"¡Qué se jodan!". Esas palabras de Andrea Fabra resonaron en el Congreso de los Diputados cuando Mariano Rajoy anunció en junio de 2012 el recorte de las prestaciones de desempleo "más duro de la historia de la democracia". El humorista gráfico, Mauro Entrialgo, lo tacha de malismo, término al que le ha dedicado un ensayo homónimo, presentado este jueves en Salamanca. Donald Trump o Isabel Díaz Ayuso son, a su parecer, dos de los mayores representantes de dicho término en una sociedad que "ha ido desarrollando en estos años gran tolerancia al discurso público sobrado y cada vez necesitan disparates más sofisticados para captar atenciones".
¿Por qué en la sociedad actual está más de moda ser un canalla que una buena persona?
En realidad, no lo tengo muy claro. En el libro me he dado cuenta y señalo indicios de que esto está sucediendo, pero no tengo ni idea ni de por qué funciona tan bien actualmente ni tampoco me atrevo a decir recetas o soluciones que puedan remediarlo, pero el hecho es que ser mala gente está tan de moda que se presume de ello y se obtienen beneficios a cambio.
Imagino que redes sociales como X premien a quien diga la mayor burrada no ayuda a que el buenismo se imponga en la sociedad.
Las redes sociales han sido un campo de pruebas para testar este tipo de comportamientos desde el anonimato. Luego, aquellas personas que se dedican a vender cosas como los políticos, publicistas o presentadores de televisión han recogido la fórmula y se han atrevido a decirlo desde nombres propios. En cuanto a lo de que X, es verdad. Dijeron que premiarían aquello que tuviera mayor relevancia, pero también sabrían que no correspondería a pensamientos muy elaborados, sino a las mayores burradas.
"Isabel Díaz Ayuso, a la hora de lanzar malismos, lo hace como nadie"
Isabel Díaz Ayuso es la persona más nombrada en el libro. ¿Crees que es la mayor representante del malismo en España?
En nuestro país es posible, sí, pero lo que yo siempre digo es que, aunque los políticos utilizan mucho los malisimos en política, estos se combinan con otras estrategias y entonces no siempre hay malistas puros, que todo lo que digan sean malismo. Incluso Ayuso, en muchas ocasiones, se ve obligada a, después de haber dado un malismo terrible, minimizar sus palabras. Si dice que está en contra de la justicia social, dos días después salta con que está en contra de lo que los rojos llaman justicia social, que no es justicia. Entonces, ya vuelve a tradiciones más normales de la política, de revisar los hechos y tal, pero, a la hora de lanzar malismos, lo hace como nadie.
Por lo general, pones más ejemplos de políticos de derechas que de izquierdas. ¿El malismo entiende de ideologías?
En realidad, el mecanismo es transversal. Lo utilizan desde cualquier ideología, clase social y entorno. Lo que sucede es que la ultraderecha la ha utilizado para conseguir la relevancia que tiene hoy en día. También la derecha más extrema que ha visto que la ultraderecha le está quitando votos, pero son pocos los casos con nombres y apellidos de personas que, desde la izquierda, estén utilizando los malismos. Sin embargo, desde el anonimato, sí que se ven. En las redes ves tanto a tipos de ultraderecha que, a cada opinión de una mujer, dicen "callate, Charo" como a gente que contesta a los de derechas con: "Lágrimas de facha". Son los dos malismos, pero no verás a un político de izquierdas, de momento, decir "lágrimas de facha" y, sin embargo, no me extrañaría que alguien de Vox haya dicho lo de "cállate, Charo".
Este lunes hemos conocido la victoria de Trump, otro político tachado de malista.
A Trump le sucede un poco como a Ayuso. Utiliza muchos mecanismos malistas que luego los modula dependiendo de cuando le conviene o no. Desde luego, se trata de uno de los precursores del malismo y sin él no habría llegado donde está. Relacionado con esto, yo digo que los políticos lanzan malismos y hasta el más malista tiene que modularlos. Sin embargo, los millonarios como Elon Musk nunca modula nada porque no tiene necesidad. Suelta malismos como: "Acabo de echar a 2.000 trabajadores porque son unos vagos". No lo modula diciendo: "He reconvertido la empresa de modo que sea más eficiente". Alguien le critica y dice: "Mañana voy a echar a otros 2.000. Elon Musk sí que es malista puro. Trump se supone que le ha prometido un puesto en su administración. Cuando llegue a la política me gustaría ver qué va a pasar con Musk y cómo se va a comportar. Y, sobre todo, que va a pasar cuándo se enfrente a Trump, que se enfrentarán por algo, porque dos egos tan gordos no pueden compartir espacio. Para las personas del planeta no va a ser muy bueno, pero para los que nos entretenemos viendo estas peleas va a ser divertido.
