La Unidad de Investigación del Centro de Salud La Alamedilla de Salamanca ha publicado un estudio en la Revista Española de Cardiología que demuestra que los valores de rigidez arterial entre la población española son menores que los registrados en otros países del mundo. La medida de la rigidez arterial es un buen indicador de envejecimiento, de manera que estos resultados se pueden relacionar con el hecho de que España sea uno de los países con mayor esperanza de vida.
“Desde hace mucho se dice que el ser humano es tan viejo como sus arterias”, explica a DiCYT Manuel Gómez Marcos, responsable del estudio. “El pronóstico de vida está más relacionado con la edad vascular que con la edad cronológica de una persona. Con unas arterias envejecidas, aumentan las probabilidades de que fallezca antes”, añade.
De hecho, la rigidez arterial es un indicador precoz de arteriosclerosis, que sucede cuando los vasos sanguíneos se vuelven gruesos y rígidos y pueden llegar a restringir el flujo de sangre que lleva oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo.
“La rigidez arterial es una de las primeras fases del envejecimiento”, explica Manuel Gómez, “primero las arterias se hacen más rígidas y después aparecen las placas de arteriosclerosis”. Ante la importancia de este factor, existen muchos estudios en Europa, Norteamérica y Asia para conocer las medidas de diferentes poblaciones, ya que los resultados suelen ser muy dispares.
Una de las grandes aportaciones de esta publicación científica es que por primera vez un mismo estudio utiliza cuatro medidas de rigidez arterial diferentes, lo que ofrece unos resultados mucho más consistentes y más fáciles de comparar con otros estudios poblacionales. Además, muestra que la asociación de factores de riesgo con la rigidez arterial es diferente según cada una de estas medidas y que también depende del sexo.
Este trabajo se enmarca dentro del estudio EVA, que analiza el envejecimiento vascular desde muchos puntos de vista, un aspecto que se considera cada vez más importante. “Nuestro objetivo es saber cómo es el envejecimiento en una población española general que no ha tenido enfermedad cardiovascular”, indica el experto.
Para ello, a partir de la tarjeta sanitaria, seleccionaron de forma aleatoria a personas de entre 35 y 75 años de edad de cinco centros de salud de Salamanca: Alamedilla, Universidad-Centro, Prosperidad, Garrido Sur y San Juan. En total, la muestra fue de 500 personas, la mitad de cada sexo. Por una parte, se analizaron estilos de vida (dieta, ejercicio y hábitos como el consumo de alcohol y tabaco). Por otra, estudiaron los factores de riesgo cardiovascular, entre los que se encuentra la rigidez arterial que protagoniza esta nueva publicación.
Cuatro medidas distintas
Utilizando dos dispositivos, denominados SphigmoCor y Vasera VS-1500, realizaron cuatro medidas diferentes de rigidez arterial: índice vascular corazón-tobillo (ICT o CAVI), la velocidad de la onda de pulso brazo-tobillo (VOP-BT), la velocidad de la onda de pulso carótida-femoral (VOP-CF) y el índice de aumento central.
La velocidad de la onda de pulso carotida femoral es el principal parámetro de referencia en Europa, mientras que el CAVI es el más usado en países asiáticos. “Hay diferencias entre unos métodos y otros porque no miden lo mismo”, comenta el investigador. El sistema estándar en Europa analiza la rigidez de las arterias centrales, mientras que el CAVI incluye la rigidez periférica.
“No todos los vasos sanguíneos se deterioran de la misma manera. No tienen nada que ver los vasos centrales y los periféricos”, destaca Manuel Gómez Marcos. Por eso, desde el punto de vista científico, estudiar la rigidez arterial con cuatro medidas a la vez ofrece datos muchos más completos. “Te da una idea mucho más global de cuál es la situación real del paciente, porque ves cómo está todo el árbol vascular”.
Diferencias por edades y sexo
“En este trabajo demostramos que la población de Salamanca tiene un envejecimiento vascular menor que el de las poblaciones del norte de Europa y de Norteamérica, igual que ocurre con el riesgo cardiovascular. Probablemente, esto explica que la esperanza de vida es más alta que en otros países”, afirma.
Esa diferencia con otros países está relacionada con los estilos de vida que van desde la alimentación al ejercicio pasando por el consumo de sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco. Además, la rigidez arterial también está muy relacionada con otros factores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial.
La rigidez arterial aumenta con la edad, pero en función del método utilizado para medirla ese incremento puede ser más o menos constante. Mientras que el sistema CAVI, que incluye a los vasos periféricos, registra un aumento muy homogéneo a lo largo de diferentes décadas; el sistema que mide el pulso carótida-femoral indica claras diferencias: un incremento muy escaso de la rigidez arterial entre los 35 y los 45 años y muy pronunciado entre los 65 y los 75.
Asimismo, se aprecian diferencias entre sexos. Los varones tienen valores más altos y las mujeres más bajos, lo cual también coincide con otros factores de riesgo cardiovascular y con las diferencias en esperanza de vida.