Se define como enamorado de Salamanca, ciudad a la que ha venido muchas veces. Le hubiera gustado ser escritor más que político, pero como no ha podido vivir de ello, procura ganarse dignamente la vida sirviendo a los ciudadanos. Tras una larga trayectoria y ejerciendo como eurodiputado fue llamado por Feijóo “voluntariamente obligado” para acompañarle en el asalto a la Moncloa. Aprovechando su paso por la ciudad y su extensa carrera, habla de lo que tiene que sacrificar un político y el por qué un ciudadano nunca debe confiar en ellos.
-Ha sido recuperado por Feijóo para la política cuando parecía que estaba en el ocaso de su carrera, ¿cómo se siente tras tener que volver a dos precampañas y dos campañas en el mismo año?
En el ocaso no, hombre, lo que estaba era ya cerrando un ciclo y Feijóo lo reabrió para mí. La vida y la política es un renacer constante, el día que dejas de renacer te mueres. También en todo lo demás. Entonces digamos que este es un renacimiento para mí y para mi generación porque ha gobernado la generación que nos precede, que es la de Rajoy, la generación que viene después, que es la de Sánchez, pero los ‘baby boomers’ de los 60 no habíamos tenido todavía un candidato a la presidencia del Gobierno como es Alberto Núñez Feijóo. Yo me he apuntado a la oportunidad de mi generación
-Te has apuntado, además, directamente en el meollo
Sí, me he apuntado como no voluntario o como decía en el colegio voluntariamente obligado.
-Además del político que todo el mundo conoce, en González Pons también hay una faceta clara de escritor, e incluso en algunas entrevistas ha dicho que le gustaría más que se le recordara por escritor que por político
Sí, yo soy antes escritor que político, pero como la literatura raramente da para comer, procuro ganarme dignamente la vida representando a mis conciudadanos en la política.
"He tenido pérdidas extraordinarias en mi vida personal como consecuencia de las horas que la política se llevó"
-¿Si le dieran la opción de haber cambiado su vida y le dijeran que iba a ser un escritor de éxito lo hubiera preferido a la carrera política?
Sí, sin ninguna duda
-¿Por qué?
Porque la literatura es mi verdadera vocación y la política en el fondo es una forma de hacer literatura de manera épica. La literatura es un sucedáneo de la épica en la vida de cualquiera.
-pero también le debe mucho a la política…
Sí, ninguno de nosotros es tan plano como para tener solo una cara visible. Esteban González Pons es antes que nada un político, aunque en realidad lo que hubiera querido ser es un escritor.
A la política, le debo mucho y la política me ha robado mucho, al final mi saldo con la política está a cero. He conocido, gracias a ella, personas extraordinarias. He podido hacer cosas extraordinarias por la gente que me rodea, pero también he tenido pérdidas extraordinarias en mi vida personal como consecuencia de las horas que la política se llevó.
"Yo soy escritor antes que político, pero como la literatura raramente da para comer, procuro ganarme dignamente la vida representando a mis conciudadanos en la política.
-¿Eso es lo que lo que le ha quitado la política, tiempo con sus seres queridos?
La política te quita tiempo, te quita salud, te quita oportunidades…. y quizá, en relación a las personas de tu familia, lo peor es que acaba condicionando sus vidas. Ser hoy la mujer, el hermano o el hijo de alguien que se dedica a la política profesionalmente no es una posición cómoda, es sufrir las mismas sospechas que rodean al político y las mismas prevenciones que rodean al político sin haberlo elegido. Yo por lo menos he elegido ser político, pero quienes me rodean no lo han elegido.
-Como eurodiputado desde 2014, ¿cómo ven desde fuera la política española?
Desde Bruselas, España es uno de los grandes países, de los decisivos y de los que impulsan o deberían impulsar la Unión Europea. Nuestra política vista desde allí presenta dos características inusuales: la primera es que tenemos al Partido Comunista en el gobierno y somos el único país de la Unión Europea que tiene ministros comunistas o que tiene un partido de extrema izquierda gobernando.
La segunda es la incapacidad absoluta entre el Partido Popular y el Partido Socialista para llegar a acuerdos. En el resto de países europeos lo normal es que los partidos del centro sean capaces de establecer consensos básicos. Solo en España existe esta confrontación cainita entre la izquierda y la derecha que ha roto todos los puentes.
