Los adultos que fuman o que están genéticamente predispuestos a tener comportamientos de fumadores tienen más probabilidades de sufrir un tipo grave de accidente cerebrovascular llamado hemorragia subaracnoidea (HSA, por sus siglas en inglés), según una nueva investigación publicada en 'Stroke', una revista de la Asociación Americana de Accidentes Cerebrovasculares.
La HSA es un tipo de ictus que ocurre cuando un vaso sanguíneo en la superficie del cerebro se rompe y sangra en el espacio entre el cerebro y el cráneo. Afecta principalmente a los adultos de mediana edad y tiene altas tasas de complicaciones y muerte.
"Estudios anteriores han demostrado que fumar se asocia con mayores riesgos de HSA, aunque no ha quedado claro si fumar u otra condición confusa como la presión arterial alta fue la causa del accidente cerebrovascular. No se ha establecido previamente una relación causal definitiva entre el fumar y el riesgo de HSA como ha ocurrido con otros tipos de accidentes cerebrovasculares", explica el autor principal del estudio, Guido Falcone, profesor asistente de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut (Estados Unidos).
Para determinar si existe un efecto causal entre el tabaquismo y la HSA, los investigadores analizaron los datos genéticos de 408.609 personas del Biobanco de Reino Unido, con edades comprendidas entre 40 y 69 años en el momento del reclutamiento (2006-2010). La incidencia de la HSA se recogió a lo largo del estudio, con un total de 904 HSA al final del mismo. Los investigadores desarrollaron un sistema de puntuación del riesgo genético que incluía marcadores genéticos asociados con el riesgo de fumar y rastrearon los datos sobre el comportamiento de los fumadores, que se recogieron en el momento de reclutar a cada participante.
Los investigadores encontraron que la relación entre fumar y el riesgo de HSA parecía ser lineal: aquellos que fumaban de medio paquete a 20 paquetes de cigarrillos al año tenían un 27 por ciento más de riesgo; además, los que fumaban más de 40 paquetes de cigarrillos al año tenían casi tres veces más riesgo de padecer HSA que aquellos que no fumaban y las personas que estaban genéticamente predispuestas a fumar tenían un riesgo un 63 por ciento mayor de sufrir HSA.
"Nuestros resultados justifican que futuros estudios se centren en evaluar si la información sobre las variantes genéticas que conducen al tabaquismo puede utilizarse para identificar mejor a las personas con alto riesgo de sufrir uno de estos tipos de hemorragias cerebrales. Estas poblaciones objetivo podrían beneficiarse de intervenciones de diagnóstico agresivas que podrían conducir a la identificación temprana de los aneurismas que causan este grave tipo de accidente cerebrovascular sangrante", detalla otro de los responsables de esta investigación, Julian N. Acosta.
Los investigadores dicen que aunque sus hallazgos sugieren un efecto más pronunciado y perjudicial del tabaco en mujeres y adultos con hipertensión, creen que se necesitan estudios más amplios para confirmar estos resultados. Su análisis también se ve limitado por el tipo de datos utilizados en el Biobanco de Reino Unido que, como todos los grandes recursos de información, se basan en códigos de tratamiento estandarizados de las tablas médicas, mientras que los estudios más pequeños se centran en registros de salud más detallados e información para cada individuo.