¿Sabrías decirme algún caso de malismo relacionado con Salamanca?
Uff (risas). He desarrollado tal capacidad, de la que quisiera olvidarme porque ya he acabado el libro, para detectar malismos que si me das dos días te encuentro rápidamente alguno.
En el libro sí que hablas del marqués de Salamanca.
Sí, me refiero a él como otro tipo de personaje, los pícaros que nunca presumían del mal, sino todo lo contrario. Disimulaban sus maldades con el buen rollete. Además, al marqués de Salamanca le pasa como a Suárez, no provenía de una familia noble; le dieron el título a dedo.
El malismo no solo se limita al ámbito político, sino que incluso está presente en ofertas que creemos que nos benefician como consumidores, ¿verdad?
Hay, por una parte, ofertas y por otra, la manera de venderlas. En el libro hablo, por ejemplo, de los community managers de Ryanair, que en vez de aplicar el mecanismo tradicional de cuando hay una crisis y algún cliente te dice algo malo que ha sucedido en tus aviones o con tus productos, que es el de dar disculpas y una solución, están adoctrinados para ofrecer respuestas malistas. En una ocasión, alguien decía que tenía poco espacio en el avión y le contestaron: "A doblar las piernas". Hace diez años, cualquier empresa que tratarse así a sus clientes los perdía. En cambio, hoy en día, sucede este extraño mecanismo que se interpreta como que es un cachondo o como que es muy sincero, que dice la verdad a sus clientes. Por una parte, tiene algunos que le aplauden por ser así. Luego están aquellos que se indignan por ser tan malista y resulta que también le dan relevancia a la compañía. Se habla más de ella y tiene más beneficios. Esto funciona solo porque aplaudimos los receptores de estos mecanismos los aplaudimos.
Sí, de hecho se ha notado en algunas actitudes de políticos tradicionalmente malistas. Se han cortado un poco. Es verdad que han salido algunos y sobre todo en sectores más ultraderechistas y de prensa marginal -y no tan marginal- que se han aprovechado de la decisión. Por ejemplo, Ayuso se ha cortado. No ha dicho muchas barbaridades, porque han notado que igual en este momento no iban a funcionar.
"Estas cosas pueden ir evolucionando en una bola de nieve cada vez más grande hasta que acabemos en Mad Max"
¿Cuál sería el antídoto del malismo?
Yo no tengo ningún antídoto, pero siendo optimista, pienso que uno de los remedios que puede llegar a haber y que espero que funcione de forma natural es el hartazgo. Todas las modas se acaban por hartazgo, pero el triunfo de Trump es el del malismo y estas cosas pueden ir evolucionando en una bola de nieve cada vez más grande hasta que acabemos en 'Mad Max'.
Sorprende que mates a uno de tus personajes más ilustres, Herminio Bolaextra, porque “la incorreción tiene ya poca gracia como broma”.
Sí, es una de las razones por las que lo voy a matar. Otra es que ya estoy cansado de un personaje que se basa solo en hacer gamberradas y de idear una nueva cada vez que me enfrento a una historieta suya. Encima, sé de algunas personas que leen mis historietas y no me hace gracia darles ideas para hacer maldades. No quiero hacer un personaje que sirva para que los cayetanos sean más malos todavía. Y algunos indicios que cuento en el libro, como que Begoña Villacís y su hermano fueran grandes seguidores de Herminio, me ha desactivado un poco el interés por el personaje.
¿Tienes algún otro proyecto en mente?
Tengo un par de ensayos todavía por ahí. 'Malismo' lo he escrito a la vez que otros dos y al que le he dado prioridad es al que he visto que tenía que ver más con la actualidad.
'Malismo', además, es tu primer ensayo, ¿verdad?
Sin dibujitos, sí.
¿Cómo ha sido la experiencia?
Bien, porque yo al fin y al cabo en las historietas hago mucho no ficción y, por otra parte, he escrito mucho. Tengo cuatro obras de teatro, he escrito artículos y, para lo que quería contar en esta ocasión, me parecía que el ensayo de texto puro y duro era mejor por varias razones: necesitaba dar muchos datos y en una historieta no puedo dar tantos, ya que hay que recortar para que quepan los dibujos; y, por otra parte, no quería que el dibujo le diera la sensación de que estaba usando el mecanismo de humor de la hipérbole, que parezcan exageraciones con finalidades humorísticas. Todos los ejemplos del libro, aunque parezcan muy delirantes, son estrictamente reales, y sacarlos con dibujos me parecía que podía llevar al engaño de que eso eran cosa inventada o exagerada.
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