"Si Feijóo es el candidato más votado y nos faltan votos para la investidura… a mí me gustaría que el PSOE se abstuviera"
-Si Feijóo en las próximas elecciones generales fuera el candidato más votado, pero no le llegaría para gobernar, ¿Cree en la posibilidad de que hiciera historia en la política española con un pacto con el PSOE antes de gobernar con los extremos?
Si Feijóo es el candidato más votado y nos faltan votos para la investidura… a mí me gustaría que el PSOE se abstuviera y nos facilitará poder formar un gobierno en solitario antes que forzarnos a intentar ningún pacto.
Esa política que hay en España según la cual los socialistas nos dicen a nosotros “pactáis con los peores” y nosotros les decimos a ellos, “no, peores son aquellos que pactan con vosotros”, debería acabarse y socialistas y populares deberíamos ser capaces de entendernos en el centro político como lo hacemos en el resto de Europa.
-Aprovechando su larga carrera política, me gustaría preguntarle si cree que el ciudadano ha perdido ese respeto al político y si su figura está menos valorada que en tiempos pasados
La extraordinaria valoración que tuvieron los políticos durante la Transición es excepcional, es propia de las épocas revolucionarias, de transformación. Lo normal es que los políticos estén desprestigiados, pero creo que otra cosa sería peligrosa, porque del político hay que desconfiar siempre, se lo digo como liberal, con el corazón en la mano.
En cualquier época anterior por mejor que esta que nos parezca, es una época en la que se desconfió de los políticos; las revistas y periódicos del siglo XIX, como los de primeros del siglo XX, están llenas de caricaturas, de críticas, de chistes sobre los políticos. El día que un pueblo deje de reírse del poder y empiece a confiar en sus gobernantes ese pueblo está condenado a la extinción.
La imagen de los políticos no es buena, pero es que no es bueno que la imagen de los políticos sea buena. Los políticos tienen que ser vistos con desconfianza y deben asumir esa desconfianza como una exigencia diaria de ganarse la voluntad de los votantes.
“Al político de verdad le gusta más el mitin que el trabajo en el despacho”
-Centrándonos ya en la actividad política con unas elecciones en poco más de una semana, vemos candidatos de aquí para allá, en los medios de comunicación y en muchos lugares, pero nunca se pregunta: ¿Cuánto desgasta una campaña política?
El político está hecho para las campañas, igual que el futbolista está hecho para las finales de la Copa del Rey o el torero está hecho para la feria de Salamanca
Al político de verdad le gusta más el mitin que el trabajo en el despacho y en las campañas nos cansamos mucho, pero aquel al que no le guste recorrer las provincias o los pueblos dando mítines, estrechando manos, escuchando gente… que se dedique a otra cosa.
La campaña electoral es la política en estado químicamente puro, no hay nada más político que una campaña electoral. Yo soy feliz en campaña electoral.
-Precisamente en esta campaña electoral está siendo muy crítico con el pacto del Gobierno con Bildu, ¿cree que la mayoría del Partido Socialista apoya esta decisión o más bien piensa que es una cosa minoritaria de Pedro Sánchez?
Yo creo que eso es ‘sanchismo’, no socialismo. Cuando uno se mete en la cama con un tigre, sabe que el tigre en algún momento le va a morder. No sabe a qué hora, pero sabe que en algún momento le morderá.
Sánchez se metió en la cama con el tigre de Bildu y no sabía cuándo lo iba a morder, pero sabía que tarde o temprano le mordería y le ha venido a morder durante la campaña electoral. Sánchez se ha dado cuenta que Bildu es Bildu cuando ha incluido a los etarras asesinos en sus listas electorales, en política como en la vida pactar con los peores siempre te acaba trayendo lo peor y a Sánchez se lo ha traído.
“El día que un pueblo deje de reírse del poder y empiece a confiar en sus gobernantes estará condenado a la extinción”
-Ya que habla de pactos, en Castilla y León hay un pacto con Vox para gobernar, ¿se arrepiente el PP?
Cuando solo tienes una opción sobre la mesa no puedes arrepentirte de tomarla, porque no tenías alternativa, así que arrepentirnos, no. Lo que tenemos que hacer es aprovechar este pacto para aprender y si alguna vez tenemos que repetirlo, sacar consecuencias de lo que está pasando en Castilla y León y hacerlo mejor, si podemos.
-Y ¿qué se puede aprender?
Se puede aprender que la convivencia no es fácil, que Vox y el PP no son fuerzas tan parecidas y que llegar al gobierno con Vox tiene que ser esperando de Vox una institucionalidad, o un respeto por las instituciones, que aquí en Castilla y León no ha demostrado.
-Centrándonos en el problema de Salamanca, tiene un problema muy específico al igual que otras provincias como Zamora: la despoblación y la falta de oportunidades ¿tiene solución?
La despoblación no es un fenómeno salmantino, ni es un fenómeno castellano, ni es un fenómeno español. Es una tendencia generalizada hacia la concentración de todo el mundo en las grandes ciudades.
Esto no quiere decir que la despoblación tenga que afectar al futuro de Salamanca porque puede corregirse, pero para eso hay que encontrar una definición de ciudad acorde al tiempo que estamos viviendo. Con industria, con buenas conexiones, recuperando las frecuencias ferroviarias, desarrollando el proyecto de Salamanca capital del español, con seguir con la punta tecnológica, que tienen muchas pequeñas empresas, Salamanca puede ser una ciudad que sobreviva a la despoblación generalizada y con ella su provincia.
-Pero, sí que es verdad que la percepción de los salmantinos es que como el PP aquí ya tiene asegurado el voto y parece que el PSOE lo da por perdido, al final, en los últimos años, cuando gobiernan unos u otros se siguen sin ejecutar proyectos y demandas de hace mucho tiempo
Hombre, Salamanca tiene hoy al presidente de la Junta de Castilla y León, que eso tiene que notarse y se nota. Con la llegada de Alberto Núñez Feijóo va a dar una vuelta de la capital hacia la periferia y cuando digo de la capital, hablo de Madrid. Una de las cosas del equipo de Feijóo es que no somos madrileños, todos somos periféricos y eso se nota el estilo que hacemos de política.
Por primera vez en mucho tiempo la dirección del Partido Popular no es estrictamente madrileña y eso en provincias como Salamanca, si Alberto es presidente del Gobierno, se notará.
Sobre la crisis interna del PP de Salamanca: "Ha sido un proceso delicado. La dirección nacional ha jugado a resolver conflictos antes que a provocarlos"
-Esa dirección el partido ha tenido que lidiar hace poco con los conflictos internos del Partido Popular de Salamanca, la no celebración del congreso provincial y la dimisión del presidente ¿cómo se ha vivido desde Génova?
Ha sido un proceso delicado, concienzudo y en el que hemos procurado no equivocarnos y, por lo tanto, no hemos corrido. La dirección nacional ha jugado a resolver conflictos antes que a provocarlos y yo creo que el resultado es bueno. Creo que ahora mismo tenemos un Partido Popular en la provincia de Salamanca unido y preparado para servir y en condiciones de ganar las elecciones, pero para eso ha hecho falta una dosis importante de generosidad y paciencia por parte de todos en este partido.
-¿Esa generosidad de la que habla tiene que ver con la decisión de Javier Iglesias de echarse a un lado? Porque lo que pareció en Salamanca es que desde la dirección nacional se le había instado a ello con vistas más adelante a otro puesto
No soy un experto en cuestiones ‘charros salmantinos’ y no lo sé exactamente. Sí sé que Javier es un buen amigo y que él tiene mucha responsabilidad y mucho futuro dentro del Partido Popular, pero no hay que olvidar que el partido en Salamanca es de mi amigo Alfonso Fernández Mañueco y, por tanto, Génova no hace nada en Salamanca si no va de la mano de lo que Mañueco quiere para su provincia. Es el salmantino que influye en Génova y nadie más.
-Para finalizar ¿por qué Carlos García Carbayo debe salir reelegido alcalde de Salamanca?
Porque Carlos forma parte de la ciudad. Carlos está en la ciudad como los medallones de la Plaza Mayor. De todos los candidatos que he conocido, pocos son tan a su ciudad como lo es como lo es Carlos a Salamanca. Tiene la postura de quien forma parte del paisaje y yo creo que es el alcalde natural de esta ciudad. Ha pasado por una legislatura muy difícil y la ha superado con nota. Si yo fuera de Salamanca, votaría a Carlos.