El peligro no es el gusano en sí, aunque nos dé mucho asco. La larva que podemos encontrar en un alimento es el signo de que éste no está en buen estado, normalmente porque las condiciones ambientales más aptas para su conservación no se han vigilado adecuadamente. El tiktoker Miguel Assal, uno de los divulgadores más seguidos de España, explicaba recientemente qué precauciones tomar para no llevarnos sustos innecesarios.
Assal, técnico de emergencias sanitarias, cuenta con 2,5 millones de seguidores en TikTok y 1,3 millones en Instagram, lo que lo convierten en uno divulgador de primeros auxilios muy conocidos en España. Sus vídeos tratan sobre asuntos más y menos cotidianos, de ahí la importancia de que haya centrado uno de ellos en la adecuada conservación de alimentos.
El caso de la naranja
En su vídeo, Assal muestra una naranja llena de gusanos. La fruta contiene de forma natural sustancias con actividad antimicrobiana como los ácidos orgánicos (benzoico o cítrico), que anulan la actividad de ciertos microorganismos, si bien esto no debe dar pie a que, antes de ingerirlo, debe haber tenido una adecuada conservación.
Tal y como apunta el tiktoker, el gusano en sí no causará ningún trastorno a nuestra salud porque al llegar al estómago los ácidos gástricos se encargarán de destruirlo. Por otro lado, una cosa es un gusano y otra que el alimento en cuestión contenga una plaga de ellos o de otro tipo de insectos, lo que denota claramente su mal estado, por lo que hay que desechar totalmente su consumo.
Aunque los controles de seguridad alimentaria son estrictos y exhaustivos, puede darse un margen de error en el caso de los alimentos frescos, especialmente si hablamos de aquellos con certificación ecológica, que supone un cultivo sin fertilizantes, pesticidas o conservantes.
La intoxicación alimentaria sí que es un peligro
Los alimentos pueden intoxicarse por la acción de varios gérmenes u otros elementos contaminantes, entre los que destacan las bacterias, los virus, los parásitos, las toxinas o el moho.
Las intoxicaciones alimentarias más comunes en Europa son campylobacteriosis y la salmonelosis, según el último informe (2020) de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.