Hay momentos que suponen un punto de inflexión en nuestra vida y nos hacen replantearnos si estamos conformes o no con nuestra situación actual. Eso es lo que le pasó a la periodista salmantina Verónica Ratero Gómez de Liaño, que renunció hace unos meses a su puesto de directiva creativa en una de las agencias publicitarias más importantes del mundo para dedicarse profesionalmente a la cocina.
Ese empeño de cumplir su sueño le llevó hasta las cocinas de MasterChef, donde ha conseguido alzarse como una de las finalistas del programa y donde ha luchado por una victoria que ha acabado siendo para su compañera María Lo. Tras esa notable trayectoria en el concurso de RTVE, Verónica ha contestado a las preguntas de SALAMANCA24HORAS.
Enhorabuena por ser finalista de MasterChef, ¿esperabas llegar tan lejos?
No al 100%. A pesar de que mi objetivo era llegar lo más lejos posible, incluso ganar, cuando me dieron el delantal solo rezaba por no irme la primera semana (risas).
Has pasado de quedarte a las puertas de MasterChef a ser una de las favoritas, ¿qué has aprendido en ese proceso?
He aprendido que no hay que rendirse. Siempre he sido bastante cabezota e insistente cuando algo me interesaba mucho, la verdad. Incluso si alguien me decía no vayas por ahí, no merece la pena, no lo intentes… si yo sentía dentro de mí que tenía que hacerlo, lo hacía. Y así ha sido un poco esta experiencia. Luchar con el qué dirán, conmigo misma también, con todos los obstáculos que se presentan en el camino… Y una vez más, confirmo que no hay que tirar la toalla.
"Creo que todo el mundo me recordará como la llorona de la edición… o quizá de las diez ediciones (risas), pero no me importa"
Has señalado en varias ocasiones que fue a raíz del confinamiento cuando te planteaste seriamente la idea de dedicarte a la cocina, ¿antes eras igual de buena y dedicada en los fogones?
Buena… no sé si soy buena (risas). Lo que está claro es que amo la cocina y todo lo que envuelve este mundo, y creo que por fin he encontrado mi sitio. Y supongo que esa pasión se traslada a tu trabajo y se nota. Pero sí, fue a raíz del confinamiento cuando empecé a tomármelo más en serio y planteármelo como una forma de vida. Antes, nunca me lo había planteado, tenía mi trabajo y mi vida “resuelta”.
Te hemos visto llorar unas cuantas veces durante el programa, ¿cuál ha sido el momento más duro?
Creo que todo el mundo me recordará como la llorona de la edición… o quizá de las diez ediciones (risas), pero no me importa. A pesar de que hay mucho hate en torno al llanto -ya he hablado mucho de esto en las redes sociales-, también recibo muchísimos mensajes de gente que me agradece haber mostrado así mis sentimientos, porque les ha ayudado a darse cuenta de que es normal y que no tienen por qué ocultarlos como quizá llevan años haciendo. La vida sin emociones no es vida, hay que sacar todo lo que llevamos dentro.
Dicho esto, he tenido muchísimos momentos duros dentro del programa. Ha sido una lucha constante conmigo misma, obligándome a relajarme, a no exigirme tanto, a coger perspectiva… Mentalmente es duro y cuanto más tiempo estás ahí dentro es peor. El momento pin quizá fue el más duro para mí.
"Fui muy feliz en el cocinado de Ciudad Rodrigo a pesar de que el resultado no fuera como esperábamos"
¿Y el más especial?
El más especial, sin duda, conseguir la chaquetilla en el Celler de Can Roca. Por la chaquetilla y por el lugar. Haber cocinado en sus cocinas ya fue un sueño cumplido. Y conseguir la chaquetilla, con todo lo que eso conlleva… sin palabras. Fue una recompensa a la perseverancia y al trabajo duro.
Una de las pruebas de exteriores se desarrolló en Salamanca, en el municipio de Ciudad Rodrigo. ¿Qué supuso para ti cocinar en tu provincia natal?
Fue también uno de los momentos más especiales. Volver a tu tierra cuando llevas tanto tiempo alejado de los tuyos, de tu zona de confort… fue sin duda un empujón que necesitaba en ese momento. Fui muy feliz en ese cocinado a pesar de que el resultado no fuera como esperábamos.
Hablando de Salamanca, ¿qué plato de la gastronomía local te atreverías a recrear para darle tu toque personal?
Me piden mucho en Instagram que haga hornazo… pero creo que eso se lo dejo a los expertos (risas). Me encanta combinar la ternera charra en lugar de con la clásica patata, con parmentier de apionabo, por ejemplo.
Y de los platos que has creado en tu paso por MasterChef, ¿de cuál te sientes más orgullosa y por qué?
El plato con el que conseguí el delantal me encanta: Tupinambo asado con crema de berberechos, parmentier de apionabo (sí, adoro el apionabo), chips de tupinambo y trufa fresca. Me pareció un platazo entonces y me lo sigue pareciendo a día de hoy. Refleja mucho mi cocina y mi estilo.
En enero presentaste en las redes COL, tu proyecto gastronómico de comida sana. ¿Nos podrías adelantar más?
COL ha virado ligeramente y finalmente será una tienda online que estará disponible a partir de este jueves, 21 de julio. El restaurante llegará más adelante. De momento no sabemos en qué formato ni bajo qué concepto, pero estamos muy ilusionados con este nuevo proyecto. COL es una tienda online de productos exclusivos relacionados con un estilo de vida saludable, pausado y, sobre todo, divertido. Una especie de despensa en la que la gente podrá encontrar desde delantales hasta especias, pasando por platos de cerámica. Todo ha sido seleccionado con máximo cuidado, prestando mucha atención a la sostenibilidad, la calidad y el diseño. Por supuesto todo fabricado en España y por productores y artesanos locales.
¿Tienes algún otro proyecto en mente?
La mayor parte de mis energías están puestas en COL desde que salí de la casa. Han sido meses de muchísimo trabajo para que todo estuviera listo a tiempo, coincidiendo con el final de la emisión del programa. Sin embargo, en paralelo, siempre tengo muchas cosas abiertas. Soy una persona muy inquieta, ambiciosa, que está siempre en busca de nuevas oportunidades y proyectos. Hago caterings para empresas y particulares, organizo retiros/eventos de yoga y cocina en distintas ciudades de España (en septiembre organizo uno en Jarandilla de la Vera, en la granja ecológica de Los Confites) y además soy profe de yoga.