Este 31 de diciembre se cumple el centenario de la muerte del cronista salmantino, José Sánchez Rojas. Un escritor que sirvió de referente para el colectivo del periodismo y cuyas publicaciones llegaron a numerosos los rincones geográficos, tales como Sudamérica, Francia, Estados Unidos o Gran Bretaña, entre otros. De hecho, hasta el reconocido Machado lo calificó como"el mejor cronista del momento".
Hijo de un concejal y notario albense, se convirtió en una persona pública desde que era prácticamente un niño. "Incluso sus notas del colegio se publicaban en los medios locales", ha declarado Miguel Diego Núñez, autor del libro 'Regionalismo y regionalistas leoneses del siglo XX'. Sánchez Rojas estudió Derecho en la Universidad de Salamanca y fue alumno de los mismísimos Dorado Montero y Miguel de Unamuno. Además de su uso del lenguaje y sus "excelentes crónicas", tanto en medios locales y nacionales como en la publicación de sus propios libros, como 'Paisajes y cosas de Castilla', el salmantino destacó en varios aspectos en el campo de la comunicación.
Se convirtió en uno de los pioneros en la conferencia radiofónica. De hecho, si la radio llegó a Salamanca en 1923, José Sánchez Rojas dio su primera conferencia radiofónica en julio de 1923.
También se dedicó a la traducción, pues tras graduarse en Derecho en la Universidad de Salamanca, el escritor salmantino se trasladó a Bolonia (Italia) para continuar sus estudios y aprender el idioma. Tradujo obras como 'Por la defensa de Venecia' o 'El poema de los torpederos'.
Sin embargo, su figura y su memoria "tras el torbellino de la Segunda República y de la Guerra Civil, quedaron opacadas y olvidadas", ha expresado Diego Núñez.
Socialista, republicano y fiel defensor de la tierra salmantina
El escritor "reconocía a la perfección lo que era Castilla y lo que era León. Y León era diferente a Castilla". Tal y como escribió en uno de sus artículos:
"Salamanca no es Castilla: es León. Y León tiene la blandura de Galicia, la zorrería lusitana y la sequedad, ya un poco apagada, del suelo de Castilla. Y León en lo urbano produce al salmantino y en el campo al charro. Así, las piedras, que no son más que proyección del espíritu de la ciudad en la ciudad, despista á esos espíritus curiosos que, como mi amigo Pedro de Répide, han ido a Salamanca es busca de la austeridad, de la secura, de la llaneza castellanas. Y Salamanca no es eso. Salamanca es la floración, la eterna floración del espíritu, que no se concreta nunca porque si madurase se agostaría y es el anhelo de la posibilidad, frente a otras ciudades que son ya el fruto y la decadencia de una raza que vive de sus recuerdos".
Y sobre Castilla y los castellanos:
“Cuando hablamos de castellanos no nos referimos a los españoles nacidos en las seis o siete provincias de Castilla la Vieja, ni las de Castilla la Nueva, ni en las del viejo reino de León. Hablamos también del aragonés y del extremeño, y del andaluz y del murciano, y hasta del alavés dentro de las provincias vascas. En general, cuando decimos Castilla casi queremos decir España. Incluimos en la palabra Castilla algo más que una faja más o menos extensa de nuestra geografía peninsular: incluimos una cultura".
Un homenaje por el colectivo en 1948
Hace 75 años, el 16 de octubre de 1948, los periodistas salmantinos acudieron a Alba de Tormes a realizar una ofrenda a Santa Teresa de Jesús, su copatrona. Después de la misa solemne y una comida de confraternidad, los periodistas salmantinos se desplazan al camposanto para depositar un ramo de flores sobre la tumba del escritor y periodista José Sánchez Rojas, antes de regresar a Salamanca.
Tal y como ha concluido Miguel Diego Núñez, "fueron precisos dieciséis años para levantar la pesada losa colocada sobre la figura del escritor, sus valores literarios y humanos, aunque la valía de su estilo y de su prosa fueron reconocidos por todos".
Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios