Trujillo, se podrán visitar de 10:00 a 14:00 horas entre el 2 y el 15 de septiembre, y en horario de tarde de 17:00 a 21:00 horas, entre el 16 y el 25 de septiembre.