El mundo del maquillaje puede parecer algo fácil e incluso en ocasiones frívolo. En nuestra rutina diaria nos maquillamos y tenemos acceso a infinidad de tutoriales para mejorar nuestra destreza con las brochas, pero lo cierto es que el ‘’make up’’ es un arte, e incluso para muchos se ha convertido en su forma de vida.
Marina Hernández, salmantina, que ha trabajado para plataformas importantes como Netflix, Amazon o Filmakers Monkey, es maquilladora de caracterización, una rama que muchos desconocen.
Ella cambió las sombras neutras por las heridas y los pintalabios rojos por las prótesis cuando decidió vincular su vida al mundo del maquillaje. Salamanca representa sus raíces y asegura que le encanta volver.

- -Para desarrollar su carrera profesional tuvo que abandonar Salamanca, ¿qué supone la ciudad para usted?
- Es un sitio en el que me siento cómoda y a gusto. Pero me da pena que los jóvenes nos veamos obligados a marcharnos al terminar la carrera, o los estudios, porque no hay trabajo para nosotros. El 90, por no decir el 98% de mis compañeros de universidad viven fuera. Me causa mucha tristeza porque me gustaría haber podido quedarme aquí y vivir del cine y de lo que hago en mi tierra.
- -¿Por qué decidió estudiar bellas artes y después maquillaje?
- -Desde pequeña mis padres vieron que tenía algo con el arte, con cuatro años ya dibujaba cosas que no eran lo común para una niña de mi edad. Ingresé en una escuela de arte hasta casi terminar el bachillerato.
- Durante la infancia no paraban de ponerme películas fantásticas y yo las adoraba, las veía una y otra vez, Star Wars, Dentro del laberinto… Cuando tuve que decidir no tenía ni idea, sabía que me gustaba el cine, pintaba, esculpía, pero nadie me orientó al respecto, estaba hecha un lio… creo que ese es un problema de la educación de hoy en día, que no te orientan.
- De haberlo sabido hubiese hecho directamente un módulo de maquillaje de efectos especiales. Dentro de la carrera, me especialicé en escultura que está ligada estrechamente con el mundo de los efectos especiales, porque es el principio de lo que luego será una prótesis, o un monstruo. Junté el arte y el maquillaje y me propuse estudiar eso. Después hice un máster a Coruña de efectos especiales y otro en Madrid con Pedro Rodríguez (maquillador de efectos especiales) donde terminé de especializarme.

- -¿Cuál ha sido su trayectoria laboral?
- -He trabajado mucho en publicidad para marcas como Amazon, Netflix, Gillete, Samsung, Coca cola, Telefónica… un montón de marcas. En proyectos de cine he trabajado sobre todo en la parte de figuración, maquillaje y peluquería, y tengo tres películas como jefa de maquillaje.
- Para mí estos últimos han sido proyectos pequeños pero han sido los más importantes, porque ahí aprendí todo lo que sé. Julie, fue mi primera película en la que trabajé como jefa, se grabó en una eco aldea en Matavenero. Y las otras dos fueron en Ciudad Rodrigo, con el director salmantino Pablo Moreno, películas que están dirigidas a un público religioso, que aunque la temática no era la que más me emociona, pude aprender muchísimas cosas. También he colaborado en proyectos como La isla del viento, Mi gran noche, el videoclip de Paco Plaza, e incluso para grandes productoras como Bambú o Filmakers Monkey (ganadora de un Goya en la última edición).
- Actualmente estoy trabajando en una producción cinmeatográfica de habla inglesa en el sur de España, con artistas como Julio Iglesias Junior.

- -¿Cómo es el día a día en el trabajo de una maquilladora profesional?
- -Producción monta el set donde maquillo y mientras preparo a los actores (limpio la piel, ejecuto los efectos especiales) mientras, los chicos de iluminación y cámaras preparan el set de rodaje. Después los actores graban las escenas y mientras hago los retoques de maquillaje para que todo quede bien ante la cámara. Cuando terminamos de rodar, se desprocesa (se desmaquilla a los actores y se termina de recoger todo el set de rodaje).
- Los rodajes pueden durar desde cuatro horas, hasta dieciocho... Yo lo viví durante un rodaje de ficción y es muy doloroso. Cuando pasas semanas rodando una media de 14 horas, el cuerpo sufre. Aunque después de cada proyecto solemos tener descansos.
- -¿Cuál cree que es la clave del éxito para un maquillador?
- -En general para nuestro gremio, la técnica puede ser mejor o peor, pero si no eres perseverante, humilde y no tienes contactos no vas a ninguna parte, te quedas en la base. Lo más importante es la perseverancia y no tirar nunca la toalla.
- Al principio es complicado entrar, pero una vez entras y vas haciendo contactos es más fácil. La clave para un maquillador es la técnica, puedes trabajar mucho sin tener técnica, pero al final lo que te hace destacar es ser capaz de hacer cualquier cosa, que te quede bonito, ser profesional y sobre todo humilde.
- -¿Volverá a su tierra en algún momento?
- Por desgracia no volveré a Salamanca y si lo hago será para pasar aquí mis últimos días. Antes me dedicaba a esperar a que el futuro llegara y ahora solamente quiero vivir el presente. Poder seguir dedicándome a lo que me gusta, y que si vienen triunfos que vengan, porque estoy preparada.
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