Un cuatro de febrero de 1979, hace 42 años, murió debido a las graves heridas causadas seis días antes por un atentado de la banda terrorista ETA el guardia civil salmantino Esteban Sáez Gómez, nacido en Galinduste. Contaba con 33 años, estaba casado y tenía un hijo.
Esteban Sáez Gómez formaba parte de un convoy de dos Land Rover con agentes de la Guardia Civil que custodiaba en Tolosa (Guipúzcoa) un camión cargado con 200 kilogramos de dinamita. En torno a las 08:20 horas de la mañana del 29 de enero de 1979, miembros de la organización terrorista activaron una carga explosiva cuando el segundo Land Rover se hallaba a la altura del artefacto. El explosivo había sido conectado a unos cables lo suficientemente largos como para que los asesinos tuviesen posibilidades razonables de emprender la huida con éxito tras el estallido.
La fuerte onda expansiva alcanzó la parte derecha del Land Rover y el techo del vehículo fue arrancado de cuajo. Prácticamente la totalidad de los vecinos de la localidad pudieron escuchar la explosión. Después, los etarras ametrallaron los restos. El estado de Esteban Sáez, con fractura de cráneo y shock traumático, fue calificado de gravísimo por los médicos que lo atendieron en la Clinica San Cosme y San Damián de Tolosa. Tras varios días debatiéndose entre la vida y la muerte, falleció el 4 de febrero a las 02:30 horas. Por su parte, Manuel Ruiz Ligero, natural de Socuéllamos, tardó tres años y siete meses en recuperarse a medias —como secuela le quedó una reacción depresivo neurótica— y el melillense Ildefonso Sánchez Amil, corrió mejor suerte y recibió el alta a los seis meses.
Los terroristas buscaban repetir el atentado que el 13 de enero de 1979 había causado la muerte a tres agentes en Azpeitia. El plan era preparar una bomba activada por cable y dejar un segundo artefacto para matar a otros guardias civiles cuando fueran a inspeccionar la escena. Afortunadamente, pudo ser desactivada por el equipo de artificieros.
Los terroristas Pedro Juan Odriozola Aguirre, alias 'Peio' y Ángel Hernández Tiemblo, que había nacido en Cáceres, fueron condenados a 25 años de reclusión mayor y cinco penas de 15 años de reclusión menor y a indemnizar económicamente a los herederos de Esteban, a Manuel Ruiz Ligero y a Ildefonso Sánchez Amil.
Sáez Gómez recibió sepultura en Galinduste, su pueblo natal. El Ayuntamiento de Galinduste colocó una placa en su memoria y en memoria de otro hijo del pueblo asesinado por ETA en 1989, José María Sánchez García.
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